Cada Judío con su Reloj

Por Tom Friedman (del New York Times)

En los años treinta, en la plaza Mughrabi de Tel Aviv, había un gran reloj sin su cubierta de vidrio. La leyenda dice que un día, el alcalde Meir Dizengoff ordenó que se quitara el reloj. Cuando los residentes le preguntaron por qué, el alcalde Dizengoff explicó que era porque cada judío que caminaba al lado del reloj, le cambiaba la hora según su propio reloj.

Oí esa historia poco tiempo después de haber llegado a Jerusalén, pero entendí cuán verdad era solo después de haber vivido en el país más tiempo. Los Israelíes, descubrí, no pueden decidir que significa su país, no sólo política sino espiritualmente.

Lo más increíble del estado Judío es que logró ser construido, mantenerse unido, a pesar de que hay profundos y fundamentales desacuerdos entre sus ciudadanos acerca de qué tipo de vida Judía debe representar un estado Judío. Conocí a muchos Judíos provenientes de los Estados Unidos y Europa Occidental que venían a ‘encontrarse’ a si mismos como Judíos.

Yo siempre les respondía que Israel era probablemente el país más apropiado para confundirse acerca de eso. Es el lugar para perderse como Judío, porque si no sabes quién eres antes de llegar, puedes perderte totalmente en la cantidad de opciones que se presentan al momento de llegar.

Como la mayoría de los Judíos Estadounidenses, crecí con un Judaísmo sin tierra – el mismo Judaísmo que los Judíos han practicado desde su expulsión de Palestina por los Romanos hace dos mil años. Este es un Judaísmo que gira alrededor de la sinagoga, alrededor de las fiestas y las juntas comunales.
Hablando espiritualmente, los Judíos de la diáspora se distinguen el uno del otro solo según su manera de observar los rituales, o sea, si practican el Judaísmo en la manera Ortodoxa, Conservadora o Reformista.

No es así en Israel. Los Judíos de Israel no se distinguen según las sinagogas que atienden sino por su relación con la tierra de Israel y el estado. La reconexión del pueblo Judío con su tierra y su construcción de un moderno estado ha abierto una serie de opciones para definirse como Judío – algunas completamente desconocidas en la diáspora.

Esas opciones pueden ser subdivididas en cuatro. La primera, y más numerosa, es la de Israelíes seculares, hombres como Shimon Peres e Itzjak Shamir – los que verdaderamente construyeron el estado de Israel. Los sionistas seculares llegaron a Israel en parte como rebeldía en contra de sus abuelos
y el ghetto que giraba alrededor de la sinagoga en Europa Oriental.

Para los sionistas seculares, regresar a la tierra de Israel, erigir una sociedad moderna y un ejército, y observar las fiestas Judías como fiestas nacionales se volvió un sustituto para la observancia religiosa y la fe. En Israel, decían, el cielo es Judío, el Basquetbol es Judío, el estado es Judío y el aeropuerto es Judío, así es que, ¿quién necesita ir a la sinagoga? Para ellos, venir a la tierra de Israel y volverse ‘normales’ significaba renunciar al ritual religioso como la faceta que definía su identidad Judía. Ciencia, tecnología y re-verdecer el desierto era su nueva
Torah.

Estos Israelíes seculares, que son aproximadamente 50 por ciento de la población Judía en Israel y que mandan a sus hijos a escuelas seculares estatales, estaban convencidos que eran la ola del futuro y que los Judíos
atados por la tradición eran un episodio terminado en la historia Judía.
Estaban listos a darle a cualquier Judío en el mundo que quisiera vivir en su nuevo estado el derecho de ciudadanía, porque estaban seguros que una generación después de ser ‘reconectados’ a la tierra, los Judíos ultra-Ortodoxos que vivían en ghettos auto-impuestos o en Europa o en Jerusalen tirarían sus capotes negros al basurero y se unirían a la revolución sionista.

Después de todo, ¿por qué querrían los Judíos recrear un ghetto Polaco medieval en medio de un moderno estado Judío? se preguntaban los sionistas seculares. Más de un Israelí secular me conto que cuando era joven su papá lo llevo a Mea Shearim, el barrio ultra-Ortodoxo de Jerusalén, y le dijo algo así: «Mira a esta gente mientras puedas. Son reliquias del pasado, dinosaurios en el ático de la historia. Míralos ahora, porque en una generación ya no existirán.»

La segunda escuela de pensamiento consiste en los sionistas religiosos. Estos son Judíos ortodoxos, tradicionales o modernos, que apoyan completamente al estado sionista pero insisten que no es un sustituto para la sinagoga. Ven la coexistencia de estado y sinagoga compatible con la vida, segun los preceptos de la Torah. Ven la creación de Israel como un evento religioso y que el Judaísmo, cuando se reinterpreta en el siglo XX, puede florecer en un estado Judío moderno. Los sionistas religiosos, que son aproximadamente el 30 por ciento de la población Judía de Israel, van al ejército, celebran la independencia de Israel como una fiesta religiosa y mandan a sus hijos a escuelas religiosas estatales.

El tercer grupo se compone tambien de sionistas religiosos, pero de un tipo más mesiánico. Estos sionistas mesíanicos, que forman cinco por ciento de la
población Judía, son el respaldo del movimiento colonizador Judío Gush Emunim en la Cisjordania. Para ellos, el renacimiento del estado Judío no es sólo un evento religioso; es el primer paso en el proceso que culminará en la llegada del Mesías. El estado, desde su punto de vista, es un instrumento necesario para traer al Mesías, y la política, defensa y relaciones exteriores de Israel deben ser dedicadas a esa meta. Eso quiere decir, en particular, el colonizar cada centímetro de la tierra de Israel.

Finalmente, estan los ultra-ortodoxos, Judíos no-sionistas, conocidos en Hebreo como los jaredim, «los que temen a Dios.» Constituyen un 15 por ciento de la población Judía. Los jaredim, aunque son muy observantes, no ven el renacimiento de Israel con significancia religiosa. Creen que el estado Judío merecera celebración religiosa solo cuando llegue el Mesías y el dominio de la ley Judía sea total. Mientras tanto, estan contentos de vivir en la tierra de Israel, no importa quien este a cargo – los sionistas seculares o los Ingleses – porque se sienten más cerca de Dios allí, porque pueden cumplir más de los mandamientos Judíos alli, y para estar a mano cuando llegue el Mesías.

Los jaredim creen que desde el comienzo de la diáspora hace dos mil años, la cumbre de la vida Judía fue alcanzada con las grandes yeshivot de los siglos XVIII, XIX y XX, con las dinastías rabínicas en los pueblos Judíos y los ghettos de Europa Oriental que en general estaban aislados de los pueblos no-Judíos.

Han intentado re-crear esta vida en Israel. Por eso sus hombres se visten con los abrigos negros y sombreros de piel que usaban los hombres Europeos del siglo XVIII. Y sus yeshivas tienen los nombres de los pueblos de Europa Oriental de donde provienen. Tambien prefieren hablar en Yidish, no Hebreo, y ni mandan a sus hijos al ejército ni celebran el día de Independencia Israelí. La unica razón por la cual forman parte del parlamento Israelí es para avanzar sus intereses, que son hacer Israel más religioso y obtener más dinero para apoyar sus cadena privada de yeshivas.

Hace cuarenta años, cuando los padres sionistas seculares llevaban a sus hijos a Mea Shearim para enseñarles las reliquias antes que desaparecieran, lo que no sabían era que los padres religiosos de Jerusalen llevaban a sus hijos a las partes seculares de la ciudad y les decían a sus hijos: «¡Mira a estos Judíos seculares! En una generación se daran cuenta que el retorno de
los Judíos a su tierra no es un acto politico sino espiritual – y uno que exige una respuesta espiritual. En cuarenta años, ellos serán como nosotros.»

De hecho, cada una de las cuatro escuelas en el debate Israelí de la identidad estaba tan convencido que los otros desaparecerían como grupo que nunca pudieron – o quisieron – sentarse a encontrar un consenso acerca del significado del estado de Israel para el pueblo Israelí. Como resultado, las diferentes visiones crecieron una al lado de otra. Israel se volvió más secular y más ortodoxa, más mundana y más mesiánica, todo al mismo tiempo.

En vez de construir «una nueva identidad Judía,» Israel parece haber traído de todos los sótanos de la historia Judía cada opción espiritual de los pasados tres mil años; el país se ha vuelto un museo viviente de historia
Judía. Por eso Israel tiene más Yeshivas jaredí de Lituania que Judíos que hubo en Lituania, y al mismo tiempo tiene un bar Judío homosexual y la unica tienda Judía de surf.

Nada dramatiza más radicalmente las tendencias Judías que han crecido en Israel en los últimos 40 años como las elecciones en Noviembre 1988, que involucraron 27 diferentes partidos que competían por 120 asientos en la Knesset. Durante el proceso, el Rabino de Lubavitch, Menajem Mendel Schneerson, que vive en Brooklyn, apoyo al partido ultra- ortodoxo Agudat Israel. El rebbe indico su apoyo en una serie de anuncios de páginas enteras en periodicos Israelíes, invitando a los votantes a llenar un cupón prometiendo que habían votado por Agudat Israel y mandárselo.

Como intercambio, el rebbe prometía hacer una bendición a nombre del votante – una bendición para que el votante tuviera «salud, una larga vida yéxito en todos sus esfuerzos.» Mientras tanto, uno de los rivales del rebbe, el antiguo jefe del Rabinato Israelí Ovadia Yosef, rabino Sefaradí, se anunció por televisión prometiendo bendiciones y «muchos hijos» para cualquiera que votara por su partido Shas.

Parte del anuncio del Rabino Yosef fue censurado por el consejo electoral – la parte en la que advertía: «quien que no vote Shas – será castigado por el Santo, Bendicho sea su Nombre.» Para no quedarse atrás, Agudat publicó tarjetas con la foto de un santo Marroqui Judío, el Baba Sali, un equivalente al Padre Divino, adorado por sus poderes de curamiento y profecía. En la parte posterior de la tarjeta, el partido Agudat había escrito: «No hay duda que desde los cielos el Baba Sali esté bendiciendo todos los que votan y apoyan a Agudat Israel.»

Las otras sectas ultra-ortodoxas prometieron no comer fruta hasta después de las elecciones para traer mala suerte al partido rival, Degel Hatorah, cuyo símbolo era un arbol de frutas. Del otro lado del espectro político, el
partido secular, liberal Shinui (cambio) publicó un anuncio de pagina entera enseñando la cabeza de un jaredí no demásiado atractivo, e inscrito debajo de el: ESTÁ LIBRE DEL SERVICIO DEL ejército Y AL MISMO TIEMPO TE ACOSA A TI.

Al ver estas campanas políticas, empecé a entender lo que un amigo Israelí quería decir cuando me decía, «es mucho más facil rezar para la reunión de los exiliados que vivir con ellos.»

Tambien comencé a entender por qué es literalmente exhaustivo ser un Judío Israelí. Una tarde en Junio de 1988, sentado en la casa del historiador Ya’acov Shavit, tratando de figurarnos que hora era en Israel. Ya’acov discutió las dificultades de vivir en un país donde todos los relojes están sin cubierta.

«Te tengo que decir,» me confesó, «que acabo de regresar de dos años en Alemania. Era el paraíso. Era Alemania pero era el paraíso. Nadie espera al Mesías alla. Era tan relajante. Acá vives en un estado dinámico. Siempre estás involucrado en todo, siempre escuchando las noticias. No puedes escapar las aspiraciones utópicas de la izquierda ni las expectativas
mesiánicas de la derecha. Nunca puedes relajar. La gente siempre está discutiendo acerca de tu identidad. Siempre te estan pidiendo que decidas.
¿Eres un Judío? Y ¿qué tipo de Judío? ¿Eres sionista? Y ¿qué tipo de sionista? Prendes la televisión y la gente está discutiendo acerca de fronteras, acerca de los bordes entre la religión y el estado – nada se arregla aquí. Simplemente no puedes relajar.»

Su hija, que estaba en la cocina escuchando la conversación, saco la cabeza y dijo, «Papá, eso es lo divertido del lugar.»

«Si, divertido,» dijo Ya’acov volteando sus ojos hacia arriba como un hombre que podria aguantar un poco menos de diversión .

«De cualquier manera,» anadio su hija, «no sabes que se suicidan más en Suiza que en ninguna parte del mundo?»

En Israel no se necesita preocupar uno por el suicidio a causa del aburrimiento.

Si Teodoro Herzl y Janis Joplin hubieran tenido un hijo juntos, hubiera sido Ze’ev Chafets; hasta se parece un poco a la mezcla de los dos. Un nativo de Detroit, Chafets tiene el sentido de un filosofo amateur que entiende que es lo que hace reaccionar a un hombre, y el oido de una estrella de rock frustrada que le permite saber que hace bailar a un hombre. Conoci a Ze’ev en 1980, cuando era el jefe de la Oficina de Prensa Gubernamental para el Primer Ministro Menajem Begin; Hoy escribe libros. Chafets hablo del Israel para los Judíos que solo se quieren divertir.

«Llegue en 1967,» dijo Chafets, «Estaba en la Universidad de Michigan. Por una parte queria ser estudiante, y para aprender Hebreo. Estaba pensando ser rabino, ya sabes todas esas cosas. Por otra parte, eran los años sesenta y todo el mundo estaba yendo a algun lado. Algunos de mis amigo se salieron de la Universidad, otros se fueron a Canada, algunos al las Fuerzas de Paz (Peace Corps), y algunos se fueron al desierto y fumaron mariguana el resto de sus vidas. Yo viaje como todos, y resulto que llegue aquí.»

Eso explica lo que trajo a Chafets a Israel, pero no lo que lo mantuvo, que era menos tangible, dice, más tribal. Es el mismo sentimiento que impulsa a los Judíos Americanos a aplaudir cuando su avion El Al arriba sano y salvo a Tel Aviv. Aplauden por la loca noción de que un avion Judío llego a un aeropuerto Judío en un país Judío. ¿Quien hubiera creido eso antes de 1948? Esa es la goma que pega a muchos Judíos a la tiera – no la Biblia, no la religion, sino la poesia del aeropuerto Judío.

«Lo que mantiene este lugar en una pieza,» explica Chafets, «no es la democracia. No es el sionismo. No es ninguna ideologia ni ningun sistema. Es ese sentido tribal de solidaridad Judía. Por dos mil años toda esta gente ha llorado y rogado y pedido a Dios que les de un país. Yo queria verlo, pero cuando llegué aquí encontre que Israel resonaba en mi. Me di cuenta que me sentía en mi hogar aquí, aunque esta gente no eran como las que yo creci. Cuando los Marroquies al principio llegaron a Israel, hubo una epoca en la cual ellos solo caminaban el la mitad de la calle. ¿Por qué? ¿Es que no
había calles en Marruecos? No. La razon era porque este era su país, y no había ningun terrateniente alrededor. Ahora pueden caminar en la mitad de la calle si quieren.

Yo tenía ese tipo de sentimiento tambien. Israel es como los Judíos se portan cuando estan fuera de las tierras ajenas – cuando no hay gentiles viéndolos. Todas las cosas que molestaban a los Americanos me gustaban a mi.

Me gustaban las descortesias, la franqueza, lo emocionante, la adrenalina. Me sentía cómodo con esta gente. Nunca lo articule, pero de alguna manera, cuando me baje del avion, pense: «Este es mi lugar. Pertenezco aquí.»

Y ¿que haces para divertirte?

«Me divierto mucho; por ejemplo, me junto con los mejores musicos de Israel y tocamos Rock and Roll, a veces para fiestas grandes. Porque? Porque es algo que en America nunca hubiera podido hacer. Me gusta levantarme los Sabados en la manana y pasearme por la playa con unos amigos en la choza de una mujer Tunisina. Se siente la parte mediterranea del país. El ritmo lento, la sensualidad de las mujeres, el calor, los colores. Israel es el unico país donde las muchachas Puertorriquenas son todas Judías.

Fue divertido ver a la selección de basquetbol de Israel ganarle al equipo Ruso en 1977. No solo porque estuvo increible, sino porque eran ellos contra nosotros. De un lado estaba Tal Brody (la estrella del equipo Israeli) y todos estos jugadores ganandole al equipo Ruso, que son, no te olvides, de un país muy grande, pero del otro lado era mi abuelo ganandoles. Era nuestra victoria retroactiva sobre los Cosacos. Y todos lo entendimos de esa manera. Nadie lo tuvo que decir, porque hubiera sonado gastado decirlo, pero lo entendimos.»

Una de las cosas que siempre me gustaron de Chafets es que es tipico de ciertos Israelies, es que siempre tiene un sentido del humor acerca de Israel. Siempre aprecia que la mayoría de los Israelies no son heroes, y no son santos, ni lo quieren ser, pero son gente peleando para llegar al fin de mes, conseguir un poco de felicidad, hacer el amor – no siempre con sus esposos – y visitar America por lo menos una vez cada tres años . Su ideologia es simplemente que estan haciendo esto en un Estado Judío, sirviendo en el ejército y saludando la bandera Judía.

«Podrias decir, Bueno, si quieres divertirte tanto, porque no te vas a California?» continua Chafets, «Porque vivir en Israel? Yo queria divertirme y tambien vivir en un estado Judío – participar en eso. Es justo decir que mi meta como sionista era vivir en un estado Judío y no vivir en un cierto tipo de estado Judío. Es suficiente para mi estar en un país cuyo dueno y operador es mi familia».

«Y si mi familia decide que quiere estar en el negocio de pieles en vez del negocio de drogas, eso esta bien tambien. Por eso nunca me hizo gran diferencia quien estaba gobernando aquí. Frecuentemente oyes a la gente decir, ‘Si Sharon es Primer Ministro, me voy del país.’ Mi sentimiento es que bajo ninguna circunstancia me voy del país, no más de lo que se iria otra persona del país que pertenece.

Habiendo crecido en los Estados Unidos, estaba muy consciente de la diferencia – en lo que yo pienso que es un buen país – entre le retorica y la realización , entre la ideologia y la realidad. Asi es que no pense que este país tenía que ser perfecto para poder ser disfrutado. Es como el hombre que dice, «no puedo vivir con una mujer a menos que sea perfecta,» y otro que dice, «sabes, tal vez sea un poco gorda, y tal vez un poco estupida pero que carajo, asi la quiero.»

Eso es como me siento acerca de Israel. Hace veinte años , cuando recien había llegado, la gente aquí tenía una imagen grandiosa del país, pero eso era demásiado austera, demásiado exigente para que pudiera durar. Lo que ves ahora son los lazos de la ideologia y disciplina aflojandose, como la mujer sacandose la faja cuando se termina la fiesta. La gente se sacrifico por mucho tiempo. Una de las grandes lecciones que aprendi en Israel es que los Judíos son gente real. No somos estereotipos, ni creaciones de Bernard Malamud.

«Eso es lo que somos,» dice Chafets. «Cuantas veces has visto un bar con solo Judíos adentro?»

«Pero como puedes vivir en un estado Judío que significa tanto para ti, y al mismo tiempo no observas nada de las tradiciones como Judío?» yo pregunto,»Pareces estar de acuerdo con los que dicen que porque el cielo en Israel es Judío, ya que estas alli no tienes que observar nada.»

«Hay algo verdadero en eso. Una de las grandes cosas en Israel para mi es que me permite no ser Judío, no ser observante,» responde Chafets. «Es la diferencia entre alguien que renta y alguien que compra su casa. Esto es mio ahora, tengo que ser religiosamente Judío para distinguirme de los gentiles. Cuando estoy aquí, no tengo que pensar, ‘Es Judía esta mujer que acabo de conocer?’ Porque si vive aquí, y habla hebreo y vive en esta sociedad, es suficientemente Judía para mi».

«No tengo que preocuparme en comer comida Judía para demostrar solidaridad culinaria. No necesito una delicatessen para probar que soy Judío. Y por la misma razon, no necesito una sinagoga. Para mi, el país entero es una sinagoga. Es más, la parte que más me gustaba de la sinagoga era la parte social, la cocina, no el santuario. Y estar aquí es un descanso. Puedo ser yo mismo y Judío sin tener que pensar acerca de eso todo el tiempo.

«Si quieres ser Judío en los Estado Unidos, tienes que jugar con las reglas de la comunidad Judía Americana – que quiere decir que tienes que ser un chico bueno. Israel es el unico país donde puedes ser Judío y no tienes que estar domesticado. Si no quieres ser un oftalmologo, y no quieres ser un abogado, y sigues querer siendo Judío – este es el lugar para hacerlo.»

Shimon Tsimhe tenía la más exitosa tienda de periodicos en Bnei Brak – antes del bombazo. Ahora apenas cubre sus gastos preparando sandwiches de falafel.

Bnei Brak es un vecindario ultra- ortodoxo de Tel Aviv, poblado puramente por jaredim. Queda a 20 minutos del bar favorito de Chafets – 20 minutos y 200 años , ya que la vida Judía en Bnei Brak tiene mucho más en comun con la vida Judía de Lituania del Siglo 18 que con cualquier cosa que este pasando en Tel Aviv.

Mi primera visita a Bnei Brak comenzó cuando lei un pequeno articulo en el Jerusalem Post acerca de Tsimhe. Un pequeno grupo de jaredim decidio purificar el vecindario de todas las tiendas de periodicos que vendieran periodicos Israelies no- religiosos, pro- sionistas. La comunidad ultra- ortodoxa tiene sus propios periodicos, que no solo concentran sus noticias
en cosas importantes a ellos – como que rabino toma cargo de que yeshiva, o anuncios de casanderos – pero solo publican los anuncios más puritanicos y casi ignoran los asuntos del estado secular.

Tsimhe aprendio de la manera más dura. «Vendia muchisimos periodicos – muchisimos,» me dijo una tarde mientras preparaba el falafel, y asegurandose que los hombres en capote no estaban escuchando nuestra conversación , «Era el más grande del area, no solo en Bnei Brak. Cada Viernes vendia 500 copias de Yediot Ajronot y Ma’ariv, y ganaba 15 porciento de cada una.»

«Pero entonces comenzaron las amenazas,» dice Tsimhe, un hombre flaco con una yarmulke negra en su cabeza. Luego llego la bomba – una pequenita. Alguien la puso junto al kiosko. No destruyo la tienda pero fue suficiente para mandar metralla por toda la calle, rompiendo la ventana del costurero de enfrente. Tsimhe estaba aterrorizado. En la parte de atrás, habían escrito: DEJA DE VENDER PERIODICOS.

¿No te quejaste con las autoridades? le pregunte incredulo. «Dijeron que seria mejor si dejara de vender periodicos,» dijo Tsimhe.»Dijeron que seria mejor vender falafel.» (El municipio esta a cargo de jaredim tambien).

Al caminar las calles principales de Bnei Brak, alejandome del kiosko de Tsimhe, trate de conducir un experiemnto en la acera. Pare a un hombre ortodoxo que se veia moderno (usaba una yarmulke tejida y cargaba un portafolio, que es un signo de Judíos religiosos que son tambien sionistas).

Le pregunte, «perdon, sabe usted donde puedo comprar una copia de Ma’ariv?» El hombre me miro con ojos de horror, como si hubiera preguntado donde podia encontrar una prostituta para la noche. Sigio caminando, pero me hizo senas para que siguiera con el y hablara en secreto.

«¿No sabes que esta pasando en Bnei Brak? Es terror, terror ultra- ortodoxo.»

Siguiendo su camino, me dirigio los ojos a un folder manila en su portafolio. Abriendo la parte de arriba, como ofreciendome cocaina, me mostro una copia de Yediot, el periodico de mayor venta en Israel, escondida en el folder. Sonrio astutamente y se marcho, desvaneciendose entre los capotes negros.

Todo este asunto me preocupo por lo que decia acerca del creciente poder de los elementos extremistas dentro del país. Ya’acov Asher Sinclair, un Ingles de 38 años que decidio decansar de su vida cosmopolitana en Londres para investigar la vida religiosa en Israel, me lo
explico directamente: «No creo que es tan romántico venir aca y ser heroe,» dice. «¿Cuales fueron las figuras el año pasado? 8 mil Judíos llegaron y 24 mil se fueron. ¿Quienes son los que se estan yendo? Son los que crecieron con el sionismo secular, que ha probado ser vacío, insuficiente, que no se puede mantener. había cierto romanticismo en su atracción a Israel, y ahora estan descubriendo que no es lo mismo. Ya no es suficientemente romantico para ellos. Era un enamoramiento. Lo que dura es la Torah.»

El Rabino Eliezer Waldman es uno de los fundadores del movimiento de colonos de la Cisjordania. Fue parte del grupo que rentó el Hotel Park (de dueños arabes) de Hebrón, para la semana de Pesaj 1968 y verdaderamente abrió los territorios para colonización y no por razones de seguridad, sino para realizar visiones bíblicas.

Nació en Israel pero creció en los Estados Unidos desde la edad de tres, Waldman ahora vive en Kiriat Arba, en Hebrón, donde se ocupa de una yeshiva y trabaja para el partido ultra- nacionalista Tejiya, que se dedica a
anexarse la Cisjordania. Ahora 51 años de edad, el Rabino Waldman tiene visiones mesianicas en su cabeza.

Lo primero que note de su departamento lleno de libros fue la necesidad que tenía de pintar las paredes, y cuan altos eran los arbustos de la entrada. Esos arboles y esas paredes desafian cualquier debate acerca si deberian de colonizar los territorios o no. Sus paredes dicen que ya lo ha hecho. Sus arbustos dicen que ya lo ha hecho. Su Biblia dice que estara aquí mucho más tiempo.

«Antes de 1967,» dice Waldman, «mis amigos y yo nos figurabamos que nos habíamos perdido nuestra contribución a la renovación de la vida Judía nacional. Durante la guerra de 1948 tenía 10 años . Pero cuando llego la guerra de los Seis Dias, teníamos un sentimiento: Ahora es la oportunidad. Dios nos había dado el privilegio de participar en este fenomeno. Porque vimos los resultados de esa guerra como algo mucho más celestial, y un paso más adelante, comunion.»

Use esta información para escribir un articulo acerca de la relación entre los Judíos seculares y ultra- ortodoxos en el periodico donde trabajo, el New York Times, y recibi cantidades de cartas de jaredim de Estados Unidos, que me acusaban de calumniar su comunidad. Solo unos cuantos, decian las cartas, eran del tipo que convirtio a Tsimhe de un vendedor de periodicos a un vendedor de falafel. Yo respondi preguntando porque, si la mayoría de los Judíos ultra- ortodoxos en Israel eran tan moderados, no habían – ninguno de ellos – defendido el derecho de Tsimhe de vender periodicos. No recibi respuesta alguna.

Uno de los que escribio no me dejaba en paz. Era cortes, pero determinado en educarme acerca de los meritos de la comunidad jaredi. El rabino Nota Schiller es el director de la Yeshiva Ohr Sameaj, una institución que se especializa en traer Judíos que se han alejado de la religion de regreso al rebano. Hay gente que lo acusa de lavar cerebros, cosa que Schiller niega rotundamente, pero admite, en chiste, que algunos Judíos les haria bien que se les lave el cerebro.

Acepte la oferta del rabino Schiller, de sentarme en sus sesiones de enseñanza de Torah. habían 20 jóvenes en la clase, todos entre la edad de 19 y 39. Todos parecían ser Europeos o Norteamericanos. Por lo menos la mitad de ellos se vestían con blusas Lacoste con sus cocodrilos, que me dejo preguntándome si no había entrado a una junta de fraternidad en la universidad. Su apariencia me recordó en todas las maneras de los muchachos que había yo conocido en el kibutz hace veinte años, cuando vine a Israel por primera vez, para ser pionero un verano. Pero esto no era un kibutz, y aquí nadie le interesaba recoger jitomates.

«¿Que hacen aquí,?» les pregunté directamente. «No deben de estar en una Yeshiva. Esa no es la razon por la cual los estadounidenses vienen a Israel. ¿A donde han estado? Se supone que tienen que estar en kibutzim, desecando pantanos, sonando ser como el piloto Israeli, yendo tras de chicas en la playa. ¿Que es esto?»

La respuesta vino de un joven: «Sr. Friedman, esa era su generación, no la nuestra.»

De repente, todas las estadisticas publicadas por el Ministerio de Absorción indicando que los migrantes seculares estaban despareciendo me miraron directamente. Tal vez ya no hay tantos Ze’ev Chafets afuera, con su sionismo de Rock and Roll. «Mientras la gente estaba ocupada construyendo el país,» dijo uno de los reclutas de Schiller, «había suficiente emoción para secar los pantanos y para que los ortodoxos hicieran lo que les interesaba a ellos – y suficientes inmigrantes Judíos para hacer ambas cosas.»

«Pero porque no nos intereso lo que vino después de la liberación del país? Porque venimos de una tradición en la que nuestros abuelos sonaban no de Tel Aviv, no de Haifa, no de la costa Mediterranea, sino de Judea, Samaria, Jerusalen, Hebrón, Schechem (Nablus), Yerijo, el Rio Jordan. El pueblo Judío crecio alli. Desde 1967, siento que he regresado a casa. Si hay algun sentido a regresar a casa en Israel, es regresar a Hebrón, no Tel Aviv. Hebrón es donde todo comenzó».

«Esa fue la primera capital de la Israel unida, y aquí los patriarcas Abraham, Isaac y Jacobo estan enterrados. No aceptamos el compromiso territorial en 1948 para aceptar la mitad de la tierra de Israel. No tuvimos alternativa. No teníamos nada. Nos ofrecieron parte y aunque fue doloroso para nosotros, aceptamos solo parte, para ver que pasaba después. Vimos la Guerra de los Seis Dias como Dios abriendo las puertas del corazón de Israel frente a nosotros, y por eso sentimos que nos estaba comunicando que era nuestra obligación regresar y construir. Darle la espalda a ello seria como darsela a todo el proceso de redención .»

¿Estas seguro que Dios no preferiria que regresaras un poco de la tierra a cambio de paz con los Palestinos?, pregunté. «¿Por qué tomó cuarenta años para que los Judíos llegaran a Israel de Egipto?» contesto el rabino Waldman, siempre listo a responder una pregunta con una pregunta. «Moises mandó a sus espias a ver cual era la mejor manera de entrar a Israel. La mayoría de ellos regresaron y dijeron, ‘Hay gigantes en la tierra y no podremos vencerlos en una guerra,’ y describieron la
tierra como una que ‘devora a los habitantes’- queriendo decir que era difícil sacar los frutos. Estos espias asustaron el resto del pueblo para que no continuaran en su viaje a Israel.

«Cuando esto pasó, encontramos en la Biblia una de las expresiones más extremas de reprimenda de Dios. Dice, «¿Cuanto tiempo me va a provocar mi pueblo con su falta de fe después de todo lo que hecho por ellos? Los saque de Egipto, recibieron la Torah, reciben pan del cielo, y aun no creen en mi.» Y Dios dijo, «Uds. no quieren Israel, y no lo tendrán. Sus cadáveres caerán en el desierto y alli permanecerán. Sólo la proxima generación , sus hijos, entenderán y creerán.» y por eso los Israelitas estuvieron en el desierto cuarenta años .

«Después de dos mil años de exilio, un Holocausto, una guerra en contra de 50 millones de arabes, yo creo que Dios ha hecho por nosotros por lo menos igual que lo que hizo por la generación que salio de Egipto. Si pudieramos oir las palabras de Dios, ¿no nos diria lo mismo hoy? Te imaginas contestarle, «Bien. Nos diste Israel. Muchas gracias, lo apreciamos mucho. Pero ahora puedes tenerlo de regreso, porque es muy difícil mantenerlo. No quiero problemás, quiero una vida simple.» ¿Que nos diria Dios? Dime, ¿que nos diria?» La siguiente parada en mi jornada de descubrimiento espiritual comenzó en el Bar Mitzva de mi primo Israeli Giora. La ceremonia fue celebrada en una pequeña sinagoga en Ashkelon. Al terminar el Bar-Mitzva, mis tios invitaron a la familia cercana a cenar a un restaurante conocido por su comida casera. Cuando llego la mesera a tomar nuestros pedidos, el chico bar mitzva me sorprendio pidiendo ‘carne blanca’, o sea el eufemismo hebreo para carne de cerdo. No pude evitar reirme. No llevabamos más de quince minutos fuera de
la sinagoga y el niño bar-mitzva ya estaba rompiendo una de las leyes de la comida kosher. No me ofendi, (yo tampoco mantengo las leyes de kosher) pero noté la ironía del momento. Y fui el único que la noto.

Consulté esa duda que tenía con mi rabino, David Hartman, fundador y director del Instituto Shalom Hartman para Estudios Judaicos Avanzados. Al contestar mi pregunta, planteó la visión que él, como sionista religioso, sentía que debía representar Israel.

Comencé la discusión observando que los Israelís constantemente me decian que en un par de generaciones, todos los Judíos Americanos se iban a asimilar y desaparecer, asi es que era mejor que nos vinieramos a vivir a Israel para salvarse como Judíos. Pero, me pregunte, si inmigrar a Israel quiere decir comer carne de puerco después del bar mitzvah, ¿cómo es que la inmigración va a evitar la asimilación? «Dejame responder tu pregunta con una pregunta: ¿Puedes asimilarte hablando hebreo? La respuesta es si.» Dijo Hartman, «En Norteamerica, la mayoría de los Judíos quieren ser Judíos tres dias al año – dos dias en Rosh Hashana, uno en Yom Kippur; Muchos Israelies ni siquiera quieren esto. Los sionistas seculares que fundaron este país estaba rebelandose en contra del universo del ghetto sus abuelos en Europa de Este».

«Querian creer que el construir la nación, y hablar hebreo, y tendir una bandera Israeli, y servir en el ejército pueden sustituir la identificación espiritual. Esto era su Judaísmo. Un Bar Mitzva para ellos no era un evento religioso sino una expresión de afiliación nacional pero es una expresión vacia de cualquier contenido o significancia Judía.

«Los sionistas laborales construyeron un país con un vacío Judáico en su corazón,» dice Hartman. «Ben Gurion penso que teniendo el Instituto Hartman de Ciencia podia sostener la emoción de la era de los pioneros. Tengo un enorme respeto por las realizaciones creativas de aquellos que crearon el estado. El kibutz es un experimento maravilloso en justicia social y vivienda comunal. El crecimiento de la literatura hebrea es una revolución profunda. La transformación del Judío de estudiante a soldado y agricultor no puede ser desvalorizada. Pero creo profundamente que el pueblo Judío no puede ser sostenido solo por medio de la ciencia y la literatura. No puedes construir un estado Judío en la base de orgullo solamente. El alma Judía requiere nutrición espiritual.

«El Israel de Ben Gurion querian construir una casa y dejar un cuartito libre para el abuelo (los jaredim y el establecimiento rabínico), donde pueda leer y sacar su perro a caminar. Pero al paso de cuarenta años, el abuelo sale de su cuarto, resucitado. No solo ha estado sacando al perro a caminar, sino que te dice que quiere dominar la casa entera, la cocina, los cuartos, y además de todo quiere decidir como vas a pasar tu tiempo libre. Los sionistas laboristas no pudieron construir una imagen del Judaísmo que coincidiera con el mundo moderno, y no pudieron ofrecer una visión espiritual alternativa para ofrecer a los Israelies.»

Asi es que tienen razon los rabinos Waldman y Schiller cuando dicen que no es suficiente tener un pasaporte Israeli. Muchos Israelies buscan contenido espiritual. ¿No es lo que estaban dando ellos?, pregunté. «Puedo estar de acuerdo con algunas de sus diagnosis acerca del vacío espiritual, pero no con sus prescripciones acerca de cual es la solución,» dijo Hartman. «Waldman y su grupo Gush Emunim dicen que hay un vacío, asi es
que hay que tomar un viaje mesiánico hacia el futuro. Schiller y los jaredim dicen que hay un vacío aquí asi es que no hay que preocuparse acerca del estado y el marco nacional que debe de tener, regresemos a la pasión que existía cuando todos eramos como violinistas en el tejado en los ghettos de la Europa Oriental – aislados de los goyim. Uno ofrece una política de fantasia y el otro ofrece una política de regresión .

«Lo que digo es que yo no vivo en el futuro, y no quiero vivir en el pasado. Yo quiero ofrecer a los Israelies un presente – un ahora – que le da relevancia a la vida.»

«El destino conjunto y el sufrimiento conjunto y la opresión conjunta sin contenido no es suficiente para mantener una comunidad. Eso es lo que no entendió el sionista secular. Que a los Judíos seculares que fundaron el estado sólo les importaba la experiencia en Egipto que nos hizo nación, e ignoraron el contenido que nos ofrecieron en Sinai. Para mi, el Judaísmo deberia de ser una manera de vida no solo para el individuo sino debería ofrecer un valor más profundo, una guía en la política, economía y vida social, y en todos los asuntos que tienen que ver con la colectividad de la nación.

«¿Que quiere decir esto? Quiere decir que tenía que interpretar la tradición en una manera que permita florecer el estado Judío soberano. ¿Que tipo de estado quiero? ¿Quiero un estado politico soberano que respeta la libertad de consciencia. ¿Como lo sé? ¿Dice algo el Judaísmo acerca de eso? Algunos rabinos ortodoxos dicen que la democracia no es un valor Judío. Y yo digo
que no me importa si en el Judaísmo la democracia no es un valor.

Es un nuevo valor politico que adquirí. La libertad es un valor político importante. Tambien la autonomia y consciencia personal, que son valores importantes que me han enseñado en los Estados Unidos. Veo en nuestro instituto un intento de asimilar estos nuevos, importantes valores dentro del Judaísmo ortodoxo sin destruirlo. «Mi Sinai no es un libro cerrado. Mi Torah vive en diálogo con el mundo. Yo digo que toda la sabiduría del mundo no se encuentra solo en Sinai. Sinai es mi punto de partida. Y esa es la diferencia entre los sionistas modernos religiosos y los jaredim.

Ellos dicen, «Todo esta en la Torah. No tengo nada que aprender del mundo, no tiene nada que enseñarme. No tengo que volver a pensar mi posición de la Torah solo por lo que escribio Kant o Kierkegaard o Freud. ¿Que tienen que enseñarme a mi los goyim? Son goyim.» Yo no lo veo asi. Para mi, Israel, y el Judaísmo, deben de ser la fundación de la cual los Judíos pueden absorber los mejores valores del mundo y aprender de ellos – sin perder su particularidad.»