El Shabbat

Santos
28 de Nisan de 5765
7 de mayo del 2005
Ezequiel / Ezekiel 20.2-20
Día 13 de la cuenta del Ómer

Rav Mijael Avila «Shlita»
Sinagogas Bet HaDerej
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Lectura

Ezequiel 20:2 Y vino a mí palabra de Hashem, diciendo: 3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así ha dichoHashem el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Hashem el Señor. 4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres, 5 y diles: Así ha dicho Hashem el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Hashem vuestro Elohym; 6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Hashem vuestro Elohym. 8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto. 9 Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto. 10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto, 11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá. 12 Y les di también mis días de Shabbath, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Hashem que los santifico. 13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días de Shabbath profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos. 14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado. 15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de Shabbath profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón. 17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto; 18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos. 19 Yo soy Hashem vuestro Elohym; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra; 20 y santificad mis días de Shabbath, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soyHashem vuestro Elohym.
Reflexión

Algunas veces podemos estar estudiando la Escritura profundamente; otras veces, es importante considerar lo Escrito en su sentido más simple, es decir literalmente lo que dice, y en esta ocasión sirviéndome de la reflexión de la Haftaráh, consideremos literalmente lo que encontramos en el Libro de Ezequiel, démonos cuenta que el Eterno está reclamando a los tzenekim –ancianos- el comportamiento del pueblo de Israel, y le pide al profeta lo siguiente:

Ezequiel 20:4 …Hazles conocer las abominaciones de sus padres, 5 y diles: Así ha dicho Hashem el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Hashem vuestro Elohym; 6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; 7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Hashem vuestro Elohym.

Primera petición: Abstenerse de las abominaciones de Egipto

El Eterno cuando sacó a nuestro pueblo de Mitzraim –Egipto- no dejó las cosas a la comprensión del pueblo, sino que específicamente les mostró Su voluntad, ¿cuál era Su voluntad?, en primer lugar les pidió que echaran de ellos las abominaciones de Egipto, esta contaminación implica el abstenerse de la idolatría de Mitzraim, ¿cuál era la razón?, ya tenían a un Elohym, no les hacía falta más, Hashem les sería suficiente.
Segunda petición: Guardar los estatutos y decretos de Hashem

El Eterno estableció que para se conformaran como nación, era necesario tener unos lineamientos que seguir, debido a eso les dio sus estatutos y decretos:

Ezequiel 20: 11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.
Es interesante que a través de ellos, Hashem les prometió que vivirían. La pregunta que cabe es: ¿Vivirían para este mundo o para el porvenir? La respuesta contrario a lo que muchos pudieran pensar, era que vivirían en este mundo, pues ellos eran ya pueblo, y ahora lo que el Eterno deseaba era que tuvieran una vida abundante tal como lo enseñó Yehoshúa HaMashíaj –El Mesías-, porque a través de seguir los lineamientos de Hashem les garantizaría una sana convivencia tanto con su prójimo como con el Eterno.
Tercer Petición: Les dio el Shabbath para que lo guardarán a fin de santificarse

La siguiente bendición que les otorgó el Eterno fue el Shabbath. ¿Qué significaría el Shabbath? ¿Acaso habría más pueblos que guardarían el Shabbath? El Eterno les otorgaría el Shabbath como una señal, es decir, sería un distintivo de Israel el guardarlo, ningún pueblo dentro de las naciones tendría esto como precepto, aun en nuestro días los pueblos y las naciones incluyendo el cristianismo guardan el domingo, ¿ese día acaso se los dio Hashem?, no, sino su dios se los dio, ¿cuál dios?, pregúntenselo a los cristianos.
A nuestro pueblo Hashem le dio el Shabbath como señal, y hasta nuestro días es el pueblo de Israel el que lo guarda. ¿Cómo se sabe que alguien pertenece al pueblo del Eterno? Sencillo, testifica la señal que Hashem le dio.
¿Qué hay detrás de guardar el Shabbath? Es un ejercicio de santidad, a través del Shabbath Hashem santifica a su pueblo:

Ezequiel 20: 12 Y les di también mis días de Shabbath, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Hashem que los santifico.
No hay domingo ni lunes ni martes etc. santos, y si lo crees, ¿con qué capítulo y versículo lo sostienes? Honestamente te equivocas si piensas que en el Brit Jadasháh -Pacto Renovado- hallarás un versículo para sustentarlo (si así lo crees), y si me tuvieras enfrente me gustaría que me preguntaras: ¿Rabino usted lo tiene? Por supuesto que sí lo tengo:

Isaías 58:13 Si retrajeres del día de Shabbath tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, 14 entonces te deleitarás en Hashem; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado.
¡El Shabbath es el único día determinado por Hashem como santo! Basta estudiar todos los milagros que hizo Yehoshúa HaMashíajpara darnos cuenta en qué día lo hizo, desde luego que fue en Shabbath.
¿Qué hizo nuestro pueblo?

Tristemente nuestro pueblo no correspondió a la generosidad y el amor que Hashem le demostró, hubo periodos en su historia que nuestro pueblo olvidó tanto los decretos como los estatutos y desde luego el Shabbath del Eterno:

Ezequiel 20: 16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de Shabbathprofanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.
Como consecuencia de olvidarse de ellos fueron en pos de ídolos.
La solución de Hashem para Israel

Hashem muestra su misericordia para con nuestro pueblo instándoles a que vuelvan a Su Camino, ¿cuál Camino?, el que está lleno de sus estatutos, preceptos así como su Shabbath:

Ezequiel 20: 19 Yo soy Hashem vuestro Elohym; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra; 20 y santificad mis días de Shabbath, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Hashemvuestro Elohym.
Hashem declara enfáticamente: “santificad mis días de Shabbath, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Hashem vuestro Elohym”

Te pregunto: ¿Es el Eterno de Israel tu Elohym? Si contestas afirmativamente no tienes alternativa, necesitas abrazar la señal impuesta por el Eterno: El Shabbath. Mucha gente me escribe cuando se siente en una encrucijada al respecto de lo que debe hacer, sienten por un lado que han conocido la Voluntad del Eterno y por otro sienten un compromiso con su denominación, precisamente en esta semana me escribía un pastor de jóvenes que siente una inquietud por lo que debe hacer, por un lado obedecer a su pastor y por otro, obedecer al Eterno, ¿la respuesta es sencilla?, ¡sí!, ¡obedece al Eterno! No piense que el tiempo te dará una solución, ¡no!, el precio por anteponer la voluntad del hombre o de la denominación ante la voluntad del Eterno es muy alto, antes yo mismo recomendaba: espera, ten paciencia; sin embargo, hoy en día después de observar la experiencia de mucha gente que esperó y que tarde que temprano sufrieron la consecuencia de no obedecer a Hashem fue triste, pues aun salieron de sus congregaciones repudiados por todos, es algo que hoy en día no recomiendo, si estás en una disyuntiva entre obedecer al Eterno al respecto del Shabbath u obedecer a tu pastor en las indicaciones de su denominación y lo que es lo mismo de “hombre”, no lo pienses más: ¡Obedece al Eterno!
Siempre habrá bendición al seguir la voluntad de Hashem, no obstante que como escribe rabí Shaúl –Pablo- pareciera no ser causa de gozo, pero a final de cuentas te dará un fruto apacible de justicia, y ese fruto hay que perseguirlo hasta sus últimas consecuencias.

¡Shabbath Shalom!

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