¿Quién tiene tu deseo?

Bereshit 3:1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que HaShem Elokim había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Elokim les ha dicho: No coman de todo árbol del huerto?

La mayoría de nosotros conocemos el desenlace de este episodio, y si continuamos leyendo, podemos darnos cuenta de una manera clara, cómo es que lo relatado en la Torah, muestra perfectamente la condición humana.
Bereshit [Gn] 3:12-13 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera, me dio del árbol, y yo comí.
Entonces HaShem Elokim dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

En los versículos anteriores encontramos algo que suele suceder muy a menudo en nuestras personas cuando sabemos que se nos está; llamando la atención, y esto es la justificación.

Podemos leer cómo es que Elokim cuestiona a Adam harishon [el primero] sobre lo que había hecho y éste le responde: «La mujer que me diste…», y a su vez cuando se dirige a la mujer, ella responde: «La serpiente…».
De una manera muy sencilla podemos decir que ninguno de los 2 asumió la responsabilidad de sus actos, pero si volvemos a leer, encontraremos algo interesante, pues si sabemos que El Ribonó shel olam [Creador del universo] Es Omnisciente, ¿Por qué al primero que cuestiona es a Adam harishon? ¿No debió de dirigirse primeramente hacia Javah, o incluso a la serpiente, puesto que ellas habían sido las primeras involucradas en el asunto de árbol?

Leímos en esta Perashah que Elokim se dirige primeramente al hombre, de esto aprendemos, que quien tiene la responsabilidad en una familia, es él, y obviamente el no saber asumirla, tiene sus consecuencias.
Y hacemos la aclaración, el hecho de que HaShem le haya otorgado la autoridad al hombre, no significa que éste tiene más valía delante de ÉL.

Ver video: ‘El hombre al ser cabeza es el responsable’.

También es de considerar que la mujer no fue eximida de una reprensión, y es en el siguiente pasuk donde está el tema del que quiero hablarles, refiriéndome al deseo. Ya que está escrito:
Bereshit [Gn] 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.

Una de las definiciones, segú;n la RAE, que podemos encontrar referentes al deseo, es la siguiente:
Deseo: Fuerte inclinación de la voluntad hacia el conocimiento, consecución y disfrute de algo.

La palabra hebrea que se utiliza en estos dos pasukim para deseo es «Teshukah», que viene de la raíz «Shuk», la cual puede interpretarse como «correr detrás de» o «hacia» , entendiendo que este tipo de deseo se refiere a lo que nosotros buscamos o anhelamos en nuestra vida. Y en el Tanak encontramos esta palabra en tres ocasiones.

Para continuar, retomaremos la escritura que nos habla de Javah:
Bereshit [Gn] 3:16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.

Ahora nos haremos la siguiente pregunta ¿Qué significa «a él será tu deseo»?

Antes que nada, es necesario aclarar que éste (el deseo), no será tomado por parte del hombre o en este caso del marido; sino que es la mujer quien tiene ese poder de decisión para entregarlo.
Ella sabrá si el hombre con el que está, podrá cumplir su teshukah, es decir, lo que ella busca, persigue y anhela para tener en su vida. Y como ejemplo tenemos a nuestra matriarca Ribkah:
Bereshit [Gn] 24:57-58 Ellos le respondieron: —Llamemos a la joven y preguntémosle lo que piensa.
Llamaron a Ribcah y le preguntaron: — ¿Irás tú con este hombre? Ella les respondió: —Sí, iré.

Con esto podemos apreciar que la mujer es quien tiene, por decirlo de alguna manera, la última palabra, puesto que ni se lo prohibieron, ni la obligaron; lo dejaron a su consideración.

El hecho de que la Torah también mencione la frase «y él se enseñoreará de ti», no se refiere a ningún concepto machista, ni mucho menos; como llegan a interpretar algunas corrientes religiosas. Esto está aludiendo a la obligación que tiene todo hombre, una vez ya estando unido en matrimonio, pues es la mujer quien lo está haciendo responsable de su teshukah, una vez tomada la decisión de casarse con él. Es así como el hombre debe de enseñorearse de este y poner todo de su parte para cumplir con su esposa, con base a la Torah.

Shemot [Ex] 21:10 Si le tomare otra, no disminuirá; su alimento, ni su vestido, ni el débito conyugal.

En esta parte vemos tres de las obligaciones que tiene todo varó;n casado para con su esposa.

En nuestros tiempos, así como años atrás, se han visto casos de mujeres que aun cuando no reciben ni siquiera alguna de estas tres cosas, son maltratadas tanto física como emocionalmente, y a pesar de ello no logran separarse de la persona con la que están.
En una ocasión, Roeh Yoel, nos enseñaba que ello era debido a que la mujer, consciente o inconscientemente, decide entregar su deseo a este hombre y mantiene la esperanza de que algún día todo cambie y pueda recibir de parte de él, la vida que tanto espera.

Teniendo este contexto, veamos ese paralelismo en nosotros, ya que a los ojos de Elokim somos como una mujer.
Ieshaiah [Is] 62:5 Pues como el mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Elokim tuyo.

Teniendo en cuanta lo anterior diríamos que nosotros, al igual que la mujer, tenemos la capacidad de elegir a quien entregarle nuestro deseo, eh ahí, nuestro libre albedrío.
Bereshit [Gn] 1:27 Y creó Elokim al hombre a su imagen, a imagen de Elokim lo creó; varón y hembra los creó.

Nuestros Jajamim comentan al respecto de este verso:
«La persona tiene el libre albedrío para tomar decisiones propias, a diferencia de un malaj [ángel], que solo cumple las ordenes de HaShem; o del animal que hace irremediablemente lo que su instinto animal le impulsa» [El Tanak comentado, pág. 5].

El raciocinio con que fuimos creados, nos da la facultad de elegir entre entregarle o no nuestra «teshuvah» al Eterno; sabiendo de antemano que HaShem, cumplirá el anhelo de nuestro corazón, siempre y cuando nosotros le sirvamos y estemos con Él en verdad.
Debarim [Dt] 7:9 Conoce, pues, que HaShem tu Elokim es Elokim, Elokim fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta las mil generaciones

Por otro lado, hay un segundo verso que encontramos en esta misma porción semanal, muy similar al primero, y lo tenemos en el capítulo 4, donde Elokim le da una recomendación a Kain después de que él, junto con su hermano Hebel, llevan una ofrenda ante HaShem, y Él ve con más agrado a Hebel y su presente, por lo que el semblante de su hermano decae, Entonces HaShem le dice:
Bereshit [Gn] 4:7 Si bien hicieres, ¿no será;s ensalzado? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta: con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

La similitud que existe entre estos dos versos de la Escritura es evidente, pues ambas tocan el punto del «deseo» y el «enseñoramiento».
En esta parte lo que podemos apreciar es que, ahora es el «pecado» o la transgresión, quien querrá poner su deseo sobre nosotros.
El instinto malo forma parte de nuestro ser y puede llegar a seducirnos en cualquier momento tomando la forma que sea.
En el caso de Kain, podríamos decir que fue dolor, o tal vez tristeza, lo que en un principio sintió, al no haber sido aceptado con su ofrenda de la misma manera que su hermano. Esto pudo haberlo llevado hasta la envidia y terminó por arrástralo hasta el asesinato.

HaShem le habla antes de que esto suceda, previniéndolo, ya que como sabemos, Elokim conoce las intenciones de los seres humanos desde su inicio, tal como lo decimos cada día en nuestro rezo durante los «Trece principios de fe»: N° 10 El Creador, Bendito es Su Nombre, conoce los pensamientos de los seres humanos.

Nuevamente volvemos a encontrar la palabra «enseñorear», de lo que podemos entender que así como tenemos la capacidad de elegir a quien entregarle nuestro deseo, tambié;n de la misma manera podemos elegir entre hacer el bien o hacer el mal.
Shir hashirim [Cnt] 7:10 Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento.

En esta porción de Cantares, encontramos la 3ª ocasión en que la palabra Teshukah aparece. Recordemos que este libro puede verse como una relación íntima entre Elokim y el pueblo de Israel. Y si decimos que somos de HaShem y Su deseo está con nosotros, es porque E-L ha tenido a bien el entregarnos su Torah, donde podemos encontrar su voluntad.

Conclusión

Hemos podido ver que la perfección con que Elokim actuó en Su creación es notable y que sin duda alguna el hombre fue creado a su imagen y su semejanza, es decir sabiendo lo bueno y lo malo, teniendo la capacidad de elegir lo que desea y quiere hacer.

Muchas veces y durante mucho tiempo creímos o llegamos a pensar, que lo que nos llegaba a pasar venía siempre de parte HaShem, llegando al punto de molestarnos o resignarnos ante ello, y nos olvidábamos por completo de nuestras acciones, las cuales eran las verdaderas responsables de nuestra condición actual.
Teniendo esto en mente, recuerdo lo que Rab & Aacute;vila, enseáa al respecto de la supuesta dependencia que tenemos hacia El Eterno. Llevándonos a la conclusión de que en un principio, todos aquellos que se acercan al camino de HaShem se asemejan al pueblo de Israel durante el desierto, ya que en ese lapso no se preocuparon por nada en lo referente al sustento, vestido, calzado, etc.; pues É-L les cumplía su «Teshukah».
Pero una vez ya siendo ingresados a la tierra prometida, ellos eran los que tenían que ver por su bienestar, y sus acciones determinarían su porvenir.

Ahora, en nosotros está la decisión de entregarle al Eterno nuestro deseo y que se vea cumplido [siempre y cuando nosotros estemos en Él con verdad], o dejar que el «pecado» ponga el suyo sobre nosotros llevándonos por un camino de equivocación.

Jazak ubaruj!.

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