Esfuerzo y resultados

Muchas ocasiones pensamos que la bendición o la recompensa por haber actuado con rectitud, tiene que llegar a nuestra vida inmediatamente. Sin embargo esto no necesariamente tiene que ser así. El día de hoy encontramos un nombre que ha tenido realce desde las anteriores perashot (porciones), y me refiero a Kaleb ben Yefuneh.
Como sabemos él (Kaleb), junto con Yehoshua ben Nun, fueron los únicos de la generación del desierto que lograron entrar a éretz Kenaan (tierra de Canaan) conforme a la palabra de HaShem.

Bamidbar (Nm) 14:30 Porque ustedes no entrarán a la tierra, sobre la que Yo he levantado a mi mano (jurando) para hacer residir a ustedes en ella, sino Kaleb hijo de Yefuneh y Yehoshua hijo de Nun.

Esto lo lograron a través de obediencia y esfuerzo, para así marcar una diferencia.

El día de hoy tenemos nuevamente el ejemplo de Kaleb, quien es reconocido por parte del Eterno, esta vez como un principal.

Bamidbar (Nm) 34:18-19 Un príncipe de cada tribu tomarán para hacer heredar la tierra.
Y estos son los nombres de los hombres: de la tribu de Yehudah, Kaleb, hijo de Yefuneh.

La pregunta es ¿Esto sucedió de la noche a la mañana? La respuesta obvia sería No. Pues una de las características de este varón fue andar plenamente detrás de Elokim.

Bamidbar (Nm) 32:11-12 No verán los hombres que subieron de Mitzráim (Egipto) de 20 años arriba, la tierra que he jurado a Abraham, a Itzjak y a Yaakob, porque no fueron completamente detrás de Mi.
Sino Kaleb hijo de Yefuneh el Kenizi, y Yehoshua hijo de Nun, porque fueron completamente detrás de Mi.

Imagínate por un momento a Kaleb, quien en su momento fue reconocido por HaShem, como ya lo leímos en Bamidbar 14:30; y que a raíz de eso, como suele pasarnos a muchos, cayera sobre él la confianza y comenzara a descuidar sus labores, pues al fin y al cabo, ya tenía la promesa de entrar a la tierra prometida. Ya podemos saber el resultado de ello.
Sin embargo, la Torah narra lo contrario, pues este varón siguió adelante, esforzándose, dando ese extra, que lo llevó a ser un nasi (príncipe) dentro del pueblo.

La recompensa de este trabajo, no llegó sino hasta algunos años después y él supo tener la paciencia durante todo ese tiempo.

Iehoshua’ 14:9 Y aquel día Mosheh juró, diciendo: «Ciertamente, la tierra que ha pisado tu pie será herencia tuya y de tus hijos para siempre, porque has seguido plenamente al Señor mi Elokim.
Y ahora, he aquí, HaShem me ha permitido vivir, tal como prometió, estos cuarenta y cinco años, desde el día en que HaShem habló estas palabras a Mosheh, cuando Israel caminaba en el desierto; y he aquí, ahora tengo ochenta y cinco años.

Como podemos apreciar, el pensar que las promesas o bendiciones de HaShem tienen que hacerse palpables de un día para otro, no es una verdad absoluta para el pueblo del Eterno.
Para Kaleb tuvieron que pasar años para que su promesa se cristalizara. Y ese tiempo no fue sólo de espera, sino de un constante trabajo y perseverancia.

Y dime ¿Tú esperas alguna promesa por parte del Eterno?

Jazak ubaruj!

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