El culpable de mis problemas.

Dos cosas he apreciado con mucho interés en estos tiempos. La primera tiene que ver con gente de edad madura, quien lamenta no obtener resultados favorables en casi ningún área de sus vidas, dígase sentimental, familiar, social, laboral y por ende económica.

Gente que ha experimentado el fracaso en el amor, (muchos de ellos han tenido más de un matrimonio), que tiene constantes peleas con la familia, que no encaja en ningún circulo social, y que cuando lo logra no tarda en presentar problemas,  inconformidades y prejuicios, que culminan en la exclusión aderezada en pleitos con el o los miembros de dicha sociedad religiosa, política etc.

¿Y qué decir del ámbito laboral? Siendo este el punto de acción de mas permanencia, ya que es la fuente de ingresos, existe la posibilidad de que no sea así, pues no se tolera que haya alguien con más capacidad dada la experiencia o que se acepte el consejo o reprensión por mejorar en áreas de oportunidad y al final de todo se refleja en la economía; que de saltar de un empleo a otro no hay capacidad de enraizar patrimonio alguno.

Todo este pastel de infortunios voluntarios por lo regular se adorna con una actitud negativa cuyos ingredientes principales son: echarle la culpa a los demás, “todos están mal menos yo", “las cosas son a mi manera” y una pizca “yo no me dejo de nadie”. Esta gente se caracteriza también por ser peleonera, no pueden mantenerse callados en una discusión, no saben escuchar mucho menos reconocer sus errores y cuando se les pone en evidencia optan por ponerse a la defensiva y a veces recurren a la mentira, la calumnia, y hay hasta quien inicia o se unen a campañas de desprestigio; lamentablemente esto permanece en ellos, cuando envejecen creen tener la calidad moral para juzgar y aconsejar a los demás.

La segunda, trata de gente que escalando en la vida, también enfrenta vicisitudes, y habita entre gente problemática, sin embargo dentro de sus virtudes esta el callar, observar, aprender y poner en práctica para no caer en el mismo error.

En lo familiar, intenta en lo posible estar en concordia, no busca divisiones si no soluciones, no se erige como el jefe de la tribu pero si demuestra de manera ejemplar su autoridad.

En lo sentimental se esfuerza por ser consorte de un solo ser, en base a conocer y por consecuencia amar y no por enseñoramiento o imposición, busca siempre el equilibrio y sabe escuchar.

Contrario al antisocial, este tipo de personas experimenta el placer de establecer amistad y convivir sin motivos de egoísmo, envidia, critica, prejuicios, etc. Tampoco busca aprovecharse ni tomar actitudes ventajosas, por el contrario ayuda, coopera, guía y sin duda aprende de los pros y contras que conlleva pertenecer a una sociedad. Este tipo de personas son estimadas por muchos y su permanencia esta indefinida y a voluntad del mismo, es decir no son gente indeseable.

Otra característica evidente es el que estas personas tienen dentro de sus prioridades el superarse día a día, y están consientes del precio que ello conlleva. En el área laborar, podrá comenzar en el puesto más sencillo, pero irá escalando sin necesidad de aplastar a ninguno de sus compañeros, y si se presenta una situación injusta tendrá el valor de encararla con integridad, su estandarte es la verdad, en la toma decisiones siempre presentará iniciativa y buscará el beneficio de muchos más que el suyo mismo.

Esta persona siempre va a reconocer sus errores y tratará en la medida de lo posible resarcir los daños, siempre medirá la consecuencia de sus palabras y por nada en la vida tomará decisiones en estado de ira, esta persona jamás verá en el rostro de su prójimo los errores del pasado pero si estará expectante de su progreso; cuando se trata de encarar actos de injusticia no dudará en señalar lo incorrecto, y está dispuesto a pagar el precio que conlleva la integridad.

¿Qué semejanza hay entre los anteriores personajes? En apariencia ni una, pero si la hay. Ambos son personas que viven probablemente las mismas circunstancias, problemas económicos, familiares, laborales; ambos habitan el mismo mundo caótico en medio de personas, muchas de ellas problemáticas otras agradables tal vez; ambos gozan, sufren y se enojan; pero solo uno tomará la mejor actitud, a la postré cosecharán el fruto de sus decisiones y actitudes.

Hablando de a Avraham avinu, ¿qué pasaría si nuestro amado padre hubiera tenido las características del primer tipo?

Imaginemos un poco, Avraham avinu habría salido de su casa por sendos problemas familiares y discusiones constantes con su padre. En su matrimonio habría sido un patán en el trato con nuestra madre Sará y al haber tomado como concubina a Agar argumentaría a Sará diciendo: “tu no comprendes que un hombre como yo no necesita a una mujer gruñona y anciana, y si no podemos tener hijos es únicamente por tu culpa, pues tu eres la estéril”. Para cuando Agar comienza a menospreciar a Sará y esta le reclama, Avraham también diría: “es tu culpa por habérmela dado por concubina”. En la relación con su sobrino Lot habría buscado la ventaja al no permitirle decidir donde habitar ya que lo habría confinado a el lugar mas árido. En relación al Eterno todo esto ya sería demasiado para que Avraham no cumpliera Sus expectativas y capaz que el patriarca hubiera culpado al Todopoderoso de permitir su dolor cuando Sará fué raptada por el faraón de Egipto, de la molestia de ir a rescatar a Lot cuando fué tomado prisionero de guerra, etc. En pocas palabras, Avraham se hubiera quedado como “Avram” digno ciudadano de Ur de los Caldeos, idolatra, problemático, indiferente ante la injusticia, machista tal vez, sin progreso alguno, mucho menos trascendencia. Y a la edad de 90 años viviría creyendo que su palabra es la ley y culpando a todos de su infelizaje.

Pero, bendito el Eterno que esto no es lo que la torá enseña, y podemos ver a un Avraham avinu exitoso, que comenzó su trayectoria en un mundo no menos trágico comparado al nuestro y aun con todo, siempre reconoció que en sus fuerzas e intelecto nada podría hacer, para nuestro padre era obvio que necesitaba hacer uso de una escasa y gran virtud, esto es: la humildad.

¿Qué podemos aprender de esto?

Enunciaré a continuación una serie de recomendaciones que podemos encontrar en kitbey hakodesh-sagradas escrituras-

-Calla, no hables mucho, aprende a escuchar y te darás cuenta que no siempre tienes la razón.

Bereshit-Génesis 21:12 Entonces dijo Elohim á Abraham: No te parezca grave á causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sará, oye su voz, porque en Itzják te será llamada descendencia.

De modo que el patriarca tuvo que callar, escuchar y reconocer que Sará estaba en lo correcto.

-Reconoce que no todo lo sabes y puedes, aprende de la gente que tiene experiencia, escucha el consejo y sobre todo, llévalo a la práctica.

Shemot-Exodo 18:24  Y oyó Moshé la voz de su suegro, é hizo todo lo que dijo.

¡increible! el hombre que tenia la facultad de hablar con el Eterno cara a cara escuchó y puso en práctica el consejo de su suegro. Recordemos que a Moshé Rabenu se le reconoce en la torá como el “varón humilde”.

Bamidbar-Números 12:3  Y aquel varón Moshé era muy humilde, más que todos los hombres que había sobre la tierra,

-Aprende que no se llega a la cima si no comienzas a escalar y en la competencia por ser “alguien en la vida” debes pagar el precio de la integridad.

Bereshit-Génesis 39:1  Y LLEVADO Yoséf á Egipto, lo compró Putifar, eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia, varón Egipcio, de mano de los Ishmaelim que lo habían llevado allá.

Bereshit-Génesis 39:2  Mas El Eterno fué con Yoséf, y fué prosperado: y estaba en la casa de su señor el Egipcio.

Yosef el recto, llego a Egipto en calidad de esclavo y tiempo después se convirtió en el virrey ¿Cuál fue el precio? no fué el pelear, el pisotear al prójimo, tampoco lo fue el ser deshonesto ni aprovechado, tan solo fué mantenerse integro.

Acepta tus errores, en este mundo no se puede ir por la vida culpando a todo de nuestra desgracia, hay quien culpa al clima, a la sociedad, al gobierno, a la esposa, a los hijos, a los padres, al Eterno mismo.

Nadie es culpable de nuestra situación más que nosotros mismos. Recuerda que todo lo que siembras, eso mismo cosechas.

Yejezkel-Ezekiel 18:20  El alma que pecare, esa morirá: el hijo no llevará por el pecado del padre, ni el padre llevará por el pecado del hijo: la justicia del justo será sobre él, y la impiedad el impío será sobre él.

Pero ¿Qué pasa en caso contrario? Cuando hay un triunfo solo reconocemos el “apoyo” de los que están a nuestro alrededor, pero nunca bajo el cielo he escuchado a alguien afirmar que el culpable de ser un exitoso en los negocios y ejemplar persona sea el clima, la sociedad, el gobierno, la esposa, los hijos, los padres, el Eterno mismo.

No pelees, no discutas sin sentido, y si alguien te hace mal no busques la venganza, este mundo ha sido devastado en guerras una y otra vez por actitudes como esta.

Romanos 12:17  No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.

Romanos 12:18  Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres.

Romanos 12:19  No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Eterno.

Conclusión.

Qué difícil es doblegarnos y poner en práctica estas recomendaciones, que difícil es quedarnos callados, aceptar nuestros errores, escuchar consejos, aprender a escuchar; pero qué fácil es echarle la culpa a los demás, buscar pleito, discutir sin sentido y pisotear a nuestro prójimo.

Pero sepamos algo, en esta vida todo es consecuencia de nuestros propios actos, Avraham avinu pagó la consecuencia de haber pacto con el Eterno, de haber hecho la diferencia en su generación, de ser un buen esposo y padre, de ser un buen familiar. Y el día de hoy le recordamos en cada lectura con amor, admiración y orgullo de ser llamados beney-hijos de Avraham. De aquí aprendemos que detrás de este enorme esfuerzo existe algo llamado “trascendencia” ¿Quién querría recordar o ser ascendiente de un Avraham negativo como lo describimos anteriormente?

Dejemos de lado las actitudes que hacen que nuestro paso en este planeta sea intranscendental y con humildad comencemos nuestra labor de siembra a fin de cosechar lo bueno.

Yaakov-Santiago 3:16  Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

Yaakov-Santiago 3:17  Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida.

Yaakov-Santiago 3:18  Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.

¡Shabát shalom!

Para refuá shelemá de mi amado Rabi Mijael Avila “Shlita” quien me ha sido como un padre.

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