Ayudando te ayudas

Esta porción de la Torah contiene el registro de la legislación que estaba siendo establecida para nuestro pueblo, esto erradicaba a su vez leyes y criterios ajenos que por varios siglos pudieron haber sido el camino legal que ellos conocían. Estaban en un punto superior a cualquier nación, tenían en sus manos el mecanismo civil y económico, colmado de criterios que generaban no solo la paz en un entorno social, era aún más profundo, el bienestar estaba en la totalidad del ser humano.
Los juicios o criterios de cómo se debían resolver los diferentes asuntos civiles garantizaban una armonía que beneficiaban profundamente a toda esa nación, nuestra nación.
En esta porción, contabilizan nuestros sabios, se exhiben 53 mitzvot y por lo tanto es llamada o clasificada como la perashah del jardín de las mitzvot, pues “Gan” (jardín) equivale a 53.
Así que disfrutemos de este jardín y empecemos a descubrir su belleza leyéndola analizándola.

Existen muchos temas que son tratados, sin embargo hoy solo intentaremos involucrarnos en un asunto particular y trataremos de ver qué elementos obtenemos para nuestro beneficio, empecemos con el pasuk que nos abrirá la puerta para este asunto:
Shemot / éxodo 23:5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás entonces desamparado? Sin falta ayudarás con él a levantarlo.

Veamos otra versión:
“Cuan veas el burro del que tu odias echado debajo de su carga y evitaras de dejarlo solo ayudar ayudaras con él”.

¿Ves alguna diferencia?
Extraigamos las diferencias: “del que te aborrece” y “del que tú odias”. Si tomamos estos dos elementos, ¿existirían dos cuadros de eventos diferentes? Imaginemos:
Cuadro uno: Donde veo a la persona que no le caigo bien y debo de ayudar.
Cuadro dos: Donde veo a alguien que odio y le tengo que ayudarlo.

¿Existiría alguna diferencia de emociones en mí en estos eventos?
¿Cuál cuadro te parece, que sea más difícil realizar?
¿Has vivido esta situación y por no conocer esta regla, sientes que es una hermosa oportunidad para gozarse de aquel que no te cae bien o de aquel que tienes problemas contigo?
Estos criterios que el Eterno pone en nuestras manos, son la forma más fácil de dejar de generar sentimientos o pensamientos que a lo largo de nuestra vida, hacen crecer un odio hasta las profundidades de la muerte.
Estos principios nos llevan a la libertad, el despojarse de sentimientos que explotan sin control de manera continua en nuestra vida, ese enojo ya no solamente es con aquel que tenemos problema, ahora se expande con cualquiera, sea quien sea.
Aunque esta norma, de ayudar a quien no es de nuestro agrado, se desarrolla entre dos personas, me quedé pensando en lo que se alberga dentro de mi cuando esto está pasando, pienso solo en mi cuerpo, en mi persona.
Me queda claro que es algo fuerte de vencer pero se transforma en algo diferente.

Imaginemos lo siguiente:
Veo el cuadro de aquel que me “odia”, el asno y yo, pero todos estos elementos solo me representan, a nadie más.
El que me odia es mi cuerpo, el asno es la cantidad de mal que me está haciendo a mi vida, y “yo” es mi alma. Alcanzo a ver que no existe un equilibrio en mi ser.
Mi alma tiene que ayudar al cuerpo para liberarlo de la presión del odio, este acto armoniza nuestro entorno, nos da libertad.
Aquí lo elemental para tener beneficio es la expresión “ayudar”, palabra que es traducida de la raíz hebrea «‘Azab” es muy interesante como esta raíz se traduce en mayor cantidad como “Abandonar” o “Dejar”.
Veamos el siguiente pasuk donde esta raíz esta traducida como “deja”:
Tehilim / Salmos 37:8 Déjate de la ira, y deja el enojo: no te enojes en ninguna manera para hacerte malo.

Es muy importante como esa acción de ayudar se vuelve una herramienta que hace posible dejar el odio, simplemente la problemática se disuelve, te vuelves libre ayudando.
Este se vuelve un ejercicio de crecimiento emocional, dejas de ser un personaje dependiente.
Veamos el siguiente pasuk donde esta raíz “’Azab” es traducida como “dejará” y observemos el contexto:
Bereshit / Génesis 2:24 Por tanto, el varón dejará a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán por una carne.

Al ayudar, te ayudas al crecer emocionalmente, te vuelves adulto dejas de ser un niño, un ser dependiente sin autoridad.
Imagina el cuadro donde avanzas hacia el momento de ayudar al personaje que junto contigo él se encuentra envuelto en un sentimiento llamado odio, no pienses solo actúa, no analices solo avanza, pon tu confianza en esta mitzvat, verás la cara de sorpresa de tu semejante, pon tus manos a la obra y siente cómo es fácil mover al “animal”, siente como el alma empieza a respirar libertad, acomoda sus pertenencias pregunta: ¿Estás bien?, quizás nazca el momento para pedir u obtener una explicación, tiempo de platicar, de resolver, de ayudarse.
Quizás no entiendas esto desde ningún ángulo, es posible que esto esté pasando por imaginar que al acercarte obtendrás más problemas que solución.
¡Si! Quizás, exista una resistencia en la otra persona, pero a nosotros se está mandando una sola cosa: Ayudar, simplemente ayudar. No oigas lo que dice si es que está enojado contigo, no le des importancia a la resistencia que te ofrece, solo está sorprendido, asustado quizás, de ¡tu ayuda!, no escuches su enojo, seguramente cuándo esté solo, y tú muy lejos, se va a arrepentir de lo que hizo, es más, es probable que aquellos que vieron ese evento le digan que estuvo incorrecto su proceder.
Tú solo busca ayudar, cumplir, obtén tu libertad de la influencia del odio.

Conclusión

Experimenta cómo la Torah te ayuda a entrar en un trance no fácil, pero si efectivo de terapia emocional, de resetear tu vida, tu contorno. Construye con cada uno de estos juicios (mishpatim) el camino a la felicidad de la libertad con fuerza y seguridad.
No abandones el camino del conocimiento, convierte tu vida en la vida que el Bendito Sea Su Nombre quiere para cada uno de nosotros.
Convierte la Torah en una experiencia única en tu vida, sé judío en la práctica no solo en la palabra, vive la Torah.

Shabat shalom!

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