Los riesgos del alimento no kosher

Por Rev. Alfonso Herrera Perez

El departamento de agricultura de los Estados Unidos hizo un llamado de alerta a varios países, entre ellos México, a los cuales exportó 7,000,000.00 (siete millones) de kilogramos de productos de pollo contaminados con la bacteria denominada Listeria Monocytogenes Los alimentos estadounidenses cuentan con los códigos “EST 471” o “ESTPP-471”. Estos fueron procesados antes de marzo de 2001 y se pueden identificar por las siguientes marcas: Bar-S, Bar-S Extra Lean, Coronado, Chuck Wagon, E-Z Carve y Thrifty.

Diana Teresa Pérez, en un artículo publicado por el diario Crónica, —en la Ciudad de México— señala que el consumo de alimentos contaminados con la bacteria Listeria Monocytogenes puede provocar listerisis enfermedad poco común pero potencialmente mortal. Algunos de lo trastornos en la salud que puede provocar la ingestión de carne contaminada por la Listeria Monocytogenes son: Severas fiebres, vómitos, mareos acompañados por fuertes dolores de cabeza cuello y naucea; cambios bruscos en la presión sanguínea; también provoca abortos y, ocasionalmente, infecciones mortales en aquellas personas con un sistema inmunológico debil como los niños, ancianos, enfemos de SIDA o a quienes se encuentran bajo tratamiento de quimioterapia.

Hasta el momento no se tienen reportes de víctimas humanas por la ingestión de carne contaminada, pero, dada la cantidad de ésta circulando en el mercado, no se descarta una muy alta probabilidad de una epidemia.

La razón principal que ha generado este problema es la corrupción entre comerciantes y autoridades. Tan sólo a México ingresan de manera ilegal 78,000 toneladas —78 millones de kilogramos— de carne de pollo de manera ilegal. De las 78,000 toneladas, 28,000 logran entrar por las aduanas como si estuvieran tratadas en salmuera y, una vez que se encuentran dentro del país, son lavadas y comercializada como carne fresca. Las otras 58,000 son introducidas “a pie”, en camiones o como lo hacen los ilegales humanos; por eso es conocido como “pollo mojado”. Esta carne se compone de piernas, alas y muslos y es conocida como “carne negra” porque no es del agrado de los consumidores de aquel país. Por supuesto que esta carne carece de todo control sanitario.

La pregunta es: ¿Qué podemos hacer para proteger nuestra salud ante tal peligro? Lo primero que debemos hacer es volver a la fuente de protección más segura: Elohim. Existen en la Escritura leyes bien claras e infalibles dadas por el Eterno para nuestra protección y cuidado, que podemos considerar a cualquier medida sanitaria establecida por el hombre como mero complemento.

Cuando consumimos alimentos kosher estamos asegurando nuestra salud física y espiritual. Espiritual porque al someternos las leyes dietarias establecidas por el Eterno, recibimos de ÉL las bendiciones resultantes de la nuestra obediencia a ÉL. El siguiente texto tomado del libro Kashruth valores y conceptos nos lo ilustra magistralmente:El judaísmo gira alrededor de dos principios básicos: La omnipresencia de Elohim y la necesidad de judío de servir al Creador en una forma total y completa.Existe una conexión intrínseca entre estos dos factores.

La Presencia Divina existe en todos los objetos y cosas del mundo, desde lo más refinadamente espiritual hasta lo más burdo y físicamente concreto.

La manifestación Divina en cada una de estas situaciones caracteriza la naturaleza del servicio que se exige del judío en aquel instante.

Similarmente, la revelación de dichas cualidades Divinas específicas dependen de la realización apropiada de la conducta esperada del judío.

Estos principios básicos son necesarios como introducción para el entendimiento apropiado de las leyes dietéticas, o, como se las conoce comúnmente, la alimentación a través de productos kasher.

En al clasificación de los conceptos de la Torá, las leyes dietéticas están catalogadas como Jukim —decretos— es decir, leyes que escapan al entendimiento y comprensión humanos, cuyo cumplimiento parte de la aceptación y dedicación a la voluntad Divina.

En contraste, existen otras dos categorías de preceptos, los Eduth —testimonios— y los Mishpatim —leyes—, donde la racionalidad de la Mitzvá es fácilmente comprensible.

Los resultados y efectos de estas últimas dos categorías de Mitzvot son observables en la esfera social general como en la dimensión del propio desarrollo espiritual.

Consecuentemente, este tipo de ordenanzas Divinas, no exigen del hombre el sacrificio de su propia voluntad, tal como ocurre en el caso de los Jukim.

Por el contrario, su observancia puede ser motivada en forma intelectual.

Aquellas prescripciones que entran en el marco de Jukim, empero, a causa de la inhabilidad del intelecto humano de alcanzar su intención, puede lograrse a través de una entrega concienzuda de la propia voluntad, a favor de la voluntad del Creador.

La mencionada descripción de la categoría de “Jukim”, como leyes racionalmente no discernibles, generalmente es tomada erróneamente.

Cualquier acción, sea esta espiritual o física, crea una cadena de reacciones de acuerdo con su causa primaria. De allí que, el Creador, a través de los preceptos, ha creado una reacción en cadena.

Si tomamos en cuenta que la bondad humana es relativa, dejada a merced de los vaivenes intelectuales que motivan al hombre en un momento preciso de su vida, mientras que la única voluntad absoluta es aquella que proviene de Aquel que no ofrece variantes ni cambios pues Su constancia es la eternidad, llegaremos a la acertada conclusión de que el concepto de bien en su verdadero significado, puede ser atribuido solamente a Elohim. De ahí, por mera lógica, se desprende que, obviamente, los efectos causados por consecuencia de esa causa primera, deben ser buenos.

¿Cuál es entonces la diferencia entre Jukim, Eduth y Mishpatim? En el primero de los casos, a diferencia de los dos siguientes, el grado de percepción de este bien, disminuye considerablemente. En otras palabras: En los Edut y Mishpatim el hombre comprende, ve —intelectualmente— el beneficio de su obrar de acuerdo a la directiva Divina. En el caso de los Jukim, no.

El resultado y efecto de los Jukim no puede ser apreciado pues su función es la de mantener el equilibrio entre el cuerpo y el alma, como así el balanceado de diversas influencias externas, producto del nuevo ambiente de dicho equilibrio.

Cada elemento material contiene una clase particular de energía Divina. La mente humana, acostumbrada sólo a percibir lo físico, no puede comprender la calidad de estas fuerzas espirituales (aunque pueda comprender su existencia) y por ende no percibe la naturaleza de la reacción que podría causar su introducción dentro de su sistema.

Las leyes dietéticas del Kashruth —como es el caso de todos los preceptos comprendidos en los jukim— son la forma que Elohim comunica al judío el modo de mantener una interacción físico-espiritual de cuerpo-alma, sana.

Aun las terminologías utilizadas por la Torá para describir los diferentes productos cuya ingestión son permitidos es harto significativa.

Los productos permitidos se llaman “Heter” —de la palabra “mutar”, permitido—. Pero, etimológicamente la palabra “heter” proviene de la misma raíz que aquella que significa “desatado” o “libre”.

El término desatado se refiere a las fuerzas vítales implicadas en la comida… La famosa frase: “El hombre es lo que come” revela una profunda verdad a la que han arribado recientemente los naturistas pero que pertenece al caudal judaico desde hace centurias.

La naturaleza del alimento que la persona ingiere posee características y efectos drásticos que determinan el carácter y personalidad del individuo.

Han quedado ampliamente demostrados los beneficios de consumir alimento Kosher. No es necesario ampliar por el momento este tema, pues éste es mucho más extenso de lo que pretende este trabajo. Pero si es pertinente agregar a este algunos consejos acerca del alimento Kasher.

1. Busque el departamento de carne y alimentos Kosher en su super favorito, los más grandes tienen por lo regular uno.

2. Si no le es posible encontrar un lugar donde comprar productos Kosher, compre carne lo menos comercial posible.

3. Compruebe el control sanitario de los productos que consume.

4. Cuando consuma cualquier carne observe estrictamente lo ordenado en la Biblia acerca de la prohibición de comer sangre (Bereshit/Génesis 9:4; Vayicrá/Levítico 7:26-27; 17:10-14; Devarim/Deuteronomio 18:10). La Torá prohíbe ingerir sangre, ya sea que esta provenga de bestias, de animales o de aves.

Cuando no sea posible adquirir carne Kasher o, aun siéndolo esta aun contiene sangre, proceda al salado como sigue: Si apareciera en la carne sangre coagulada antes del salado deberá eliminarse recortando el lugar en que está, y salando bien después ese lugar.

El proceso de salado consta de tres partes.

1. Enjuague y remojo

2. Salado propiamente dicho

3. Lavado

A. Salado. Antes del salado hay que enjuagar la carne con agua, frotándola para que se ablande y para que no queden en ella restos de sangre. Después se pone la carne en remojo por espacio de media hora. Si la carne hubiera sido bien enjuagada, pero se hubiera olvidado remojarla la media hora ordenada, se preguntará a un Rabino competente lo que debe hacerse.

Si se desea cortar la carne en trozos pequeños, habrá que hacerlo antes del enjuague, y no entre este y el salado. Si se hubiera cortado entre el enjuague y el salado, habrá que volver a enjuagar cada trozo por separado, repitiendo el procedimiento.

Carne que se saque congelada del freezer, debe descongelarse completamente antes del salado, porque la sal no pude extraer la sangre congelada.

B. Pasada la media hora, se retira la carne del agua en que ha estado remojándose, y se espera por un rato que termine de gotear (para que el agua no disuelva la sal debilitando su fuerza de acción).

Se sala la carne muy cuidadosamente por todos lados, con sal gruesa, pero no demasiado gruesa (en el caso de aves enteras hay que salar a fondo también el lado interno), y se deja la carne con la sal por espacio de una hora.

Se la colocará entonces en un recipiente perforado (puede ser una red, una tabla de escurrir o encima de un tablero en plano inclinado, para que estos permitan a la sangre que salga de la carne, correr con facilidad, y no volver a introducirse en la carne.)

Los utensilios que se usen para el remojo y salado de la carne deberán reservarse exclusivamente para ese destino, y no deberán usarse para ninguna otra cosa (cocinar o guardar alimentos), debido a los residuos de sangre, etc. que puedan quedar entre su superficie o impregnados en sus paredes.

En el caso de un trozo de carne que hubiera sido salado por equivocación en un recipiente cerrado o sobre un plano no perforado, debe preguntarse a un Rabino qué debe hacerse con él y con el utensilio.

C. Después de transcurrida una hora se lava la carne para quitarle la sal y la sangre. Se acostumbra lavarla tres veces consecutivas.

Finalizada la etapa de lavado (según el orden que planteáramos al principio: enjuague — remojo — salado — lavado), la carne ya es Kasher y puede cocinarse.

[Nota: En los almacenes tipo supermarket de ciertos países se pueden conseguir aves y carnes ya saladas y listas para usar. En este caso, corresponde al ama de casa cerciorarse de que la bolsita que las contiene lleva la certificación del Rabinato atestiguando que esa carne se saló y se hizo Kasher de acuerdo a la ley judía, por lo que no es necesario repetir el proceso en casa.

Si no hay autorización, (como así también cuando se compra un ave cruda) será el ama de casa quien asuma la responsabilidad del salado.]

Todos los pasos que hemos indicado son necesarios únicamente si la carne se va a usar cocida, frita u horneada. Si se va a comer asada al fuego habrá que enjuagarla y salarla un poco (es decir: esparcir un poco de sal sobre ella en el momento en que se va a usar), y someterla inmediatamente a la acción del fuego. Así, esta está Kasher y puede ser utilizada como alimento.

Bien, ahora sabemos que no se trata de cocinar tal o cual carne, no se trata de sabores, modas, gustos o cultura. Ahora sabemos que se trata de los mandamientos del Eterno para nuestra salud física y espiritual. Se trata de obediencia. De recibir bendiciones y salud y no lo contrario. ¿Qué prefiere usted, “pollo negro” o pollo Kosher? Buen provecho.

Hasta la próxima