¡La felicidad, ahora!

Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de Egipto por sus huestes, por medio de Moshé y Aharón.

Eleh mas’ey veney-Yisra’el asher yats’u me’erets Mitsrayim letsiv’otam beyad-Moshe ve’Aharon.

Esta es la última porción del libro de Bamidbar conocido también como Números, y es en la segunda alía que leemos:
Bamidbar-Números 33:38 Y subió el sacerdote Aharón al monte de Hor, conforme al dicho de Hashem, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes. Era Aharón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor. En esta ocasión sirvámonos de esta porción para reflexionar un poco al respecto de la vida, considerando su disfrute ante la inevitable muerte.

Ciento veintitrés años tenía Aharón hakohén -el sacerdote, cuando el Eterno lo llama a separarse de su pueblo y a dejar que su cuerpo volviera a la tierra de donde fue tomado, Ciento veintitrés años que fueron bien vividos, con victorias y sinsabores, con problemas pero también con soluciones, en fin, una vida que bien vale la pena ver a detalle y que esperemos en su oportunidad profundizar en ella, aunque mientras tanto, ¿Cuántas personas tendrían el privilegio de estar conscientes que morirán? No cabe duda que muy pocas, y a mi juicio eso es una gran bendición por que nos daría la oportunidad de ponernos a cuentas con nuestro prójimo, con los seres amados, les daríamos seguramente recomendaciones y bendiciones, me imagino que Aharón hakohén hizo eso y más cuando algunos perekim -capítulos previos el Eterno se lo hace saber:

Bamidbar 22:22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor. Y Hashem habló a Moshé y a Aharón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: Aharón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.

No comparto la filosofía de otras religiones las cuales enseñan que estando con su Dios, los problemas se acaban, para todo hay solución, no hay enfermedades, etc. Y aunque respeto esa creencia, la realidad que veo no es así, esta vida tiene y tendrá problemas, hay enfermedades de las cuales a veces el Eterno sana y otras no, habrá situaciones y conflictos que tendremos que aprender a sobrellevarlos por que habrá veces que no habrá solución, en fin, pero no por ello quiero decir que no existe una diferencia entre aquellos que buscamos al verdadero Elohim y los que no,  ya que confiamos que en Él hay esperanza, los nubarrones siempre tendrán su enseñanza y aún su reto, pero es muy diferente afrontarlos tomados de la mano de Él. Tomemos una porción del libro de Kohelét para considerara lo que el Eterno tiene en ese tenor para nosotros.

Kohelét – Eclesiastes 3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

Creo que muchas veces perdemos el foco de nuestra vida, nos enfrascamos en atender problemas o metas que muchas veces nos roban el aquí y el ahora, cuando las Sagradas Escrituras no hablan de que en esta vida todo tendrá un tiempo, y si estamos conscientes el tiempo que en este preciso instante vivimos, aspiraremos a una mayor felicidad, ya que dispondremos nuestras fuerzas para vivirlo sin distraernos con el por venir. Al final de los pasukim anteriores es muy interesante notar la pregunta: Kohelét – Eclesiastes 3:9¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

Tal vez pudiera ser bueno hacernos ésta pregunta en cada una de las áreas en las cuales invertimos un esfuerzo, si les parece pongámoslo de ésta manera.

¿Qué provecho tienes de tu trabajo?
¿Qué provecho tienes de tu estudio?
¿Qué provecho tienes de tu relación amorosa?
¿Qué provecho tienes del hobbi u ocio que practicas?
¿Qué provecho obtienes del lugar en donde sirves?
¿Qué provecho tienes del lugar en donde te congregas?

El provecho lo debemos entender no necesariamente como una recompensa económica, aunque en algunas áreas si aplique, sino que el fruto de la labor puede ser a veces: satisfacción, o un aprendizaje o crecimiento; un fortalecimiento de tu ser; o la compañía que necesitas y te complementa, etc. Cuántas veces los padres les dicen a sus hijos frases como: “¿Qué de bueno te deja esa amistad?”, o “¿Qué provecho obtienes de ese juego?” en fin, creo que todos deberíamos bregar por tener claro por qué y para qué hacemos lo que hacemos, ahora bien, notemos que todo esto se refiere al obtener un provecho de una labor, es decir, de que medie un esfuerzo o trabajo o tiempo o disposición, pero siempre es dar una parte de nosotros, si nosotros no damos, y solo queremos recibir, entonces ¿qué mérito? ¿Sería justo esperar recibir algo sin que demos algo a cambio? Desde luego que no, por ello dice el Brit Jadashá-pacto renovado- 1 Corintios 9:10… porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Y aunque hay personas que están solo dispuestas a recibir sin dar nada a cambio, pero no son motivo de esta reflexión, sino más bien para nosotros, el reflexionar que debemos dar para entonces poder recibir y el conocerlo nos ayude a centrar nuestra vida.

Kohelét – Eclesiastes 3:10Yo he visto el trabajo que el Eterno ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Hashem desde el principio hasta el fin.

El Eterno ha dado el trabajo para que el hombre se ocupe en él, es una de las razones de la vida, además de notar que cada cosa debe ser en “su tiempo”, ¿Cuánta gente vive pensando que será feliz cuando se case? Pero no vive el ahora y se priva de la felicidad, ¿Cuántos viven anhelando su título universitario? Pero el estudio actual no valora, que es lo que lo llevará a corroborar tal título, así que por ello, les pregunto, ¿Qué tiempo estás viviendo? Estás soltero ¡disfrútalo!, estás casado ¡disfrútalo!, eres estudiante ¡disfrútalo!, no tienes autoridad ¡disfrútalo!, tienes autoridad ¡disfrútalo! Hace no mucho tiempo le decía a mi primogénito: “Hiram aún no manejas ¡disfrútalo!, ya que llegará el día en que tendrás que llevarnos a algún lugar o ir por algún mandado y desearás no saber manejar”, transcurrieron los meses y empezó a manejar el vehículo más a menudo, y ya después de un tiempo de experimentar lo que es manejar, cuando salíamos, se subía de inmediato en la parte trasera con el objetivo de no manejar, y me dijo: “Avá tenías razón, debía atender tu recomendación de disfrutar mientras no manejara”.

Aharón Hakohén realizó una labor para el Eterno, sin duda fue vestido de gloria, imaginémonos sus ropas resplandecientes, el oro que le acompañaba en el servicio al Eterno, y como ocurrió hace algunas perashot-porciones-, hasta hubo personas que envidiaron ese servicio de Aharón hakohén, pero mientras no servía al Eterno ¿Qué tan feliz era? Y ahora que le servía ¿Qué tanto disfrutaba el servicio? Parecería a simple vista que el Eterno eligió al hombre perfecto para que su nombre fuera llevado en alto a partir de su servicio, tan es así que no es él el que deja de servir, sino es el Eterno el que le quitaría ese servicio, pero ¿de ciento veintitrés años, que tanto Aharón disfruto que le quitarán ese servicio? Yo creo que si Aharón fue feliz, debió haber disfrutado cada etapa de su vida con la conciencia de que la madurez radica en reconocer a cabalidad su papel en esta vida, ¿Cuáles son tus responsabilidades en el área que te desempeñas? ¿si eres casado sabes cuáles son tus primeras 3 tareas? ¿Si estas estudiando identificas tus primeras 5 responsabilidades? Y podríamos seguir realizando preguntas, que necesario sería tener una respuesta, ya que solo así cumpliríamos con nuestro papel con responsabilidad. Sigamos leyendo: Kohelét – Eclesiastes 3:12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;

¿No hay cosa mejor que alegrarse? ¡Claro! ¿Pero que estamos haciendo tu y yo? ¿Acaso estamos buscando esa alegría de la que habla las Kitvei Hakodesh? En este versículo nos da uno de los secreto de la felicidad: “y hacer bien en su vida”, hace algunos años un siervo del Eterno me compartió este secreto que descubrió para ser feliz, y obviamente me refiero a “hacer el bien”, es decir, no esperar recibir, sino dar, como está escrito: Guevurot – Hechos 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del señor Yehoshúa, que dijo: Más feliz es dar que recibir. Por lo anterior te hago otra pregunta: ¿Qué tanto das? ¿Qué tanto de ti le das a tu esposa o esposo? ¿Qué tanto les das a tus hijos? ¿Qué tanto le das a tu comunidad? ¿Que tanto les das a tus amigos? ¿A tus familiares? Mucho dependerá la felicidad que tengas dependiendo que tanto estas prodigándole a los demás.

Ya para finalizar nuestra reflexión de Kohelét, la conclusión.

Kohelét 3:13 y también que es regalo del Eterno que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.

Kohelét 2:24No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano del Eterno.

Kohelét 8:15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Eterno le concede debajo del sol.

No obstante la obra en magnitud que cada uno realice, quizá una obra pequeña o una grande, la diferencia en lo individual radica entre la posibilidad de sentarte a disfrutar la comida y bebida como consecuencia del fruto de tu labor, o que simplemente pases la vida alimentándote de prisa, sin estar consciente que ese hecho, es uno de los principales en nuestra vida, comer y beber gozando del bien de nuestra labor, algo quizás tan simple, pero que creo que no en balde se encuentra registrado en las kitvei acodes-sagradas escrituras, así que ¡Dispongámonos a comer y disfrutar el fruto de nuestra labor!

Conclusion

Resumiendo un poco de la reflexión que en esta semana hemos tenido, recapitulemos los pasos para la felicidad del hombre:

1-    Debemos vivir con concentración cada etapa de nuestra vida y no estar pensando en el futuro nada más.
2-    Debemos preguntarnos el provecho de cada área en la que inmiscuimos nuestra vida. Conociendo esto nuestro tiempo será bien aprovechado.
3-    El Eterno ha dado el trabajo para que el hombre se ocupe en él, es una de las razones de la vida.
4-    Si uno tiene la conciencia del provecho del trabajo, solo le restará buscar en ello la alegría.
5-    Parte de la alegría se obtiene dando al prójimo.
6-    Una parte medular de la alegría es comer y beber y disfrutar del fruto de nuestra labor.

Si uno considera los puntos antes citados parecen tan básicos, pero yo creo que es precisamente en esa simpleza, en donde encontraremos la felicidad diaria que el Eterno tiene preparados para cada uno de nosotros, ¡ruego que la vida de cada uno de nosotros sea lo suficientemente feliz, como Hashem lo desea!

¡Shabat Shalom!