Introducción al Perek Jelek

1.- Vi oportuno, explayarme aquí sobre temas básicos de la fe, muy profundos e importantes. Debes percatarte, que entre los observantes de la Tora, existen distintas opiniones con respecto al bien que le avendrá al hombre por el cumplimiento de los preceptos que nos encomendara Elohim, Bendito Es, por medio de nuestro maestro Moisés, como así también sobre el mal que le acaecerá al transgredirlos. Mucho se ha debatido con respecto a este tema, acorde a la variedad de ideas, hasta el punto de quedar sumergido el tema en una profunda confusión debido al embrollo que impera en sus razonamientos. Tal es el caso, que casi no encontrarás un individuo que tenga claro este tema, sin dejar lugar a dudas, sino luego de una exhaustiva búsqueda.

El primer grupo sostiene que el máximo bien es el Jardín del Eden, y lo describen como un lugar donde se come y bebe gratuitamente, sin esfuerzo físico ni trabajo, y que existen allí casas de piedras preciosas con camas vestidas de seda, con doncellas sirviendo vino perfumadas con deliciosos aromas y abundan en este tipo de cosas. Por el contrario, el máximo mal es el infierno (Guinòm), y lo describen como un sitio de fuego ardiente donde es quemada ?????????? y donde los individuos son sometidos a todo tipo de tormentos y sufrimientos, extendiendo mucho sus relatos al respecto. Este grupo, aportara pruebas a su teoría de entre las palabras de nuestros sabios y de los escritos Bíblicos tomados literalmente, para afirmar todos o la mayoría de sus alegaciones.

El segundo grupo sostiene y piensa que el bien supremo serán lo tiempos mesiánicos: Segun ellos, en dicha época todos los humanos serán ángeles, todos vivirán y perduraran eternamente y se elevaran mucho, serán fructíferos y colmarán la tierra para siempre, aun el mismísimo Mesías, tal como ellos lo conciben, vivirán eternamente, con la ayuda de Elohim. Afirman que en aquellos días germinaran de la tierra vestimenta ya confeccionada, como así también pan ya horneado y cosas por el estilo, imposibles de ser. En cuanto al mal supremo, consistiría en que ese individuo no tenga el mérito de llegar a aquella época y precenciarla, aportando pruebas para lo que afirman de las palabras de los sabios y las escrituras que consienten en su literalidad con los que ellos sostienen.

El tercer grupo piensa que el bien anhelado es la resurrección de los muertos, es decir que reviva el individuo después que murió, para reencotrarse con sus queridos y familiares, comiendo y bebiendo sin volver a morir nuevamente. en cambio, el mal seria, no revivir después de fallecido, junto al resto de los revividos. Aportan varios de los dichos de los sabios y versículos de la Biblia que tomados literalmente afirman lo que ellos dicen o parte de lo que alegan.

El cuarto grupo piensa que el bien que nos sobrevendrá por el cumplimiento de los preceptos será el reposo físico y alcanzar los placeres materiales en este mundo, como ser: buena tierra, muchas pertenencias, descendencia numerosa, longevidad y salud, paz y seguridad, reinando alguien de la casa de Israel y extendiendo nuestro poder sobre nuestros enemigos; por el otro lado el mal que nos sobrevendrá al revelarnos contra la Tora, será lo contrario de estas cosas, tal como lo soportamos nosotros en nuestros días, en este exilio. Aportando pruebas acorde a su capacidad, de todos los escritos de la Tora, donde habla acerca de las bendiciones y maldiciones, y todas aquellas historias que allí figuran.

El quinto grupo, que esta conformado por mucha gente, fusionan todas las opiniones anteriores y alegan que el máximo bien será la época mesiánica, la resurrección de los muertos, acceder al Jardín del Eden, comer y beber allí y estar sanos eternamente.

Empero el mayor bien, el más importante, me refiero al mundo por venir, encontrarás muy pocos que lo tengan en mente, que piensen o mediten en él, menos aun, que lo consideren como un fundamento básico, como tampoco encontraras quien se cuestione sobre el tema unos a otros: ¿cómo se hace meritorio del mundo por venir? si ¿es el bien supremo o es un intermedio y realmente cualquiera de las opiniones anteriores constituye el verdadero bien final ?, así también, encontrarás que son muy escasos los que sepan diferenciar entre medios para alcanzar el objetivo y el objetivo en sí. En cambio, ¿qué es lo que se cuestionan, tanto el vulgo como los mas entendidos? los interrogantes que se plantean son: ¿cómo revivirán los muertos, vestidos o desnudos? ¿revivirán con las vestimentas de adorno, tal como fueron enterrados o solo con la mortaja que cubre al difunto? o preguntas tales como: ¿en la época mesiánica, el rico y el pobre, el fuerte y el débil, serán iguales? y otras muchas preguntas por el estilo.

2.- En cuanto a ti lector del presente tratado, compenétrate del ejemplo que seguidamente te ilustraré y entonces estarás en mejores condiciones para comprender lo que luego te explayaré al respecto.
Imaginemos un infante que es traído delante del maestro de Tora para que lo instruya en ese camino, este es su mayor beneficio para alcanzar su realización y trascender, no obstante, debido a su niñez y limitados conocimientos, no comprende todavía la nobleza y pureza de este bien, como así tampoco cómo este estudio lo conduce a lo trascendente. Por lo tanto, el educador, al ser mas inteligente que el educando, necesitará incentivar al pequeño a estudiar valiéndose de aquellas cosas que le agradan al niño, acorde a su desarrollo intelectual, por lo tanto le dirá: «estudia y recibirás una golosina o un dulce», y de esta manera estudiará y se esforzará, no por el estudio en sí, ya que no percibe todavía la trascendencia de ese estudio, sino que lo hace para que le den esos alimentos, pues poder saborear esos dulces para él, indudablemente, es mas valioso e importante que el estudio, y así sin percibirlo, se encontrará estudiando y profundizando para que por medio de este esfuerzo alcanzar el objetivo que él tanto ansia, es decir la golosina o el dulce, mas cuando crezca y madure un poco más intelectualmente, y aquel objetivo que otrora fuera importante, ahora sea poca cosa a sus ojos y comenzare a perseguir otras ambiciones, deberá ser incentivado y despertar su interés, por medio de aquellas cosas que ahora le son más dignas, y le dirá entonces el maestro: «estudia y recibirás zapatos de tal marca o ropa nueva de tal marca etc.» y de esta manera estudiará no por amor al estudio, sino por aquellas vestimentas que le prometieron, ya que aquellas ropas son a sus ojos mas importantes que la Tora, y ellas son el objetivo de su estudio. Empero cuando se desarrolle aun más intelectualmente hasta que también estas ambiciones se empequeñezcan a su vista, pondrá su mente en cosas más importantes, entonces se le dirá: «estudia esto o aquello y tendrás tanto dinero por mes», de esta manera estudiará y se esforzará por conseguir ese dinero, ya que ese monto es para él más importante que el estudio, ya que el motivo por el cual él se sienta a estudiar era que se le pague tanta plata por mes que es lo que se le aseguró. Cuando su mente sea más integra y también este objetivo sea para él despreciable y sepa que también esto es poca cosa, ambicionará algo superior, entonces le dirán: «estudia para que llegues a ser un gran rabino, o un gran juez y todos te honren y te respeten, para que se pongan de pie delante tuyo y hagan todo cuanto les encomendares hacer, para que se engrandezca tu nombre en vida y aun después de muerto, como fulano o mengano; de esta manera estudia y se esfuerza para poder alcanzar dichos honores», entonces su meta será la notoriedad y el prestigio con el cual lo ensalzarán los hombres y lo alabarán, mas todo esto es despreciable. No obstante, debido a la pequeñez intelectual del hombre, es necesario poner como objetivo de la sabiduría, otra meta fuera de la sabiduría en sí, hasta llegar a afirmar: «¿para qué estudiar?, para llegar a ser mas honorable, etc.», empero todo esto en realidad es una falta a la verdad. Sobre este tipo de estudio expresaron los sabios que es un estudio «interesado» es decir, hacer un precepto o estudiar y profundizar en la Tora, no por su propio valor, sino por otro interés externo a ella, es por eso que recomendaron los sabios diciendo: «no la conviertas (la Tora) en corona para vanagloriarte, ni en herramienta para cavar con ella» (Avot 4:7), de esta manera insinuaron lo que te explaye, es decir, no tener como objetivo del estudio de la Tora el recibir honores ni acaudalar dinero, como tampoco dedicarse al estudio de la Tora del Elohim altisimo, como medio de manutención; en resumen, que no tenga otro propósito al estudiar la sabiduría, que la sabiduría misma, es decir, saberla; así el anhelo de la persecución de la verdad no es otro que la verdad misma, saber que es verdad; y la Tora es la verdad, y el objetivo de saberla es ponerla en practica; por o tanto no es digno que el hombre íntegro se cuestione: al cumplir con los preceptos, que constituyen las buenas cualidades y la rectitud, y al alejarme de las transgresiones que conforman las malas cualidades, tal como nos ordenó Elohim, exaltado sea, ¿cuál será la recompensa que recibiré por ello? ya que al pensar de esta manera, se asemeja al joven de nuestro ejemplo que dice: «¿qué me darán si estudio Tora?» respondiéndole que recibirá tal o cual cosa si estudia, pues con su actitud nos percatamos de la falta de madurez intelectual que le imposibilita comprender el valor del estudio de la Tora por sí mismo, por lo tanto reclama al objetivo un objetivo. En este caso recibe como respuesta algo conforme a su ignorancia, tal como dice en Proverbios 26:5: «responde al insensato acorde a su insensatez», también nos previenen al respecto los sabios al decir que con respecto al servicio a Elohim o al cumplimiento de Sus preceptos, no anteponga ningún otro objetivo, esto es lo que expreso aquel hombre integro quien percibió la verdadera noción del tema, me refiero a Antignos Ish Sojos, al decir: «no seáis como los servidores que sirven a su patrón para recibir una recompensa, sed como los que sirven a su patrón sin importarles la recompensa» (Avot 1:3), queriendo decir con estas palabras: «Creed en la verdad por la verdad misma». Al que se conduce de esta manera, se lo denomina que «sirve por amor», más aun dijeron nuestros sabios: «esta escrito en Salmos 112:1 `en Sus preceptos me regocijo`, dijo Rabí Eleazar: `en Sus preceptos` esta escrito y no `en la recompensa de Sus preceptos`», percátate de lo sublime y profundidad de esta afirmación y cuanta luz irradia sobre nuestro tema. Pero más contundente aun, es lo que expresaron en el Sifré (sección Ekev): «tal vez digas -estudiaré Torá para ser rico, o para que me llamen rabino, o para recibir la recompensa en el mundo venidero- sobre todo esto fue dicho: `Por amor a Elohim` (Deuteronomio 19:9) es decir todo lo que hagais, no lo hagas sino por amor a Elohim», de esta manera queda elucidado el tema y es patente que este es el objetivo de la Torá y la base de los dichos de los sabios, por lo tanto no apartes tu vista de esto, pues solo los necios e ignorantes, que fantasean y anulan su raciocinio, pueden apartarse de este pensamiento. Esta forma de razonar constituye el gran nivel que alcanzó Abraham, nuestro padre, pues él servia a Elohim por amor. En este camino es apropiado encaminarse y esforzare. No escapa al conocimiento de nuestro sabios, que esta senda, es ardua y difícil y no todo individuo logra alcanzarla. aquellos que sí la alcanzan, no pensaban así al comienzo del camino, ni estaba del todo convencido al principio de que eso era lo correcto, debido a que el hombre no realiza una acción sino es para recibir a causa de ella algún beneficio, o bien, evitar algún daño o pérdida; y si no es así, entonces aquel acto a su juicio, es un acto vano y sin sentido, por lo tanto, ¿cómo es posible decirle a alguien observante de la Torá, que debe hacer tales preceptos o apartarse de ciertas transgresiones, no por el temor al castigo divino, ni con la esperanza de percibir una recompensa a cambio?, ciertamente son conceptos en extremo difíciles de asimilar, ya que no todos los seres humanos logran captar la verdad en forma tan clara como Abraham, nuestro padre. Por ser así, toleraron los sabios, que el vulgo realizara los preceptos por su recompensa y apartarse de las transgresiones por temor al castigo, todo esto con vistas a introducir al pueblo en la fe; por tal motivo notaras que los estimulan al respecto y refuerzan esta doctrina del vulgo, pretendiendo que poco a poco el individuo se percate de que no es esta la forma más adecuada de servir a Elohim, de modo que logre captar la verdad y el camino de los rectos. Tal como en nuestro ejemplo con el joven al comienzo de su estudio. Es por eso que los eruditos reprendieron al sabio Antignos Ish Sojo, por su expresión diciendo: «¡Rabinos! sed cuidadosos con vuestras palabras» (Avot 1:11).

Lo afirmado hasta aquí, no quiere decir que el vulgo pierde todo mérito al realizar los preceptos por temor al castigo o a la espera de la recompensa, sino que el actuar de esta manera, no es la más correcta. Por el contrario, este accionar del pueblo, puede ser positivo para ellos, en el aspecto de que los refuerza, los encamina y los predispone en el camino de la Torá y de esta manera despertará en ellos las ansias de conocer la verdad y poco a poco comenzarán a servir a Elohim por amor (desinteresadamente), a esto se referían los sabios al decir: «de todas maneras, que se dedique el hombre a la Torá, aun en forma interesada, pues comenzando en forma interesada, terminará sirviendo desinteresadamente».

3.- Es importante que te percates, que con respecto a los dichos y expresiones de nuestros sabios de bendita memoria, existen tres posturas al respecto de cómo interpretarlos: El primer grupo, que constituye la mayoría de los que conozco, o de los escritos que leí o que llegaron a mis oídos sus opiniones, son los que afirman que las máximas de los sabios deben ser tomadas y entendidas literalmente sin tolerar ningún mensaje oculto o alegórico en sus palabras, y todas aquellas afirmaciones de los sabios que contradigan la realidad, tampoco en este caso contemplan la posibilidad de que se trate de algo alegórico, sino que sostienen que así tubo que ser en la realidad, (por más extraño e irreal que parezca). No obstante, esta manera de pensar, es producto de la falta de comprensión de la realidad física y la carencia de una mente especulativa, critica e inductiva, como así también, nadie los ha asesorado en el tema. Sostienen que los sabios no se refirieron en todas sus sentencias correctas y profundas, sino lo que a ellos, de acuerdo a su capacidad, entienden, siempre tomando todo en forma literal. No obstante, algunas de las palabras de los sabios, las deforman y las alejan de todo aspecto lógico y racional hasta el punto que aun si fueran relatadas de esa manera al vulgo, ni que hablar si se lo dijeren a alguien inteligente, éstos se sorprenderían y quedarían perplejos preguntándose: -¿Cómo es factible que exista alguien que afirme eso, o que piense que es correcto razonar así?, por supuesto que tales palabras serán incoherentes a sus propios ojos. En realidad este grupo, pobre en pensamiento, es digno de lastima, por su insensatez, pues pretenden honrar y elevar a nuestros sabios, acorde a su capacidad, mas en realidad, los sumergen en la mas profunda bajeza y ni siquiera se dan cuenta ni entienden esto. ¡Como que vive Elohim! créeme, que este grupo rebajan a la Torá y le quitan todo su brillo, dejando a la Torá de Elohim, justo al revés de lo que ella representa; ya que Elohim, exaltado sea, dijo en Su sagrada Torá: «cuando oigan todos estos fueros, habrán de decir: un pueblo sabio e inteligente es esta gran nación» (Deuteronomio 4:6); empero esta agrupación, al pregonar las máximas de nuestros sabios literalmente, hacen que todo aquel que los escuche exclame: » que pueblo tonto e insensato es esta nación pequeña». Esto es lo que logran la mayoría de los oradores que explican y comentan al pueblo lo que ellos mismos no entienden; quien nos diera que al ser que no entendieron ni captaron las palabras de los sabios, se quedaran en silencio tal como versa: «¡Ojalá callar se callasen y eso les será considerado sabiduría»(Job 13:5) o que al menos reconozcan y afirmen: -no comprendemos a que se refieren los dichos de nuestros sabios en este caso, por lo tanto no sabemos cómo interpretarlos. Empero ellos creen entenderlos e intentan transmitir al pueblo, no lo que los sabios quisieron decir, sino lo que ellos con su flaqueza intelectual entendieron, poniéndose a predicar delante del público, los dichos y afirmaciones de los sabios en el Talmud tratado Berajot o el capítulo Jelek del tratado Sanedrín, por supuesto, entendiéndolos en forma literal, palabra por palabra.

El segundo grupo, también es muy numeroso. Igualmente, éstos toman las palabras de nuestros sabios en forma literal y sostienen que no se referían a otra cosa fuera de lo literalmente expuesto, pero a diferencia del primer grupo, los citan de esta manera en forma despectiva y peyorativa, difamando lo que no corresponde difamar y frecuentemente se burlan de las expresiones de nuestros sabios, conciderándose ellos mismos más inteligentes y con mentes más agudas que la de los sabios, y que aquellos eruditos, eran ingenuos, poco racionales y que desconocían en absoluto la realidad y la naturaleza de las cosas, hasta el punto de no haber alcanzado la sabiduría en cualquiera de sus expresiones. Sin embargo la mayoría de los que integran este grupo, suelen equivocarse debido a que se ven a sí mismos como entendidos en las ciencias médicas, versados en las vanidades de la astrología y asimismo se consideran grandes sabios, inteligentes, creyéndose grandes intelectuales y filósofos. Mas en realidad no se percatan cuán lejos están en realidad de aquellos verdaderos sabios y filósofos. Este grupo es más necio que el primero y mucho más ignorante que aquel. Esta agrupación, se torna detestable debido a que ensucian a ilustres y grandes personalidades, cuya sabiduría era manifiesta para los más sabios, empero éstos incapaces, si tan solo excursionaran un poco en el conocimiento , hasta saber cómo es digno expresar y escribir acerca de temas metafísicos o por el estilo, tanto para el pueblo como para los eruditos, comprendiendo la filosofía práctica, entonces podrían discernir si los doctos eran realmente sabios o no, entendiendo lo que aquellos quisieron decir.

El tercer grupo, son tan pocos, que por Elohim, no merecen que se los denomine agrupación, sino, más bien, deberían designarse individuos, ellos son los que perciben la grandeza y agudeza mental de nuestros sabios, al observar lo acertado que son sus dichos y afirmaciones que llegaron a nosotros. A pesar que los aforismos de los sabios son pocos y dispersos por varios lugares, esos escritos atestiguan acerca de su grandeza y que realmente captaron la verdad. Así también, comprobamos por medio de ellos, cómo nuestros sabios descartaban lo que era imposible de ser y afirmaban aquello que en la realidad no podría ser de otra forma, que ellos no hablaban cosas vanas; de forma tal que queda absolutamente claro a los miembros de este grupo, que en las palabras de nuestros eruditos, hay cosas manifiestas y también mensajes ocultos y que todas sus sentencias que tomadas literalmente contradicen la realidad, se trata de afirmaciones metafóricas y alegóricas, pues esta es la manera de expresarse de los verdaderos sabios. Es por eso que el más célebre de los sabios, comenzó su libro diciendo: «Para entender proverbios y dichos agudos, las palabras de los sabios y sus alegorías» (proverbios 1:6). Como es manifiesto para los conocedores de la lengua, «alegoría» es aquello cuyo verdadero mensaje está oculto en ella, que no está expresado en forma literal y prueba de ello es lo que afirmo Sansón al decir: «les plantearé una alegoría…» (Jueces 14:12). Pues las palabras de los doctos, se refieren a temas metafísicos, y estos son el verdadero objetivo, no obstante, se expresaron en forma alegórica o metafóricamente. Por lo tanto, ¿cómo es factible criticarles el hecho que hayan manifestado la sabiduría en forma simbólica o que se hayan valido de ejemplos vulgares, después de observar que el más sabio entre los hombres, actuó de esta misma manera asistido con inspiración divina, me refiero al rey Salomón en Proverbios, en el Cantar de los Cantares y partes de Eclesiastés? Y más aun, ¿cómo es posible que se nos reproche por explicar la profundidad de sus palabras, sacándolas de su sentido literal y de esa forma demostrar cómo coinciden la verdad con las sagradas escrituras, cuando ellos mismos sacan versículos de su literalidad y los plantean como alegoría? Siendo esto correcto; como por ejemplo encontramos con respecto al versículo: «él hirió a dos campeones de Moav» (I Crónicas 11:22) que todo es en forma metafórica, también lo que dice: «bajó e hirió al león dentro del pozo» (Ibídem.)9, como así lo que dice: «¿Quién me hiciera beber agua del pozo de Bet Lejem» (Ibídem. 17) y el resto del relato, todo es metafórico. Asimismo con respecto al libro de Job, sostienen algunos que en sus totalidad se trata de una parábola, sin especificar a qué se refiere dicha parábola, como así, opinan algunos que el episodio de la resurrección de los muertos de Ezequiel (capítulo 37), fue una alegoría y muchos otros casos por el estilo.

Mas, si tú lector, perteneces a uno de los dos primeras agrupaciones, no te detengas en mis palabras ni prestes atención a ninguna cosa sobre este tema, ya que no recibirás con agrado nada alusivo a esta materia, sino que te perjudicará y lo odiarás, pues ¿cómo podemos pretender que los alimentos saludables, en su justa medida, y nutritivos, puedan gustarles a quien está acostumbrado a comer en abundancia alimentos no tan saludables ni nutritivos?, mas, en verdad, a pesar de tratarse de alimentos buenos, a ellos los perjudican y ellos detestan otra comida que no sea lo que están acostumbrados; esto se puede comprobar por medio de lo que dijeron aquellas personas acostumbradas a comer cebolla, ajo y pescado: «nuestra alma está seca con este pan detestable» (Números 21:5).

Empero si perteneces al tercer grupo y te topas con alguno de los numerosos aforismos de los sabios que aparentemente contradicen la lógica, detente, reflexiona acerca de él y descubrirás que se trata de una parábola o algo alusivo. En ese caso, pon todo tu corazón, aplica tu agudeza mental en dicha expresión analizando su razonamiento, y dedícate a descifrar el mensaje de forma tal que no contradiga a la sabiduría ni a la fe verdadera; tal como versa: «hallar palabras que agraden y escribir correctamente palabras de verdad» (Eclesiastés 12:10). Entonces profundiza en este coloquio y con la ayuda de Elohim, te percatarás de su utilidad.

4.- Comenzaré ahora a desarrollar el tema que me propuse. Debes saber, que así como el ciego no puede captar los colores, ni el sordo percibir los distintos sonidos, así los cuerpos físicos no pueden apreciar los placeres espirituales. Tal como a los peces les es imposible concebir la esencia del fuego, ya que viven en un hábitat que es el opuesto a aquel, asimismo es inverosímil captar en este mundo material, los deleites del mundo espiritual. En realidad, es inconcebible que el hombre goce con un placer que no sea corporal o fuera de lo que los sentidos advierten: comida, bebida y sexualidad. Cualquier otro tipo de placer fuera de este campo, es para nosotros imposible de captarlo y concebirlo de buenas a primeras, sino luego de analizar el tema en profundidad. Es lógico que así sea, ya que nosotros estamos sumergidos en un mundo material por lo tanto solo percibimos los placeres bajos y momentáneos, mas los deleites espirituales son eternos, persisten para siempre y no tienen fin; además, no tienen ningún tipo de relación ni semejanza con los placeres físicos; no obstante no es correcto, en nuestro carácter de conocedores de la Torá, ni aún para los teólogos entre los filósofos, afirmar que los ángeles no tienen ningún tipo de goce, ya que en realidad si experimentan un gran regocijo, al captar y percibir la verdadera esencia del Creador, y de esta manera, gozan eterna e ininterrumpidamente. Asimismo, en los ángeles, no se da ningún tipo de placer físico, ni pueden percibirlo, pues carecen de los sentidos, como los nuestros, para captar, tal como lo hacemos nosotros. Así, quien entre los humanos, tenga el mérito de elevarse hasta ese nivel después de la muerte, no experimentará más los placeres físicos ni los anhelará, tal como un rey, una vez que alcanza la realeza, no ambicionará despojarse del honor del trono para ir a jugar a la pelota en la calle con los niños, a pesar de que eso, en un tiempo pasado, era algo apetecible a sus ojos, aún más que acceder al trono, esto era así, cuando era un infante, falto de madurez intelectual, cuando todavía no podía diferenciar cuál de estas dos cosas es superior; asi nosotros hoy, enaltecemos los placeres físicos por sobre los deleites espirituales.

Cuando analices en profundidad estos dos tipos de placer, observarás la vileza de uno y la excelencia del otro, aún estando en este mundo. Prueba de ello es que vemos a la mayoría de los seres humanos consagrar sus almas y sus cuerpos, desvelándose y esforzándose en extremo, para alcanzar honra, reputación y fama a ojos de sus semejantes; y este deleite no es similar al placer que se experimenta al comer o beber. Asimismo, muchas personas disfrutan vengándose de sus enemigos, más que con otros placeres físicos. Otros prefieren dejar de lado el mayor de los placeres corporales, por temor a que ello le ocasione vergüenza y deshonor delante de la sociedad, o porque ambicionan hacerse un buen nombre. Si esto es así en este mundo, con más razón lo será en el mundo espiritual, es decir el mundo por venir, donde nuestras almas percibirán al Creador, tal como lo hacen los seres celestiales, o más aun. Este regocijo, no es divisible, tampoco puede ser contado y el goce que allí se experimenta no puede ser ilustrado con ningún tipo de ejemplo, sino, como dijo el profeta cuando le fue manifiesta la excelsitud del bien aquel: «Cuán magno es el bien que tienes guardado para los que te temen» (Salmos 31:20), y así afirmaron los sabios: «En el mundo venidero, no existe comer, beber, bañarse ni untarse con bálsamo, sino que, allí, los justos permanecen sentados con las coronas sobre sus cabezas regocijándose con el resplandor de la Presencia Divina»; al decir: «con las coronas sobre sus cabezas» se referían a la trascendencia del alma, mediante la percepción del Creador, hasta transformarse el que capta y la captación, en uno, tal como aseveran los grandes filósofos y no es este el lugar para extendernos en este tema. Cuando dijeron: «regocijándose con el resplandor de la Presencia Divina», quisieron decir que aquellas almas se deleitan con lo que captaron y percibieron acerca del Creador, tal como se regocijan los Jaiot Hakodesh y el resto de los ángeles según su nivel, acorde a la captación y percepción del Eterno.

Queda pues en claro que el objetivo del hombre y el máximo bien que le puede acontecer, es alcanzar aquella congregación celestial y ser digno de aquel honor que mencionáramos. En cuanto a la subsistencia del alma, como expresamos, es eterna, tal como la permanencia del Creador, ya que Él mismo es la causa de Su existencia, y al captarLo, el alma igualmente se eterniza, tal como lo aclara en la filosofía antigua. Y éste es el bien supremo, que no tiene igual ni hay deleite que se le compare, pues, ¿cómo puede equipararse lo eterno, lo que no tiene fin, con algo restringido y limitado?, esto es lo que se afirma: «para que te vaya bien y se alarguen tus días» (Deuteronomio 22:7) cuya explicación unánime que hemos recibido sobre éste versículo: «para que te vaya bien», en el mundo en donde todo es bien, «y se alarguen tus días», en el mundo que no tiene fin.

El máximo mal y la perdición suprema es el aniquilación del alma y su extinción, es decir, que no sobreviva y perdure y esto es a lo que se refiere en la Torá cuando dice: «karet» («exterminio») queriendo decir que ese alma será destruida. Dijeron los sabios con respecto al versículo: «exterminar será exterminada ese alma» (Números 15:31), «exterminar», en este mundo, «será exterminada» del mundo por venir. Y está escrito: «Y el alma de mi señor, está atada a los lazos de la vida eterna» (Samuel-1 25:29). Por lo tanto, todo aquel que prefiere y se encamina en todo tipo de placeres corporales, despreciando la verdad y apegándose a lo falso, es desarraigado de ese nivel celestial, quedando en estado de materia inerte. Ya nos anunció el profeta, que el mundo venidero no es apreciable con los sentidos corporales, diciendo: «ningún ojo lo ha visto fuera de Ti Elohim, que obra para quien en Él espera» (Isaías 64:3) y explicaron al respecto los sabios: «Los profetas, en su totalidad, no profetizaron sino sobre los tiempos mesiánicos, mas con respecto al mundo venidero: `ningún ojo lo ha visto fuera de Elohim`».
No obstante, el significado de los beneficios y las desdichas que están escritas en la Torá es el siguiente: Él te asegura que si cumplimos esos preceptos te ayudará a poder practicar los mandamientos en forma íntegra, quitando de tu camino todo tipo de obstáculo o traba que te impida realizarlos ya que le es imposible al hombre cumplir los preceptos estando enfermo, hambriento o sediento, como tampoco en época de guerra o persecuciones, por lo tanto, asegura Elohim que apartará todas estas cosas y los mantendrá sanos y tranquilos para que de esta manera (puedan realizar los preceptos y) alcanzar un conocimiento pleno haciéndose meritorio entonces del mundo por venir. Por lo tanto, el objetivo de esta recompensa por el cumplimiento de los preceptos no es alcanzar la abundancia terrenal o disfrutar de una vida larga y saludable, sino que todas estas recompensas les sean un medio para poder cumplir la Torá plenamente. Asimismo, si transgreden la Torá serán castigados, les alcanzarán todos aquellos males anunciados en ella, hasta el punto tal, que se vean imposibilitados de realizar los preceptos, como esta dicho: «Por cuanto no servisteis al Señor vuestro Elohim con alegría y con la buena predisposición de vuestro corazón y con todos vuestros meElohim, por lo tanto, serviréis a vuestros enemigos…» (Deuteronomio 28:37-38).
Cuando analices este tema en profundidad, te percatarás que el objetivo de estas advertencias de la Torá, es como si te dijera: «si realizas algunos preceptos por amor, y te esforzaras, Yo te ayudaré a realizar todos los preceptos y apartaré de ti todo obstáculo que te lo impida, mas, si abandonas algunos de ellos despectivamente, traeré sobre ti todo tipo de impedimentos que no te permitirán cumplir con el resto de los mandamientos, hasta que, de esta manera, no logres alcanzar el nivel ni el mérito para heredar el mundo por venir». Es lo que dijeron: «La recompensa del precepto es el precepto y el castigo de la transgresión es la transgresión.

5.- El Jardín del Edén, es un lugar físico, con vegetación y abundancia de todo lo bueno y hermoso del mundo entero. En él hay varios ríos y árboles frutales. Este jardín lo manifestará Elohim al hombre en el futuro y le enseñará el camino para llegar hacia él. Es factible que descubran allí vegetales asombrosos, de gran provecho, nutritivos y deliciosos, además de aquella flora que ya nos es conocida. El edén, no es un lugar imposible de ser ni que contradiga las leyes naturales, por el contrario, seria muy factible que existiera aunque no estuviera escrito en la Torá, con más razón al ser citado por ella.

El Gueinóm, es un apelativo con el que se designa a todo tipo de sufrimientos y castigos que se hacen pasible los malvados. No fue explicado en el Talmud los detalles y pormenores de esta penalidad, hay quienes opinan, que aquellos malvados se aproximarán al sol hasta ser quemados por el astro, valiéndose de los dicho: «he aquí que se aproxima el día ardiente como un horno» (Malaquías 3:19), otros consideran que es un ardor que provendrá del interior de sus cuerpos hasta quemarlos, aportando como prueba lo dicho: «vuestro espíritu es un fuego que os consumirá» (Isaías 33:11).

La resurrección de los muertos es uno de los principios fundamentales de la Torá de Moisés, nuestro maestro, y todo aquel que no cree en esto no tiene parte ni cabida en la religión judía; no obstante, la resurrección de los muertos será solo para aquellas personas que fueron justas e íntegras, pues así está escrito: «El beneficio de las lluvias afecta tanto a los virtuosos como a los malvados, empero la resurrección de los muertos es sólo para los justos». Más aún, ¿cómo revivirán los perversos si aún en vida están «muertos»? Pues esta dicho: «los malvados aún en vida son considerados muertos, mas los justos, aun después de muertos, son considerados vivos». Sabrás, que el destino de todo hombre es morir indefectiblemente y que su cuerpo se desintegrará..

Los tiempos mesiánicos se refiere a la época en que el pueblo judío vuelva a tener un rey de la estirpe de Israel y vuelva a la tierra prometida. Aquel rey, será muy prestigioso e importante y su reino, establecido en Sión, engrandecerá su nombre. Su fama entre los demás pueblos, superará la del rey Salomón. Todos los reinos convivirán en paz con él y las naciones lo servirán por su gran justicia y por su maravilloso reino. Todo aquel que se levante contra él, Elohim lo hará fracasar y lo entregará en manos del Mesías. Abundan los versículos que nos hablan acerca de su prosperidad y nuestra buenaventura junto a él. En cuanto a las leyes naturales, nada cambiara de la realidad que nosotros conocemos hoy, solo el regreso del reino de Israel, esto es lo que dijeron los sabios: «la única diferencia entre nuestros días y los del Mesías, es el sometimiento a las demás naciones». También en la época mesiánica, habrán ricos y pobres, fuertes y débiles, mas en aquellos días, le será muy sencillo al hombre proveerse su sustento, bastará con muy poco esfuerzo para obtener grandes logros, es lo que dijeron los sabios: «en un futuro, la tierra de Israel hará brotar pasteles y vestimentas», tal como se expresa la gente cuando encuentran algo fácil o servido: «fulano encontró pan horneado y comida cocinada», prueba de ello es lo expresado: «y gente extraña a vosotros serán vuestros labradores y viñadores» (Isaías 61:5), con esto se demuestra que habrá siembra y cosecha. Esa es la razón por la cual el sabio que afirmó esto se enfadó con su discípulo que no comprendió la metáfora y la tomó literalmente, entonces le contestó conforme a la capacidad de aquel alumno, mas se trataba de una respuesta fingida, evidencia de que se trataba de una respuesta ficticia, es lo que trae a colación: «responde al insensato acorde a su insensatez» (Proverbios 26:3).
El gran beneficio que otorgará la época mesiánica, será la finalización del sometimiento a las demás naciones que nos oprimen y nos impiden cumplir los preceptos en plenitud. También en aquellos días, la sabiduría se multiplicará, como versa: «pues la tierra se llenará del conocimiento de Elohim» (Isaías 11:9) y cesarán las guerra, pues está dicho: «no alzará espada una nación contra otra, ni se entrenarán más para la guerra» (Mijá 4:3). En aquel tiempo la rectitud, integridad y espiritualidad abundarán y de esta manera se harán meritorios del mundo por venir.

El Mesías, fallecerá, y su hijo reinará en su lugar, y luego el hijo del hijo, desde antaño, el profeta, consciente de que al Mesías le llegará el día de fallecer, dijo: «No fallecerá ni será aplastado hasta que haya puesto justicia en la tierra». Su reinado se extenderá por muchos años y los años de vida de los hombres también se incrementarán, ya que al disminuir las preocupaciones, nerviosismo y ansiedad, la longevidad se extenderá; y no será motivo de asombro que su dinastía se extienda por miles de años, pues afirmaron nuestros sabios: «la gran asamblea cuando se reúna, no se dispersará rápidamente».

El motivo de nuestro anhelo y sed por la era mesiánica, no es por estos beneficios y riquezas, ni para montar en lujosos vehículos, tampoco para beber exquisitos vinos, tal como piensan los simples dentro de nuestra religión, mas el verdadero motivo por el cual los profetas y los virtuosos aspiraban tanto la época mesiánica y con tanto empeño se aferraban a ese anhelo, es por la sociedad de justos que se erigirá y las buenas costumbres que en ella imperará, como así también la abundancia de la sabiduría, la justicia y integridad de aquel rey grande en erudición y cercano a Elohim, como dice: » el Señor me dijo, tu eres mi hijo, hoy te he dado a luz» (Salmos 2:7) y el cumplimiento de los preceptos de la Torá en aquella época no será una molestia o fastidio ni los harán por imposición , pues está dicho: «Y no dirá más el hombre a su compañero, ni el hombre a su hermano: ¡conoce a Elohim!, ya que todos Me conocerán, desde los pequeños hasta los grandes» (Jeremías 31:33), «puse mis fueros en medio de ellos» (Jeremías 31:32), «Y mudaré vuestro corazón de piedra por un corazón de carne» (Ezequiel 36:26) y abundan los versículos al respecto. De esta forma obtendrán una gran percepción del mundo por venir.
6.- En cuanto al objetivo final, indudablemente se trata del mundo venidero, y hacia él hay que encaminar nuestros esfuerzos; por lo tanto, aquel gran sabio, conocedor de la verdad, profundizó en el objetivo primordial haciendo a un lado el resto y afirmó: «Todo judío tiene parte en el mundo venidero». A pesar de ser ésta la meta principal, no es apropiado, para aquel que pretende servir a Elohim por amor, dedicarse a los preceptos con la intención de alcanzar el mundo por venir tal como lo explicamos anteriormente. Lo correcto es que el hombre íntegro actúe de la siguiente manera: al contemplar la sabiduría de la Torá, que fue promulgada por Elohim por intermedio de los profetas, las buenas cualidades que nos infunden los preceptos, y las malas costumbres que nos inculcan las transgresiones, por tratarse de un hombre recto, se encaminará detrás del bien y se apartará del mal, al conducirse de esta forma, se realizará como ser humano y se distinguirá de las bestias. Cuando se realice como persona, nada le impedirá que su alma se perpetúe en el lugar adecuado para ello, es decir, en el mundo por venir, tal como dejamos expuesto; esto es lo que afirma: «No seáis como un caballo o como un mulo sin entendimiento que ha de ser sujetado con riendas» (Salmos 32:9), es decir, no seáis como aquellas bestias que precisan de algo externo a ellas para que no actúen desenfrenádamente, pues no es digno que el hombre (íntegro) obre así, sino que lo que le impida proceder de ese modo, sean sus propios principios internos, ya que cuando logra realizarse como ser humano, esa misma condición es la que le impede actuar de manera inapropiada o incorrecta, en otras palabras, apartarse de las malas cualidades y eso lo impulsará hacia aquello que lo conducirá hacia la perfección, me refiero a las buenas cualidades. Para mi es claro, que ésta es el propósito que se esconde detrás de todos los aforismos de los sabios sobre este tema tan trascendente y elevado.
No obstante, en otro compendio, explicaré todos los dichos y afirmaciones que se encuentran en el Talmud y fuera de él, elucidando la sabiduría y el razonamiento correspondiente para comprender la verdadera esencia de lo expresado, acotando también pruebas de que lo que afirmo es correcto, aun de sus mismas palabras. Asimismo, debelaré qué cosas deben ser tomadas literalmente, cuáles alegóricamente y cuáles de ellas sucedieron en sueños, mas fueron recordadas (en el Talmud), sin hacer mención de ello, como si fuera que ocurrió en la realidad. En ese mismo coloquio, te debelaré grandes temas y allí me extenderé en aquellos principios que en el presente, solo abordé en forma limitada, mas lo suficiente como para que te hagas una idea. Por lo tanto, no sería justo criticarme por el lenguaje de este extracto, reclamandome: ¿¡por qué no me explayé más en estos temas utilizando palabras y frases dignas para los eruditos e intelectuales!?, pues renuncié a ello con el objetivo de que el individuo no instruido ni versado en la materia, pueda comprender estos temas que no son accesibles a todos los hombres.

7.- (Los siguientes no tienen parte en el mundo venidero)
La palabra «Apicorós», proviene del araméo y se emplea para referirse a aquellos que se burlan o desprecian la Torá y sus sabios; por lo tanto se utiliza este vocablo para designar a todo aquel que reniega de los fundamentos y principios de la Torá o que desprecia a los sabios en general o a uno en particular, o quien menosprecia a su maestro.

Libros apócrifos, fueron denominados así los libros que niegan la existencia de Elohim, tal es el caso del libro de «Siserá», este fue un individuo que compuso varios libros vacuos y disparatados, que no tienen utilidad mas que la pérdida de tiempo en vano. Así también, todo libro cuyo contenido y lectura no conduzcan a cosas de sabiduría o algún beneficio físico, sino a la pérdida del tiempo vanamente.
Tampoco aquel que pronuncia versículos bíblicos sobre una herida y saliva sobre ella mientras pronuncia el versículo (a la manera que hacían los idólatras y los brujos), pues de esta manera está despreciando a Elohim.

Asimismo, el que el Nombre de Elohim, con las letras que conforman el Nombre inefable, YHVH.
Los sabios mencionaron otros hábitos, además de los aludidos anteriormente, que el que los realiza no tiene parte en el mundo venidero, dijeron: «el que avergüenza a su prójimo en público, no tiene porción en el mundo por venir; el que apoda a su compañero (en forma despectiva) y el que se vanagloria del fracaso o dolor de su prójimo». Si bien estos actos aparentemente son acciones leves, la consecuencia es tan severa pues no son realizados sino por aquel que posee un espíritu nefasto, lejano de la perfección, siendo de esta manera inapto para acceder al mundo por venir.

8.- Es importante recalcar en este contexto, por ser el más apropiado para ello, que los fundamentos de nuestra religión son 13 principios, a saber: 1º Principio
Saber que existe el Creador, es decir, una existencia absolutamente perfecta en todo aspecto posible, y ella es la causa de todo lo existente. En Él reside la posibilidad de ser de todo lo demás y por Él existen. Es absurdo suponer que no exista, pues al dejar de existir, todo lo demás se anularía y no quedaría nada que pudiera subsistir por sí mismo. Si pudiéramos suponer que todo dejara de existir con excepción de Él, no se anularía la existencia de Elohim y en nada Lo afectaría, pues Le basta con sí mismo para existir y no precisa de nada ajeno a Él. Todo lo demás, desde lo celestial, me refiero a los ángeles, hasta lo terrenal y lo que entre ellos hay, todo precisa de Él para existir. Invoca este principio lo dicho: «Yo soy el Señor tu Elohim»

2º Principio La unicidad de Elohim. Es decir, saber que esa existencia, que es la causa de todo, es único. No es una unidad que tiene semejantes, ni tampoco uno como un individuo de una especie, ni como un hombre que está compuesto y por lo tanto se puede dividir en varias unidades. Tampoco es uno como una unidad material que puede ser divisible infinitamente. Sino que Él, elevado sea, es una unidad única e indivisible, que no hay otra igual en ningún aspecto. Sobre este segundo principio atestigua lo escrito: «Escucha Israel, el Eterno es Elohim, el Eterno es Uno».

3º Principio La negación de cualquier tipo de corporación de Elohim. Se refiere, a saber que este único que mencionáramos, no es corporal ni fuerza en un cuerpo. Asimismo, no le afectan aquellas cosas que afectan a la materia, como por ejemplo, el movimiento, el tiempo o el reposo, no en forma constante ni casual, es por eso que nuestros sabios descartan la posibilidad en Él de una composición o división afirmando: «en las alturas, no existe sentarse ni pararse, no espalda ni frente». Tal como dice el profeta: «¿A quién, entonces se equipara Elohim, o con quién podréis compararle?», «¿A quién Me asemejarán para que se Me parezca?, dice el Santo» (Isaías 40:18 y 25), y si fuera corpóreo se asimilaría en algún aspecto a los demás cuerpos. Todo pasaje bíblico que describe a Elohim con atributos físicos tales como: encaminarse, sentarse, hablar y semejantes, todo está expresado en un lenguaje figurativo, así dijeron los sabios: «se expresó la Torá en lenguaje humano» y se han extendido bastante al respecto. Este tercer principio es lo que nos encomienda al decir: «pues no han visto ninguna imagen», ya que Él, tal como expusimos, no es material ni fuerza expandida en un cuerpo.

4º Principio La eternidad de Elohim. Saber que este único, al que nos referimos, es absolutamente eterno (tanto hacia el futuro, como hacia el pasado). Nada de lo existente, fuera de Él, es anterior a Él, prueva de ello son los abundantes versículos que hablan de este tema, en especial el que versa: «El Elohim desde tiem`pos remotos» (Deuteronomio 33:27)

5º Principio Sólo a Él es apropiado alabar y servir, difundir Su excelsitud y cumplir sus preceptos, y no a cualquier otro que este por debajo de Él, ya sean ángeles, constelaciones o cualquier tipo de ente, puesto que todos ellos son limitados, no son ellos los que juzgan ni poseen libre albedrío para actuar como les place, sino solo a Elohim es digno glorificar. Asimismo, no es correcto apelar a nada ni a nadie para que nos sirva de intermedio entre él mismo y Elohim, sino solo hacia Él deben ser dirigidos todos nuestros ruegos y dejar de lado otro medio fuera de Él. A este 5º pincipio hacen refierencia todas las transgreciones referentes a la idolatría y la mayoría de la Torá hace alución a esto.

6º Principio Existe la profecía. Esto es, que en la especie humana, existen individuos con potencial y cualidades sobresalientes y dueños de una plena perfección, con un espíritu sabio e inteligente, hasta adquirir una mente sublime. Es entonces cuando esta mente humana se apega a una «mente superior», siendo iluminada intensamente por ella. A este tipo de individuos se los denomina: profetas y esa experiencia es la profecía siendo esa su naturaleza. Aclarar más este tema sería arduo extenso y no es nuestra intención aquí aportar pruebas irrefutables sobre cada principio, ni tampoco elucidar la esencia de esta percepción profética, puesto que para ello sería necesario como requisito, incursionar y tener noción de todas las ramas de la sabiduría, mas en este coloquio solo enumeraremos los principios en forma esporádica. En cuanto a la profecía abundan en la Torá eventos que atestiguan acerca de la profecía de varios profetas.

7º Principio La profecía de Moisés, nuestro maestro. El punto principal es saber que Moisés es el nivel superior, el «maestro» de todos los profetas anteriores o posteriores a él, todos están por debajo de su nivel. Moisés fue el selecto de toda la humanidad que captó respecto al conocimiento de Elohim más de lo que cualquier otro, en el pasado o en el futuro percibió o percibirá. Moisés logró la superación humana hasta alcanzar el nivel celestial y mantenerse en la categoría de los ángeles. No se le interpuso a Moisés ningún obstáculo o velo entre él y Elohim. Asimismo ningún impedimento físico ni carencia grande o pequeña. En él se anularon por completo la imaginación y desapareciendo los deseos, los impulsos y la voluntad, quedándole solo la mente y al respecto fue dicho: «él hablaba con Elohim, no por medio de ángeles».

Mi intención era esclarecer aquí este tema maravilloso, echando luz sobre aquellos pasajes oscuros de las escrituras, explicar la expresión: «Boca a boca hablaba Elohim con él» y el resto de los conceptos ocultos en ese versículo, empero, visto que estos temas son demasiados delicados y precisaría aportar muchísimas pruebas, antecediendo abundantes y largas introducciones y ejemplos, además requeriría explicar en un principio la esencia de los ángeles y sus niveles en que se distinguen de Elohim, elevado sea, como así también ahondar en el alma humana y sus capacidades, sería imperioso también, explicar los distintos términos con que se expresaron los profetas, dignos de ser aplicados a Elohim y a los ángeles, asimismo, explicar lo que el libro «Baal Koma» se refirió, mas aun todo esto no sería suficiente, y aunque quisiera resumirlo al extremo, me demandaría por lo menos más de mil páginas, por todo esto lo dejaremos para otro compendio, tal vez en el libro de la explicación de los dichos de los sabios, que me he propuesto componer, o quizás en aquel otro acerca de la profecía el cual me encuentro actualmente escribiendo, sino, lo incluiré en uno especialmente dedicado a la elucidación de estos principios.

Volviendo al tema de este séptimo principio, diremos que la profecía de Moisés, nuestro maestro, se diferencia de las profecías de los demás profetas en cuatro aspectos: 1º diferencia: Cualquier otro profeta, no se comunica con Elohim (directamente) sino por medio de un intermediario, en cambio Moisés, no precisaba de intermediarios, tal como dice: «boca a boca hablaré con él» (Números 12:8)

2º diferencia: Todo profeta no recibe la profecía sino cuando están durmiendo( en sueño), como versa: «en sueños nocturnos» (Génesis 31:24) «en sueños o visión nocturna» (Job 23:15) y otros ejemplos. Es factible que le sobrevenga de día, pero luego que haya recaído sobre aquel hombre un profundo sopor, de forma tal que queden neutralizados todos sus sentidos y permanezca su mente libre, tal como ocurre al soñar. Esto es lo que se denomina «Visión» o «Percepción», sobre esto fue dicho «con visiones Divinas» (Ezequiel 8:3), en cambio Moisés, venia a él la palabra de Elohim, aun en pleno día, (en estado lucido) mientras permanecía de pie (la voz surgia) por entre los dos Querubines (que estaban por sobre el arca sagrada) , tal como dice: «Me revelaré a ti ahí, y hablaré contigo por sobre el arca» (Éxodo 25:22). Dijo el Altísimo: «Escuchad ahora Mis palabras: si surgiere vuestro profeta, Yo, el Eterno, en visión Me manifestaré a él, en sueño hablaré con él. No es así con Mi servidor Moisés, … Boca a boca hablo con él» (Números 12:6-7-8).

3º diferencia : Todo profeta, al advenirle la profecía, aunque sea en «visión» y por medio de un ángel, se aflojarán sus fuerzas, su cuerpo se debilitará y se apoderará de él una profundo pavor, hasta sentir que su alma esta por salir de su cuerpo, tal como lo expresa Daniel cuando (el ángel) Gabriel habló con él en visón: «y no quedaron en mí fuerzas pues la lozanía de mi semblante se conviertió en palidez de muerte y me faltaron las fuerzas» (Daniel 10: 8 y 9) y más aun: «cai en profundo sueño con mi rostro hacia el suelo» y dice: «por causa de la visión me han sobrevenido dolores y no me quedan fuerzas» (Daniel 10:16). No ocurría asi con Moises, sino que le sobrevenia la palabra de Elohim sin causarle temblor o debilitamiento de ningún tipo, tal como dice: «y habló el Eterno con Moises frente a frente, tal como habla un hombre con su prójimo» (Exodo 23:11) es decir, asi como el hombre no se llena de pavor al hablar con su compañero, de la misma manera ocurría con Moises, él no estremecía cuando la palabra de Elohim, a pesar de estar Moises en el grado supremo de cercanía a Elohim, como dice: «frente a frente», esto hace alución al profundo nivel de persepción mental, como dejamos expresado.

4º diferencia: Los demas profetas no poseen la capacidad de profetizar en cualquier momento que lo desean, sino solo cuando Elohim asi lo quiere, pues es factible que pasen años sin que el profeta perciba ninguna profecia, o que el profeta pretenda saber algo por medio de la profecia y tenga que esperar días o meses hasta recibir la profecia o sencillamente no se le revele. Encontramos entre los profetas, quienes se prepararon (para alcanzar la profecia) tratando de lograr un animo alegre, tal como lo hizo Eliseo: «Y ahora, traedme un músico» y luego le sobrevino la profecia, mas es factible que no le sobrevega visión alguna a pesar de predisponerse para ello. En cambio Moises, nuestro maestro, en todo momento que él quería lograba (comunicarse con Elohim) pues está dicho: «esperad aquí y habré de escuchar lo que el Eterno prescribirá para vosotros» (Numeros 9:8) y dice: «habla con Aarón, tu hermano, y que no se acerque al santuario en todo momento» (Levítico 16:2), explicaron los sabios: «Aarón está en el nivel de ´no en todo momento`, empero Moises, no esta en el nivel de ´no en todo momento`».

8º Principio
La Torá es de origen Divino. Esto es, saber que toda la Torá que se encuentra en nuestras manos hoy en día, es la que recibimos por mano de Moises, nuestro maestro, y que en su totalidad procede de Elohim, es decir, que la Torá se le reveló a Moises en forma completa, por parte de Elohim, elevado sea.
Aquello que se denomina
Ignorando como lo percibe, a excepcion de Moises, a quien le advendrá, no obstante Moisés era cual escriba a quien le dictan y él escriba ¿????????? los relatos y los preceptos, es por ello que se lo denominó: «el escriba», por lo tanto no hay diferencia entre aquello que dice: «y los hijos de Jam: Kush, Mitzraim, Put y Cnaan» (Génesis 10:6) o aquel otro: «y el nombre de su esposa: Meetavel hija de Jatred» (Génesis 36:39) o el que dice: «Timná era concubina» (Génesis 36:12) con el que dice: «Yo doy el Senor tu Elohim» (Deuteronomio 5:6) o: «Escucha Israel el Eterno es nuestro Elohim, el Eterno es uno» (Deuteronomio 6:4), puesto que todo es de origen divino y la Torá de Elohim es completa, pura, sagrada y verdadera. Todo aquel que afirma que estos versiculos (descriptos) como los relatos, fueron agregados por Moisés, es conciderado por los sabios y los profetas como un renegado, pues rebaja a la Torá más que cualquier otro apóstata, ya que cree que en la Torá hay cosas imporatantes y otras supérfluas, sin encontrarle sentido. (Pensar de esta manera) es escencialmente, negar que la Torá es divina.
Afirmaron los sabios: » Aquel que sostiene que toda la Torá es de origen divino a excepción de un solo versículo que no fue dicho por Elohim, sino que Moisés lo agregó de sí mismo, sobre él dicen las escritura: ‘porfque la palabrfa del Senor desprecio'».
Sino que cada expresión y explicación de la Torá, poseen profunda sabiduría y profundidad para aquel que las entiende, siendo su sabiduría inconcebible, como dice: «su medida es mayor que la tierra y más ancho que el mar» (Job 11:9), por lo tanto es apropiado que el hombre se encamine por las sendas trazadas por David el ungido de Elohim, quie suplicó: «descubre mis ojos y muéstrame las maravillas de Tu Torá» (Salmos 119:18).
Lo dicho anteriormente es válido tambien con respecto a la explicación que hemos recibido de la Torá, tambien ella es de origen divino. Aquellas cosas que ponemos en práctica hoy, por ejemplo: la construcción de la Sucá, las cuatro especies, el shofar, las filactelias y otros es lo que Elohim encomendó a Moisés y él nos lo trasmitió, pues aquel mensajero, es digno de confianza. El versículo que atestigua acerca de este principio es el que dice: «dijo Moisés: con esto sabran que el Eterno me envió a realizar todas estas cosas, pues no han salido de mí» (números 16:28).

9º Principio ???????? y a ella nada se le puede agregar ni quitaar, tanto la Torá escrita como la Torá oral, como esta escrito: «no le agregarán a ella ni menguarán nada de ella» (Deuteronomio 13:1) y ya hemos explicado lo que era necesario aclarar con respecto a este principio en la introducción que he compuesto a la Mishná.

10º Principio Que Él, elevado sea, conoce todos los actos del hombre y no les estan ocultos. No es como aquellos que opinan: «Elohim ha abandonado al mundo» (Ezequiel 8:12), sino, más bien, como está escrito: «grande en concejo y poderoso es Elohim, cuyos ojos estan puestos sobre todos los caminos del hombre» (Jeremías 32:19) y fue dicho: «y vio Duis que se multiplicó la maldad del hombre sobre la tierra» (Génesis 6:5) y más aun: «las quejas de Sodoma y Gomorra, pues son inmensas» todos ellos nos hablan acerca de este décimo principio.

11º Principio Él, exalatado sea, recompenza a aquel que realiza los preceptos de la Torá, y castiga a todo el que transgrede sus prohibiciones. Con respecto a la recompensa mayor, indudablemente se trata del mundo venidero y el pero castigo, es la aniquilación del alma, ya nos hemos extendido lo suficiente sobre este tema. Apela a este undécimo principio lo escrito: «y ahora, absueve su causa, de lo contrario, bórrame de Tu libro» (Éxodo 32:32) a lo que le responde Elohim: «aquel que haya transgredido contra Mi habré de borrar de I libro» (Ibídem) esto nos comprueba que sabe quién transgrede y quién Le es fiel, para dar castigo a uno y recompensa al otro.

12º Principio La epoca mesianica. Es decir, saber con certeza que vendra (surgira) el mesias y no pensar que se atrasara y»por mas que se demore lo aguardaremos». No se le debe asignar un tiempo (a su llegada) ni tampoco se hacen especulaciones de las escrituras para establecer la fecha (o la epoca) de su surgimiento. Los sabios sentenciaron: «se entontezca el espiritu de los que sacan deducciones de la fecha». Asimismo, debemos saber que el mesias poseera honra, grandeza, honor y superioridad, mas que cualquier otro rey que haya existido. Es nuestro deber engrandecerlo, amarlo y rogar por el, tal como profetizaron sobre el desde Moises hasta (el ultimo de los profetas) Malaquias.
Todo aquel que pone en duda o se bula de la venida del mesias, reniega de la Tora, pues en ella se asegura textualmente acerca de su llegada, tanto en el episodio de Bilam como en Deuteronomio 30: 3-5.
Parte de este principio es ser conciente que no se concidera rey de Israel sino solo a aquel que desciende de la dinastia del Rey David y en particular del Rey Salomon, y todo el que contradice este punto, reniega de Elohim y de Sus profetas.

13º Principio La resurreccion de los muertos, y esto ya fue explicado anteriormente.
Cuando el hombre sepa todos estos principios y crea en ellos con fe sincera, entonces (y solo entonces) se concidera dentro de la congregacion de Israel y es un precepto amarlo, apiadarse de el y el resto de las cosas que nos encomendo Elohim, los unos para los otros en todo lo que respecta a la fraternidad y amor al progimo. A pesar que haya transgredido cualquiera de los preceptos de la Tora, impulsado por sus pasiones o que haya sido presa de su mal instinto, recibira la pena acorde a sus actos, empero, igualmente tiene parte en el mundo venidero, no obstante, es conciderado entre los reveldes del pueblo de Israel.
Pero si renegare de uno de estos trece fundamentos, he aqui, que se auto-excluye de la congregacion de Israel, y reniega de la totalidad del judaismo. A este tipo de individuos se los denomina: «Min» (ateo, agnostico), apicoros y estropea las raices del arbol. Con respecto a este tipo de individuos, es un precepto odiarlo? y despreciarlo. Sobre el recae lo dicho: «Acaso no es contado entre los odiados de Elohim ¿?????» (Salmos 139:21)
He aqui que me he diversificado en varios temas y me he apartado de la finalidad de este compendio, mas, he hecho esto, porque he conciderado de gran utilidad para la fe judia, pues he expuesto ante ti, temas en extremo importantes y utiles, que se hallan diseminados por varios libros importantes. Por lo tanto, esfuerzate, aplicate en saberlos y vuelve sobre ellos reiteradamente analizandolos profundamente.
Si te enganare tu corazon, pensando qe ya has comprendido absolutamente estos temas, con solo un primer analisis o aun luego de diez, Elohim es testigo, que te estas enganando. Por eso no te apresures en su lectura, pues no lo he compuesto en forma superficial, sino que lo he escrito luego de un profundo analisis y concentracion, analizando opiniones correctas y otras erradas, teniendo presente los puntos basicos de nuestra fe, aportando pruebas y razonamiento sobre cada asunto.
A Elohim ruego para que me conceda el deseo de mi alma, tal es, conducirme por el camino de la verdad.