Guerra contra uno mismo

La perashah de esta semana lleva por nombre Ki tetze, que literalmente podría traducirse como «Cuando salieres».
Debarim (Dt) 21:10 Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos […].

Este versículo puede aludir a la lucha constante entre el hombre y su yetzer hara’ [mala inclinación], quien es su enemigo eterno.
El Talmud dice que el yetzer hara’ crece y se fortalece cada día más. Si no fuere por la ayuda de Elokim, una persona sería abatida por él. De acuerdo a esto, una persona nunca podría vencer a su yetzer hara’ naturalmente; y como tal, es muy probable que se desaliente y ni siquiera intente sobrepasarlo.
Es por eso que la Torah nos dice “Cuando salieres a la guerra contra de tu yetzer hara’, entonces y solo entonces, podrás estar seguro de que serás victorioso en tu batalla, por que Hashem, Tu Elokim lo entregará en tu mano. Ya que alguien que intenta purificarse a sí mismo, obtiene ayuda arriba.

La Torah nos impone prescripciones referentes a la guerra.
Hay doctrinas que impiden a sus creyentes la guerra y hay quienes quisieran permanecer absolutamente neutrales y pasivos frente a todo problema de combate, pero no lo han conseguido; al contrario, han caído en la red del enemigo. Por consiguiente, la Torah nos impone el deber de la autodefensa y de la lucha de nuestros derechos.

Es triste tener que recurrir a la guerra, a la sangre; pero hay momentos en que esta es la única alternativa y hay que hacerlo. La Torah no quiere en modo alguno rehuir esto, pero cuando la guerra es necesaria, aun sobre de ella debe legislar.

El escape del avestruz que esconde la cabeza es indigno, y si la guerra es necesaria, se someterá a sus mandamientos.
En caso de guerra, cuando se sofocan todos los magnos sentimientos humanos, la Torah de Mosheh impone prescripciones, porque aun en la lucha no está permitido perder la conciencia del bien.
En primer lugar, la Torah ordena ofrecer la paz al pueblo enemigo [Debarim 20:10] y más adelante [vers. 19] prohíbe destrozar los árboles de fruto que se hallen alrededor de la ciudad sitiada; puesto que la guerra no debe significar en manera alguna la destrucción.

De acuerdo con varios exegetas, la guerra no es mas que el fruto del yetzer hara’ , puesto que el ideal máximo de la Torah es la paz. Así lo predicaron nuestros profetas: “No levantará pueblo contra pueblo la espada, y no enseñaran mas la guerra” [Miqueas 4:3].

Lo que podemos observar claramente en esta perashah, es que aprendemos que la Torah nunca pide lo que esta más allá de la habilidad de una persona.
En una situación en la que es imposible detenerse, la Torah nos permite seguir nuestros instintos. Podemos decir entonces que todo lo que la Torah pide, está dentro de nuestras capacidades. Y si la Torah misma entiende los límites de la resistencia humana y permite aquello que está fuera del poder del hombre soportar, tiene que ser todo lo que ella ordena esta a nuestro alcance y es obligatorio para todos nosotros.

Otra cosa que es muy cierta, es que nosotros constantemente estamos siendo instruidos. Todos los días estamos presentando un examen hecho por Elokim, el cual no nos hace sin antes habernos dado las respuestas o la enseñanza.

Por eso podríamos empezar preguntándonos ¿Qué es o qué abarca una mala inclinación?
De mandera sencilla diríamos que se refiere a aquellos deseos, inclinaciones o conductas que van en contra de la Voluntad de Divina. Dicho en otras palabras, aquellos preceptos que HaShem nos recomienda no hacer.

En la Torah existen 613 mitzvot [preceptos]. 365 mitzvot son pasivos y las otras 248 son activos.
Las 365 son a lo que renunciamos cuando aceptamos que solo hay Un Elokim y aceptamos a nuestro amado Mashiaj. En ese momento iniciamos una guerra en contra de todo aquello que nos alejaba del conocimiento de la Torah, de recibir el amor de HaShem y de todas las bendiciones que implica conocerle. A esto es a lo que yo llamaría mis derechos.

Esta porción nos invita a levantarnos, salir de nuestra comodidad y pelear contra todo enemigo, que de manera interna o personal, nos aleja de la Voluntad Divina.
Atrévete a hacerle frente, vence y recibe las bondades del Creador.

Que HaShem te bendiga.

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