El Llamado a Servir al Eterno

Nombres

El Llamado a Servir al Eterno

21 de Tevet del 5769
17 Enero del 2009
Shemot-Éxodo 1:1-6:1

Sharet Israel Martinez
Sinagogas Bet Haderej
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Introducción

Éxodo 1:1 Estos son los nombres de los hijos de Yisrael que entraron en Egipto con Ya’akov cada uno entró con su familia.

Shemot 1:1 Ve’eleh shemot beney Yisra’el haba’im Mitsraymah et Ya’akov ish uveyto ba’u

Shemot-Éxodo- 1:1  Estos son los nombres  de los hijos de Israel que llegan con Ya’akov a Egipto. Cada uno llegó con su familia.

En esta semana el Eterno a tenido a bien, permitirnos iniciar con la lectura del segundo sefer (libro) de la Torá, llamado Shemot, iniciando con la Perashá que tiene el mismo nombre que el Sefer Shemot, cuyo significado es “Nombres”. Este segundo libro es conocido con el nombre de Éxodo, que significa “salida”, debido a que se narra la salida del nuestro pueblo de Eretz Mitzraim (Egipto) para llegar a Eretz Israel. La Perashá  Shemot “Nombres”, inicia mencionando los nombres de las personas de nuestro pueblo que desciende a Egipto para recibir la ayuda de Yosef  ben Ya’akov, que como gobernador de Egipto cuenta con los recursos para alimentarlos durante los años de carestía que faltaban, nos cuenta la Torá que eran un total de 70 almas descendientes de Ya’akov abinu que entraron a Egipto, es decir sus 12 hijos con sus familias. Estas setenta almas se asentaron  en la tierra de Goshen, una tierra propicia para la práctica del pastoreo de ganado. Nuestro pueblo mantuvo el conocimiento de la Torá y en la practica d la Torá aunque  la Torá no se tenia de manera escrita, pero es evidente que se conocían las mitzvot (mandamientos) de manera oral. Nuestro pueblo creció de manera extraordinaria, de aquellas 70 almas que entraron  a Egipto después de 210 años de permanecer en Egipto, llegaron a ser 600 000 hombres, sin contar mujeres ni niños, cuenta el Midrásh que al contabilizar todos, eran aproximadamente  3 000 000 (tres millones) de Israelitas que salieron de Egipto, sin lugar a dudas un pueblo bastante grande en numero para aquellos tiempos. Nuestro pueblo al crecer demasiado era un riesgo para los egipcios, Paró (faraón) pensó que al ser tan numerosos podían revelarse y pelear contra ellos y derrotarlos, así que los esclavizó  y estableció  una ley horrible, matar a todos los niños judíos, dejando con vida a las niñas.
Nuestro pueblo no solo tuvieron que hacer trabajo esclavizado para el faraón, si no también para los egipcios, los forzaban a realizar tareas en sus propias casa y campos después retornaban al sitio de la construcción. Bajo estas circunstancias tan terribles, nuestro pueblo comenzó a pedirle al Eterno  que los redimiera de Egipto. El Eterno en su infinita misericordia  escucho los ruegos  y suplicas de aquellos hombres esclavizados, y decidió sacarlos de Egipto, para hacerlo El Eterno requería de un líder, un redentor que sacara a al pueblo de Mitzraim.  El Eterno escoge a Moshé un hombre excepcional.

Temas de la Perasha

Primera alía (1:1 – 1:17): Se hace un recuento de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Ya’akov. Los descendientes de Ya’akov estaban ahora en Egipto, donde se multiplicaron. El nuevo faraón, temiendo que los israelitas se unieran a las fuerzas enemigas para derrocarlo, inició una política de opresión, reduciéndolos a la condición de esclavos. Supervisados por crueles capataces, fueron forzados a construir las fortalezas y ciudades de almacenamiento de Pitom y Raamses en la frontera de Egipto. Sin embargo, los intentos del faraón por reducir numéricamente la población judía resultaron ineficaces, pues su tasa de natalidad aumentaba decididamente. Tomando una drástica medida, el soberano egipcio ordenó a las parteras hebreas que mataran a los niños varones al momento de nacer. Pero las parteras desobedecieron por temor a Hashem.

Segunda alía (1:18 – 2:10): El faraón ordenó entonces que todo varón recién nacido fuera ahogado en el Nilo. Avraham y Iojéved miembros de la tribu de Leví eran padres de dos niños: Miriam y Aharón. Poco después del decreto del faraón, Iojéved dio a luz a un segundo varón. Cuando ya no pudo mantener en secreto el nacimiento de su hijo, colocó a éste en una arquilla de juncos que dejó entre las plantas de la orilla del Nilo (bajo supervisión de Miriam). La hija del faraón fue a bañarse en el Nilo, vio la arquilla y envió a una de sus servidoras a traerla. Se dio cuenta que había en ella un niño hebreo y sintiendo piedad por él, decidió adoptarlo. Miriam se adelantó y con el permiso que le diera la princesa para buscar un ama de cría, regresó con Iojeved, bajo cuyo cuidado el niño recibió más tarde enseñanzas sobre las tradiciones de sus antepasados. El niño fue llevado al palacio real y se lo llamó Moshé, que significa: «extraído de las aguas».

Tercera alía (2:11 – 2:25): Después de haber madurado, Moshé fue a encontrarse con sus hermanos israelitas y observó sus sufrimientos. Vio que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a uno de los hebreos. No había nadie a su alrededor y Moshé, airado, mató al cruel egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente Moisés intervino en una disputa entre dos israelitas. Uno de ellos le preguntó en tono insultante qué derecho tenía de juzgar a los demás, y si intentaba matarlo como lo había hecho con el egipcio. Moshé comprendió, entonces, que su acción había ganado estado público y que su vida corría peligro. En consecuencia, antes de que el soberano egipcio pudiera hacerlo capturar huyó a Madian en la región sudeste de la península de Sinaí. Llegó a un pozo, donde tuvo oportunidad de proteger a las siete hijas de Yetro (el conductor espiritual de Madián) de unos pastores agresivos. Fue bien recibido por Yetro y trabajó como pastor de ovejas. Pronto se casó con una de sus hijas: Séfora, que dio a luz a dos niños: Guershom y Eliezer. Durante la estadía de Moshé en Madián el faraón había fallecido. Su sucesor continuó oprimiendo a los judíos aún con mayor severidad, y éstos clamaron por ayuda a Hashem.

Cuarta alía (3:1 – 3:15): Mientras cuidaba las ovejas de Yetró en Jorev, Moshé tuvo una visión extraordinaria: una zarza que ardía sin consumirse, en tanto Moshé observaba esa maravilla, Hashem se dirigió a él por primera vez y le ordenó que se quitara los zapatos, pues se hallaba en suelo sagrado. Luego le informó que sería el mensajero del Señor para sacar a los israelitas de Egipto y llevarlos a la Tierra Prometida. Moshé respondió que él era indigno de una tarea tan magna, pero recibió la promesa de la ayuda Divina. Moshé preguntó entonces qué respuesta debería dar cuando los israelitas le preguntaran por el nombre de D-s. El Señor respondió que El podría ser revelado con la expresión: «YO SOY EL QUE SOY»

Quinta alía ( 3:16- 4:17): Después le dijo a Moshé que informara a los ancianos de Israel sobre la aparición de Hashem, y que ellos deberían demandar al faraón que permitiera a los israelitas ofrecer sacrificios al Señor en el desierto. El soberano se rehusaría, pero después que hubiera sido azotado por las plagas de D-s se vería forzado a ceder y los israelitas abandonarían Egipto cargados de riquezas.

Moshé arguyó que el pueblo no le creería, razón por la que le fue otorgado el poder de obrar tres milagros. Su bastón se transformaba en una serpiente cuando era arrojado al suelo. Esta, al ser tomada por la cola, volvía a su forma original. Luego Moshé recibió orden de poner la mano sobre el pecho. Cuando la retiró tenía rastros de lepra, pero al repetir el movimiento, la mano apareció nuevamente sana. Finalmente, si los israelitas no estuvieran convencidos, aun, Moshé debía verter agua del Nilo sobre tierra seca y el líquido elemento se convertiría en sangre. Moshé continuó titubeando y adujo que carecía de la necesaria capacidad oratoria. Hashem, por consiguiente, le informó que su hermano Aharón le serviría de vocero.

Sexta alía (4:18-4:31): Moshé vuelve a Egipto. Hashem ordena a Moshé hacer todas las maravillas ante Faraón. Séfora corta el prepucio de su hijo. Hashem le ordena a Aharón ir a recibir en el desierto a Moshé. Aharón habla a todo el pueblo de las cosas dichas por Hashem a Moshé.

Séptima alía (5:1 – 5:21): Moshé y Aharón se presentaron ante el faraón y le pidieron que permitiera a los israelitas salir a ofrecer sacrificios al Señor en el desierto, pero el soberano no sólo no accedió a esta demanda, sino que impuso decretos aún más rigurosos contra los judíos: en adelante, estos deberían producir la misma cantidad de ladrillos que hasta entonces, pero no se les proveería de la paja que facilitaba su elaboración. Los capataces judíos fueron castigados porque sus cuadrillas no podían cumplir con esa tarea imposible. Sus ruegos al faraón para que se apiadara de ellos fueron rechazados y acusaron a Moshé y Aharón de empeorar la situación.

Enseñanza

Moshé hijo de Amram y Yojeved, fue el tercer hijo de la familia después e Aarón y de Miriam sus hermanos mayores. Moshé al nacer se salva del decreto del faraón de matar a los niños judíos, al ser depositado en una especie de canasta en el rió  Nilo, el cual fue sacado por Batia la hija de Faraón, y le puso Moshé “el que fue sacado del agua” y lo adopto como su propio hijo. Moshé fue criado por su propia madre durante dos primeros años de su vida, posteriormente fue llevado por Batia al palacio del rey donde vivió como un príncipe. Cuando  cumplió 40 años sucedió un hecho que cambiaria completamente su vida,  al  saber su origen judío,  salio del palacio para ver a sus hermanos y entonces vio a un capataz Egipcio que golpeaba a un esclavo judío, Moshé lo defendió que incluso lo mató. Este hecho posteriormente llego a oídos del Faraón, quien trato de matar a Moshé quien huyó al desierto, hasta la tierra de  Midián, ahí se casó y se convirtió en pastor.

Cuando estaba pastoreando su rebaño cerca del monte Sinai, vio un fuego  y le llamo la atención al  ver que la zarza no se consumía, se acercó al lugar y cuando estaba próximo a llegar escucho una voz que decía ¡ Moshé, Moshé!, no te acerques, descálzate, pues el lugar que pisas es tierra sagrada. Entonces el Eterno se presentó ante el y le dijo, Yo soy el Eloh-m de tus padres, Eloh-m de Abraham, Eloh-m de Ytzjak y Eloh-m de Ya’akov.
Y le dijo a Moshé: Shemot-Éxodo- 3:9-10 y  ahora mira, el grito de los Israelitas llegó hasta mí, y también vi la crueldad con que los egipcios los oprimen. Por tanto ponte en camino, pues te enviare ante Paró, Saca a mi pueblo, los Israelita de Egipto.

Moshé estaba recibiendo una misión por parte del Eterno, por supuesto que no era una misión muy fácil, tanto que Moshé responde.

Shemot-Éxodo- 3:11 Dijo Moshé a Eloh-m ¿Y quien  soy yo para presentarme ante Paró y sacar a los Israelita de Egipto?

La respuesta de Moshé es muy interesante, que pueden incluso tomarse como un pretexto para no realizar la misión que el Eterno lo esta encomendando. Amados  aquí vemos la condición de un hombre ante una situación de pedirle algo a un rey poderoso, siendo en aquel entonces Egipto un país con mucha potencia, y un simple hombre pastor de ovejas ir y pedirle que dejara libre a su pueblo esclavo, que representaba la mano de obra para su economía, desde un punto de vista lógico, era una misión para un hombre  ¡imposible de realizar! ¿Quien soy yo? contesto Moshé, sintiendo que el no tenia el honor de realizar  tan importante misión y sacar a un pueblo que él  amaba mucho, puesto que lo había ya demostrado cuando mató al Egipcio por defender a un Israelita. Sin lugar a dudas Moshé amaba a su pueblo, pero se sentía incapaz de realizar la redención.

Amados cuantos de nosotros hemos recibido una misión por parte del Eterno, de trabajar en sus planes, ser un servidor de él, cuando recibimos el llamado que hemos contestado, posiblemente la misma respuesta de Moshé ¿Por que YO? nos sentimos incapaces de realizar el trabajo,  o posiblemente inmerecedores de tener ese honor de servirle. Cuando El Eterno escuchó la respuesta de Moshé le contesta. “Yo estaré contigo”

El Eterno esta dándole ánimos a Moshé para que no se sintiera solo ante la misión. Amados también a nosotros el Eterno nos dice  “Yo estaré contigo” Tengamos confianza en el Eterno, en todo lo que nosotros hagamos por servirle, él esta con nosotros, por difícil que nos parezca la misión.

Moshé nuevamente hace una pregunta al Eterno.

Shemot-Éxodo- 3.13 Moshé le dijo a Eloh-m. “Mira, cuando me presente ante los israelitas y les diga: el Eloh-m de sus antepasados me envió hacia ustedes y ellos me preguntase ¿Cual es su nombre? ¿Que les diré?

Nuevamente Moshé realiza una pregunta interesante, pero ¿que acaso Moshé y los israelitas no sabían el nombre del Eterno? Si desde Adam se conocía y por su puesto que su nombre se sabia. Entonces ¿Por que Moshé hace esta pregunta? Hay que recordar que detrás de un nombre hay una personalidad, es decir una forma de  ser, unos actos que hablan de la persona. El Eterno  usa varios nombre para darse a conocer dependiendo de la acción que el va a realizar, por ejemplo cuando realiza un Juicio se hace llamar como Eloh-m, cuando libra una batalla como Adon-i Tzevaot, cuando actúa con misericordia se da a conocer como Hashem (Shem Hameforash) Por lo tanto Moshé lo que quería saber que acción iba a tomar, es decir que nombre iba a usar el Eterno para esta misión a ir con el. El Eterno le contesta “Eyeh Asher Eyeh” que la traducción es – Seré el que seré – dando a entender el Eterno que el estaría con ellos en cualquier circunstancia del exilio y los posteriores, aplicaría juicio como misericordia o estaba dispuesto a luchar para sacar a su pueblo, el Eterno estaba diciendo que estaba dispuesto a realizar cualquier obra para sacar al pueblo, diles que Seré es mi nombre.

Shemot-Éxodo- 4: 1 Entonces Moshé respondió; Ellos no me creerán ni escucharan mi voz, pues dirán: Hashem no se te presentó:

Esta es la tercera vez que Moshé cuestiona al Eterno, tratando de no aceptar la misión, en esta ocasión el Eterno utiliza tres prodigios para que les mostrara a los israelitas para demostrarles que el Eterno se le había presentado.

1.- Su bastón  al tirarlo al suelo se convirtió en serpiente.

Dice la tora que Moshé huyo de ella, el Midrásh nos cuenta que fue un castigo por hablar lashón hará contra los israelitas, decir que no le iban a creer sin ni siquiera estar seguro de ese hecho.

Una mujer noble romana desafió a Rabí Iose
“Mi deidad es superior a tú Eloh-m”
¿Qué os hace  decir eso? Él le preguntó
“Cuando nuestro Eloh-m se le presentó a Moshé en el arbusto, el escondió solo su cara, pero cuando mi dios, la serpiente, se presento, ¡él huyo!”
“Una maldición sobre ti “replico Rabi Iose “cuando el Todopoderoso se reveló a si mismo a Moshé, ¿A dónde podía Moshé haber escapado con posibilidad? La gloria de Hazme llena cielo y tierra; no existe lugar al que alguien pueda escapar de El. Pero nuestro ídolo, la serpiente, Moshé solo tenía que retroceder unos pocos pasos y estaba a salvo!.

2.- Su mano se enfermó de Tzaraat, blanca como la nieve.

Nuevamente la tzaraat es ocasionada por la lashon hará. El Eterno cura a Moshé indicando que aunque los pecados fueren grandes, cuando hay  una teshuva (arrepentimiento) el Eterno puede curarlos.

3.- Tomar agua del rió y tirarla al suelo y se convertirá en sangre.

Shemot-Éxodo- 4: 10 Entonces Moshé respondió a Hashem “ por favor Hashem, no soy hombre de palabras y esto no es solo de ayer, de anteayer, ni desde el día que me hablaste conmigo, tu servidor, balbuceo y tengo dificultad con la lengua.

Este es el cuarto argumento que Moshé utiliza para no realizar la misión del Eterno, su dificultad de hablar, seguramente Moshé pensó, Faraón es un hombre muy hábil con su lengua además de hablar 70 idiomas, al escucharme hablar se burlaran de mi diciendo – Moshé viene en el nombre del creador del universo y no sabe hablar bien.

El Eterno bien pudo haber hecho de Moshé un excelente orador, sin embargo lo hizo con ese defecto para demostrar que los hijos de Israel no fueron convencidos por un hermoso discurso de Moshé, si no por la verdad de la Torá que habla por si misma. El Eterno cuestionó a Moshé ¿Quien le ha dado la boca al hombre?, acaso no soy yo, anda, yo estaré en tu boca y te indicare lo que debas decir.

Shemot-Éxodo- 4: 13 Pero Moshé insistió ¡Por favor Hashem! Por favor envía a otro, al que acostumbras enviar.

Hashem se enojó ante la continua resistencia de Moshé. Cuenta el Midrásh que Moshé había sido destinado por el Eterno de ser un Kohen y su hermano Aharon un levi. Sin embargo, cuando Moshé rehusó aceptar el liderazgo de Israel, Hashem se enojó con Moshé y como resultado, perdió ese honor. Aharon fue designado Kohen gadol en lugar de Moshé y Moshé se convirtió en Levi.

Conclusion

Estos pretextos  que utilizó Moshé para no cumplir su misión, lo ubican en calidad de ser humano, además de demostrar que la Torá no fue creada por Moshé, puesto que si el fuera el escritor hubiera omitido estas cosas, pero fue el mismo Eterno, quien permitió que estas cosas quedaran escritas, con un objetivo bien claro, nuestra enseñanza.

Amados cuando recibimos un llamado por parte del Eterno, cuantos pretextos tenemos, uno, dos o muchos más, para evitar realizar  su voluntad. Tengamos cuidado por que al estar rechazando un llamado podemos perder bendiciones o privilegios que el Eterno  ya nos tiene  asignados.

¡Shabat Shalom!

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