Yosef, un varón ejemplar

Por Aharon Torija, en honor de su Bar mitzvah

Shalom, soy Yosef, el primogénito de dos hijos que Yaakob tuvo con su amada esposa Rajel [Ge. 35:24].
Mi infancia estuvo llena de amor por parte de mis padres, pero sobre todo de mi papá, por ser hijo de su vejez.
Amé entrañablemente a mi padre, quien se distinguió por ser un varón responsable y temeroso de HaShem.
Como muestra de ese amor, mi padre me obsequió esta hermosa túnica. Sin embargo esto no era del agrado de mis medios hermanos.

Mi naturaleza profética anunció dos sueños:
1. El primero predecía que llegaría a tener prominencia sobre ellos.
2. El segundo, que tanto mi padre y mis hermanos se inclinarían ante mí. [Ge. 37:3-11].
Sucedió en Dotán, cuando despojándome de mi túnica soy arrojado por mis medios hermanos a una cisterna seca. Embargado de tristeza y confusión, pasé momentos muy difíciles y de sufrimiento, pero una caravana de mercaderes Ismaelitas me compraron por veinte monedas de plata [Ge. 37:21-17]. Después fui llevado a Egipto y vendido a Potifar, teniendo tan solo 17 años. Mientras tanto, mi hermosa túnica es desgarrada y llevada a mi padre haciéndole creer que había muerto.

Tal y como fui diligente con mi padre, en favorecer sus intereses, también fui un esclavo industrioso y confiable, siempre con la bendición del Santo de Israel (Ge. 39:2-6). También fui considerado un joven apuesto e inteligente, por lo que la esposa de Potifar me asediaba. Pero el temor al HaShem me recordaba: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y pecar contra Él?”.
Ella aprovechó un momento para seducirme, pero yo hui. Ante esto la mujer gritaba, dando a entender que yo había abusado de ella, acto que provocó mi encierro.
En prisión recibí un trato severo, pero mi conducta ejemplar y la bendición de HaShem, permitió que en mi encierro tuviera un cargo de confianza sobre los demás prisioneros; y también, HaShem dio la facultad de interpretar los sueños del jefe de coperos y del de panaderos.

Al salir de la cárcel y por la recomendación del copero, me presento ante Paroh para interpretarle 2 sueños. Hecho que marcó mí camino nuevamente.
Los dos sueños resultaron ser uno mismo, el primero significaba 7 años de abundancia, seguidos por 7 años de hambruna [Ge.41:1-36].
Con el éxito obtenido me gano la confianza de Par’oh, quien me pone a cargo de su casa y de las provisiones. A los 30 años soy nombrado segundo en el puesto de gobierno, y mi nombre es cambiado por: Tzafnat Paneaj, además que recibía por esposa a Asenat, hija de Poti Fera, sacerdote de On [Gen 46:20].

Habiendo hambre en las inmediaciones de Egipto, acudían a mí para comprar alimento; y es cuando mis diez medios hermanos llegan y se inclinan ante mí. De manera parcial los sueños se estaban cumpliendo [Ge. 41:53-42:7].
Por mi atavío real, era imposible reconocerme, -Yo, Yosef, aquel joven que había sufrido a su lado, no me explico cuántos sentimientos invadían mi corazón al verlos y recordar lo que con ellos sufrí. Entonces les dije: -Los acuso de espías y queda Shime’on bajo custodia, mientras los demás pueden marcharse para llevar la comida, y traer Biniamin.
Pasaron días y cuando vi a Biniamin, mi hermano carnal no podía creerlo, me conmoví tanto que controle mis lágrimas, y al tenerlos cerca, se prosternaron ante mí.

Al igual que la visita anterior, hice que pusieran el dinero en su costal [Ge.42:25] y además dispuse que se colocara mi copa de plata en el costal de Biniamin, para que a este se le acusara de robo.
Mis medios hermanos al ver aquello quedaron consternados, di la orden que se marcharan excepto él, mis hermanos suplicaban que no, pues si este no regresaba, su padre Ia’akob moriría de dolor [Ge. 44:6-34].
-¡No puedo más! Yo soy Yosef, su hermano y aunque sufrí su menosprecio, soledad e injusticia, no les guardo rencor, porque para la conservación de vida me ha envidiado Elohim delante de ustedes.
Pues este es el 2° año de hambre y todavía hay 5 años en que no se are ni ciegue.
Mi perdón es genuino [Gen.45: 14-15].

De regreso a casa, le dieron la buena noticia a mi Padre, de que yo, Yosef seguía vivo, mi padre, a sus 130 años, rogaba verme antes de partir.
En Beer Sheba, mientras estaba de camino a Egipto con toda su casa, mi padre recibe en visión la aprobación Divina para el traslado y también se le dijo: – Yosef pondrá su mano, sobre tus ojos.
“Yo sería quien cerrara los ojos de mi padre, después de muerto” como la costumbre era que el primogénito hiciera esto, HaShem reveló de este modo que yo recibiría el derecho de la primogenitura.
Mi hermano Yehudah, quien se había adelantado, me avisó de la llegada de mi padre y fue en Goshen nuestro reencuentro. Mi corazón se llenó de gozo al volver a mi padre, fue un momento indescriptible; ver a mi padre, después de tantos años.
Mis hermanos se identificaron como pastores ante Paro y solicitaron su permanencia como residentes forasteros en la tierra de Goshen. Su solicitud fue aceptada y desde entonces Ia’akob mi padre y toda su casa dependieron de mí [Gen.47:12].
En efecto todos se inclinaron ante mí, como primer ministro de Paroh, con lo que mis primeros sueños proféticos se cumplieron de una manera sobresaliente.

Llevo ante mi padre a mis hijos: Menasheh y Efraim y ahí se me indica que el derecho de la primogenitura seria mío, al considerar a Efraim y Menasheh hijos de mi padre Yaakob. [Gen: 47:28,29; 48:1-22] [Dt. 21:17].
Ya en su lecho de muerte, mi amado padre bendijo a todos sus hijos y mi finalmente parte.
Lo tomé entre mis brazos, cayó mi rostro sobre él y lo besé, siendo así su despedida. Yaakob mi padre, fue enterrado en la cueva de Macpela.

Al regreso, después de enterrar a nuestro padre, mis medios hermanos, cuya conciencia aún les remordía, temían que yo tomara alguna represalia, por lo que suplicaron que los perdonase. Les consolé, los abrace y aseguré que no había razón para temer, les dije: -No tengan miedo, ¿Pues acaso estoy yo en el lugar de HaShem? En cuanto a ustedes, ustedes tenían pensado un mal contra mí. Sin embargo HaShem lo tenía pensado para bien, con el propósito de obrar como sucede hoy, para conservar viva a mucha gente.

Fui un varón ejemplar, porque HaShem me escogió para desempeñar un papel especial [Gen.49:26]. Me distinguí por mi noble actitud de servicio, excelente organización, eminente obediencia, entrañable amor y liderazgo de una forma única. Por lo tanto, era apropiado que descendieran bendiciones especiales sobre mí.

Conclusión

El Eterno nuestro Elohim, nos pone en este plano terrenal para cumplir un propósito, pues nos proporciona vida, el Shabat, sus Jaguim, alimento, escuela, trabajo, a seres amados, un hogar etc.

Nos da libre albedrío para escoger entre lo correcto e incorrecto. Y en sus Kitbe HaKódesh nos ilustra la vida de muchos varones y mujeres que hicieron el bien y el mal.
Hoy es un excelente día para valorar y amar lo que tenemos, reflexionemos que haciendo lo apropiado y poniendo en práctica su Torah, la vida será mejor y la bendición no nos faltará.
Vamos busquemos un propósito o muchos que dejen huella y que seamos inscritos en el libro de la vida.

Shabat shalom!

Deja una respuesta