Desistir de hacer la Voluntad del Eterno

    Juicios
    26 de Shevat de 5765
    5 de febrero del 2005
    Jeremias / Yirmiyaju 34:8-22, 33:25-26

    Rav Mijael Avila «Shlita»
    Sinagogas Bet HaDerej
    [email protected]

    Lectura
    Jeremías 34:8 Palabra de Hashem que vino a Jeremías después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén, para promulgarles libertad, 9 que cada uno dejara libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, y que nadie los usara más como esclavos. 10 Cuando oyeron todos los jefes y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que nadie los usara más como esclavos, obedecieron y los dejaron libres. 11 Pero después se arrepintieron e hicieron volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y de nuevo los sujetaron como esclavos y esclavas. 12 Vino, pues, palabra de Hashem a Jeremías, diciendo: 13 «Así dice Hashem, Elohym de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo: 14 Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le hubiera sido vendido; durante seis años le servirá, y luego lo dejará ir libre. Pero vuestros padres no me escucharon ni inclinaron su oído. 15 Vosotros se habíais hoy convertido y habíais hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. 16 Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas. 17 Por tanto, así dice Hashem: Ya que vosotros no me habéis escuchado para promulgar cada uno libertad a su hermano y cada uno a su compañero, he aquí que yo promulgo libertad, dice Hashem, a la espada, a la pestilencia y al hambre; y los pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra. 18 Y entregaré a los hombres que quebrantaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; 19 a los jefes de Judá y a los jefes de Jerusalén, a los oficiales, a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, 20 los entregaré en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida; y sus cadáveres serán comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra. 21 A Sedequías, rey de Judá, y a sus jefes los entregaré en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida y en manos del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de vosotros. 22 Yo mandaré, dice Hashem, y los haré volver a esta ciudad. Pelearán contra ella, la tomarán y la entregarán al fuego. Y convertiré en desolación las ciudades de Judá, hasta no quedar habitante alguno.
    Jeremías 33:25 Esto ha dicho Hashem: Si yo no he establecido mi pacto con el día y con la noche, si no he puesto las leyes del cielo y de la tierra, 26 entonces es cierto que rechazaré la descendencia de Jacob y de David, mi siervo, para no tomar de su descendencia a quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Haré volver sus cautivos y tendré de ellos misericordia.
    Reflexión
    Nos encontramos en esta semana con un mal en el que es frecuente que caiga el hombre: es el de no sostener sus dichos; es decir, tristemente el hombre muchas veces establece compromisos los cuales con el paso del tiempo no sostiene, provocando con ello un perjuicio grande para él mismo; difícilmente el hombre se percatará de ello, las Escrituras nos ilustran un caso así.
    Si leemos lo escrito por Yirmiyaju, nos daremos cuenta que el pueblo había establecido un pacto con Hashem de que dejarían libre a los hombres y mujeres que habían tomado como esclavos, estos esclavos tenían una característica: ¿Cuál? Eran hebreos al igual que ellos:

    Jeremías 34:8 Palabra de Hashem que vino a Jeremías después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén, para promulgarles libertad, 9 que cada uno dejara libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, y que nadie los usara más como esclavos. 10 Cuando oyeron todos los jefes y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que nadie los usara más como esclavos, obedecieron y los dejaron libres.
    El que dejaran ir a los esclavos hebreos era una reglamentación impuesta por Hashem al pueblo, la cual desde luego ellos conocían:

    Éxodo 21:2 Si compras un siervo hebreo, seis años servirá, pero al séptimo saldrá libre, de balde. 3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, su mujer saldrá con él.
    Ellos, al conocer cuál era la voluntad del Eterno, lo que restaba es que la pusieran por obra y es ahí donde comienza la problemática. Como hijos del Eterno me he dado cuenta que es en este punto en donde comienza el mal, ¿Por qué? Sencillo, porque no obstante conocer la voluntad del Eterno estamos tratando de buscar una respuesta en los hombres o mujeres que nos rodean. Me voy a explicar mejor: uno de los aspectos que nos debemos de cuidar en la consejería, es el de advertir a las personas que estamos aconsejando que no estén buscando consejo aquí y allá, la razón de esto radica en que el hombre es muy dado a estar buscando consejo en muchas personas para tratar de encontrar en la diversidad de consejos uno que le acomode; es decir, el consejo que satisfaga a su razón o a sus deseos, esto es verdaderamente triste porque teniendo en muchos casos la respuesta de parte del Eterno en la Escritura no se le hace caso y se anteponen a ello, consejos que no provienen de Hashem. Yo soy un convencido que aproximadamente el 90% de las interrogantes al respecto de situaciones que vivimos, las encontramos escritas en las Kitvei Hakodesh –Sagradas Escrituras- y sólo el resto del porcentaje específicamente le tenemos que pedir una respuesta al Eterno. ¿Por qué no encontramos respuesta en la Torah? La razón es que existe mucha ignorancia de ella y esto produce falta de respuestas.

    ¿Estarías de acuerdo conmigo que si la situación que vives tiene alguna semejanza con algún episodio Escritural no hay razón para buscar otra respuesta?
    Imagínate que una mujer se acerca a ti preguntándote si crees que pudiera ella casarse con algún gentil, es decir alguien que no es hijo de Hashem, ¿Qué le respondes? Créeme que no debes orar para pedir respuesta, la respuesta está en las Escrituras y es: “no”; o alguien pregunta si es propio corregir con vara a su hijo, nuevamente la respuesta está en la Escritura. Ahora, no es fácil disciplinarse en obedecer a Hashem en lo que está escrito, nuestros razonamientos nos harán resistir la voluntad de Hashem y es precisamente el caso en que nos encontramos con esta Haftará ya que nuestro pueblo al saber cuál era la voluntad de Hashem primeramente la hicieron; sin embargo, después se resistieron a seguir acatándola. Leamos:

    Jeremías 34:11 Pero después se arrepintieron e hicieron volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y de nuevo los sujetaron como esclavos y esclavas.
    ¿Cuál fue la causa de que se hayan desdicho? Sus razonamientos, empezaron a creer que no existía detrás de ello un perjuicio, y que tal vez las tareas para ellos ahora serían mayores, que debían contratar a personas para suplirlos y eso implicaría dinero, etc. etc. ¡Claro que hay un precio que pagar por hacer la voluntad del Eterno! Sin embargo, el Eterno tarde o temprano recompensa la obediencia.
    Fíjate que detrás de esta problemática existe un elemento importante a considerar, y es la palabra de cada uno: cuando se lleva a cabo un pacto, este pacto se establece al menos entre dos personas y en el momento en que una de las dos partes lo viola, está trayendo descrédito a su palabra . Me refiero tanto a pactos de nosotros con Hashem como el de entre hombres: si en algo en realidad podemos demostrar la valía cada uno de nosotros, no estriba: en el coche que tengamos, la ropa que nos pongamos, o el dinero que poseamos, sino que el único factor que demuestra nuestra valía es: nuestra palabra, pero ¿Qué pasa si tu palabra la has empeñado y luego te desistes? Sin lugar a dudas hay una consecuencia.
    Es normal en estos tiempos que la gente que ha podido disfrutar de las cosas del Ruaj Hakodesh –Espíritu Santo-, se quite la responsabilidad de afrontar sus decisiones y en lugar de llevar la responsabilidad de sus decisiones se ampare diciendo que: fue lo que el Ruaj le dijo, o bien que lo sintió en el corazón. Tengan mucho cuidado con ello, si previamente has empeñado tu palabra y después la violas al amparo del Ruja, te estás metiendo en un grave lío con Hashem te estás amparando en El para desistirte de un compromiso hecho por ti y por tu boca. Leamos lo que nos enseño nuestro rabino Yehoshua Hamashiaj –El Mesías-:

    Mateo 5:37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
    Si nosotros hemos conocido la voluntad del Eterno y nos la ha confirmado una y otra vez, no hay explicaciones o razonamientos contrarios que valgan. Si las razones que esgrimimos para cambiar la voluntad del Eterno por la nuestra nos son suficientes no lo son para Hashem, sucederá un tremendo perjuicio porque no habrá ignorancia que mitigue la consecuencia que nos merecemos por cambiar de parecer, sino que Hashem se encargará de los que verdaderamente son hijos y los disciplinará:

    Jeremías 34:15 Vosotros se habíais hoy convertido y habíais hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. 16 Pero os habéis vuelto atrás y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada uno a su esclava, que habíais dejado libres a su voluntad, y los habéis sujetado para que os sean esclavos y esclavas.
    Cuando conociendo la voluntad del Eterno y la hubiéramos hecho; y posteriormente nos desistimos, traemos profanación al nombre de Hashem y con ello un tremendo perjuicio para nosotros, ¡Que Hashem nos libre de ello!

    ¡Shabbath Shalom!

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