Un problema con las emociones

En este Shabat estudiaremos la perashah titulada Vaietze, que la traducen comúnmente como «Y salió».
En esta porción encontramos el nacimiento de 11 de nuestros 12 príncipes, y es en este relato donde encontramos algo peculiar.
Bereshit (Gn) 30:1 Y viendo Rajel que no daba hijos a Ia’akob tuvo envidia de su hermana y decía a Ia’akob: Dame hijos o si no, me muero.

Como recordamos nuestra matriarca era estéril, y tal era su anhelo de ser madre que lanza este «reclamo» hacia su esposo.
Ahora, en la respuesta de Yaakob abinu encontramos lo siguiente:
Bereshit (Gn) 30:2 Y Yaakob se enojaba contra Rajel y decía: ¿Soy yo en lugar de Elokim que te impidió el fruto de tu vientre?

A simple vista podemos decir que la respuesta de nuestro patriarca fue correcta, pues de él no dependía que Rajel tuviera hijos o no, pero si volvemos a leer, encontraremos un factor adicional en ello, pues si bien nuestro patriarca le contestó de una manera sensata, la manera no fue del todo correcta, pues en el verso leemos las palabras «y se enojaba», cosa que puede cambiar del todo nuestra perspectiva.

El hecho de que el patriarca se enojara, imposibilitaba de alguna manera que él pudiera hablar o tomar decisiones de la mejor manera. Está comprobado que en esos momentos suelen suceder las denominadas «reacciones viscerales», en las cuales una persona es guiada por las emociones y sentimientos que le surgen en ese momento y no logra pensar con claridad.

En el caso de nuestros padres, podemos decir que era sus sentimientos los que los orillaron a verter dichas palabras, por un lado Rajel movida por la envidia y por el otro Yaakob con su enojo.
Esto podemos deducirlo, ya que en ningún momento se ve que ellos hubieran elevado su tefilah a Elokim, como en su momento lo hicieron nuestros patriarcas Itzjak y Ribkah, para pedirle un hijo a HaShem.

Recuerda la siguiente frase que te ayudará:
Enojarse es fácil. Pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado; eso es cosa de sabios.
[Aristóteles]

La próxima vez que vayas a tomar una decisión o estés a punto de decir algo importante, asegúrate de que no sean tus emociones las que te impulsan a hacerlo.

Jazak ubaruj!

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