La Tarea

Pinjas
21 de Tamuz de 5764
10 de julio del 2004
Bamidbar / Números 25:10-30:1

Rav Mijael Avila «Shlita»
Sinagogas Bet HaDerej

Rav Mijael Avila «Shlita»
Sinagogas Bet HaDerej
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Introducción

Números 25:10 Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: 11 Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho desviar mi ira de sobre los hijos de Israel al llevar mi venganza entre ellos, y así no consumí a los hijos de Israel con mi ira.


Bamidbar 25:10 Vayedaber Adonay el-Moshe lemor. 11 Pinjas ben-Eleazar ben-Aharon hakohen heshiv et-jamati me’al beney Yisrael bekan’o et-kin’ati betojam velo-jiliti et-beney Yisrael bekin’ati.

Es común encontrarse con gente creyente que manifiesta su deseo de servir a Hashem. Esto tiene varias vertientes: comenzando porque gran parte del cuerpo de creyentes no saben en qué servir, por otro lado cuando lo saben, muchas veces en las congregaciones no hay espacios para que las personas desarrollen sus inquietudes y su sed de servir; así mismo, también ocurre que hay quienes esperan que pase el tiempo para que cuando estén lo suficientemente preparadas puedan servir, situación que retarda su servicio; también sucede que muchos se abstienen en servir porque no se sienten dignos de hacerlo, otros más, piensan que el servicio a Hashem sólo es para algunos, y como podrás notar, aun con estos ejemplos, no acabaríamos con todos los impedimentos que tiene la gente para servir a Hashem.

En esta perashát aparece el nombre de un varón de quien no se conoce su pasado, ni sus inquietudes, sino que de pronto se ve inmiscuido en una tarea de parte de Hashem que traería en sí misma una prueba importante tanto para él, como para el pueblo, me estoy refiriendo a Caleb, su ejemplo podría denotar a muchos de los hijos de Hashem con inquietudes para servir, y con la bendición de que se les encomiende algo. Esta semana abordaré un tema que he titulado: «La tarea», que nos ilustrará el resultado positivo y negativo de una encomienda de Hashem, y que nos deberá llevar a reflexionar respecto del servicio que cada uno de nosotros prestamos al Eterno.

Temas de la Perashát
Primera alía (25:10-26:4)

El pacto del Eterno con Pinjás. La orden que el Eterno le da a Moshé de hostigar a los madianitas. El Eterno ordena a Moshé y a Eleazar realizar un censo a todos los hijos de Israel.


Segunda alía (26:5-51)

El censo de los hijos de Yisrael.


Tercera alía (26:52-27:5)

El Eterno ordena la repartición de la tierra según la edad. El censo de los levitas. La petición de las hijas de Zelofehad de recibir heredad.


Cuarta alía (27:6-23)

La aprobación del Eterno al pedido de las hijas de Zelofehad. El Eterno ordena a Moshé subir al monte Abarim y ver la tierra a la que no entrará. El pedido de Moshé al Eterno de designar un sucesor y la elección de Josué como tal.


Quinta alía (28:1-15)

El sacrificio diario. El musaf (sacrificio agregado) de shabbat. Y el musaf de rosh jódesh (comienzo de mes).


Sexta alía (28:16-29:11)

Los musafim (sacrificios) de Pésaj, de Shavuot, de Rosh Hashaná y el de Yom Kipur.


Séptima alía (29:12-30:1)

Los musafim (sacrificios) de Sucot y de Shemini Atzéret.

Enseñanza

El Contexto

En el capítulo 26 del libro de Bamidbar -Números- nos relata el censo del pueblo cuando estuvieron en los campos de Moab, este conteo serviría para repartir la tierra prometida entre los varones mayores de 20 años, una vez que sucedió esto, igualmente se contó a la tribu de Leví, el número que arrojó esta tribu no se sumó a nuestro pueblo Israel debido a que la tribu de Leví no tendría heredad en la tierra prometida ya que su herencia sería el servicio a Hashem.
Al final del capítulo, la Toráh nos narra que ninguno de los contados fue de la generación que se quedaría postrada en el desierto por su rebeldía con excepción de Caleb y Yehoshua -conocido como Josué-:

Números 26:66 Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. 64 Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. 65 Porque Hashem había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
La Tarea

Como ustedes recordarán, Caleb fue uno de los hombres que representó a su tribu al ser designado para reconocer la tierra de Canaán. La primera vez que Caleb aparece en las Escrituras fue justamente en esa designación:

Números 13:6 De la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone.
Junto a este representante de la tribu de Yehuda, se encontraban también los siguientes once hombres:
De la tribu de Rubén, Samúa hijo de Zacur.

De la tribu de Simeón, Safat hijo de Horí.

De la tribu de Isacar, Igal hijo de José.

De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun.

De la tribu de Benjamín, Palti hijo de Rafú.

De la tribu de Zabulón, Gadiel hijo de Sodi.

De la tribu de José: de la tribu de Manasés, Gadi hijo de Susi.

De la tribu de Dan, Amiel hijo de Gemali.

De la tribu de Aser, Setur hijo de Micael.

De la tribu de Neftalí, Nahbi hijo de Vapsi.

De la tribu de Gad, Geuel hijo de Maqui.
La Toráh no nos da mayor referencia sobre la vida previa de Caleb, sólo conocemos que era líder o cabeza dentro de la familia a la que pertenecía:

Número 13:1 Y Hashem habló a Moisés, diciendo: 2 Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. 3 Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Hashem; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel.
Podemos ver a la luz de esto, que Caleb al igual que los once hombres espías -meraguelim-, tenían ciertas cualidades que los hicieron distinguirse dentro de sus familias, lo que originó en un nombramiento que conllevaba un liderazgo. Les correspondía ser hombres de honor en cuyas espaldas recaería gran parte del peso de la tribu en cuestión, fueron hombres que por su papel, debieron ser: valientes, esforzados, admirados por muchos y, así mismo, estuvieron en una eminencia que era deseada por algunos.
Ahora, ellos tenían el privilegio de trascender, irían de avanzada para reconocer la tierra, seguramente el pueblo estaba expectante de la noticia, estos doce hombres serían los primeros en ver las bondades de la tierra que Hashem les había prometido.
El significado del nombre de Caleb, curiosamente es: «perro». Sabemos que en tiempos bíblicos los nombres marcarían el carácter del individuo, y a Caleb, le vendría bien un nombre que para nuestros países tal vez resultaría ofensivo; pero que denotaría muy bien el carácter de Caleb.
Ahora hasta aquí, ¿en qué se asemejaría Caleb a la vida de cualquiera de nosotros?, pues así como Hashem destinó una tarea para él, y es preciso entenderlo, fue Moshé el que la designa, estando Hashem detrás de ello. Esto en muchas ocasiones es lo mismo que sucede a la mujer o al varón creyente a quien se le asigna una tarea para llevar a cabo y que trás ella está el nombre de Hashem. Imaginémonos a un hombre que se le encomienda el servicio en la alabanza, él podría estar pensando tal vez que le rinde un servicio a los hombres, no debemos olvidar que así es, pero, detrás de ello, el verdadero servicio se lo estamos brindando a Hashem. Fíjate cómo los doce espías reconocerían la tierra, trayendo esto beneficios al pueblo; ese servicio redundaría en engrandecer el nombre de Hashem. Así mismo, si a alguien le es encomendada una tarea dentro de la sinagoga o congregación, el fin final del servicio será siempre Hashem a pesar de que la kehilá -congregación- sea la primera beneficiada.
El Resultado

El resultado de la tarea encomendada fue casi perfecto, su cometido de inspeccionar la tierra junto a sus moradores sería completado:

Números 13:21 Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. 22 Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. 23 Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. 24 Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.
Si pudiéramos analizar la petición a los doce todo giraba en constatar lo prometido por Hashem, y sobre todo, estratégicamente conocer a sus próximos rivales, es decir los moradores de Canaán, había un informe que dar en torno a la tierra en primer lugar, y en segundo lugar en torno a su gente. Veamos primero el informe en cuanto a la tierra:

Números 13:26 Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. 27 Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.

La promesa de Hashem de entregarles una tierra abundante estaba siendo satisfecha
hasta este momento, sólo restaba que la tomaran, dependía ahora de ellos, sabiendo que Hashem siempre les respaldaría, pero ¿cuál fue el informe en cuanto a la gente de Canaán?:

Números 13:28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29 Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.
Diez hombres de los doce estaban siendo intimidados por las características que vieron en la gente, los veían grandes y fuertes, y a pesar de tener los milagros y el poderío de Hashem a la vista, nunca lo consideraron, sino que se acobardaron, transmitiendo esto al pueblo. Sin embargo, dos de estos hombres: Yehoshua y Caleb, tuvieron la convicción de que Hashem estaría con ellos hasta la conquista:

Números 13:30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
No les fue suficiente la gallardía mostrada por Caleb, sino que siguieron argumentando a favor de una posible derrota:

Números 13: 31 Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32 Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
La Consecuencia

Es evidente que de toda tarea que Hashem nos encomienda tendrá sus repercusiones tanto para bien como para mal; es decir, se les encomendó a los doce la tarea de traer informes, sólo esa fue  la tarea; pero ellos no se quedaron hasta allí, sino que además sacaron sus propias conclusiones, influenciando al pueblo.
La decisión de tomar para sí la tierra, no debía correr por cuenta de ellos, sino que era responsabilidad de Moshé; sin embargo, la repercusión de sus palabras así como el dramatismo que les plasmaron, sumió a la congregación en un pesar que sería desastroso para su futuro:

Números 14:1 Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. 2 Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! 3 ¿Y por qué nos trae Hashem a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? 4 Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.
Yehoshua y Caleb, intentaron contrarrestar los informes de los otros diez; sin embargo, no fue suficiente e incluso su vida corrió un riesgo:

Números 14:6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8 Si Hashem se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Hashem, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Hashem; no los temáis. 10 Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Hashem se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel
Hashem, una vez más, se cansó de soportar al pueblo rebelde; así mismo, Moshé una vez más tuvo que implorar perdón para el pueblo. Esta generación se quedaría postrada en el desierto, sólo Yehoshua y Caleb, verían con sus ojos la posesión de la tierra anhelada:

Números 14:20 Entonces Hashem dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. 21 Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, 22 todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, 23 no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. 24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
¿Qué hubiera sucedido si esa tarea nos las hubieran encomendado a nosotros? Difícil asegurar cuál sería nuestro resultado ya que las circunstancias que vivimos son diferentes a las de ellos, lo que no cabe duda es que este ejemplo demuestra la humana debilidad ante los obstáculos visibles que nos encontramos. Tal vez deberíamos replantear la pregunta: ¿Qué resultado estamos dando en las tareas que se nos han encomendado? ¿Qué estás haciendo para dar resultados en la obra de Hashem? ¿Verdaderamente estamos poniendo el 100% de nosotros en el servicio a Hashem?¿Estaremos siendo parte de ese 83% de gente que trabaja para Hashem y que está entregando malos resultados?
Lo maravilloso de esto es que nunca es tarde para cambiar, verdaderamente debemos replantearnos las tareas encomendadas por Hashem y concentrarnos en entregar buenos resultados. La invitación es que cada uno consideremos como un ejemplo a Caleb y a Yehoshua y con valentía no sólo nos concentremos en los obstáculos a la vista, sino que siempre tengamos en mente que el poderío de nuestro D-os, es mayor a cualquier obstáculo que se nos pueda presentar. Reflexiona esto: «Si El lo dijo, El lo hará».

Conclusión

Estoy convencido que la kehilá de Yehoshua no está donde debería de estar hoy en día, debido a que los recursos humanos con que cuenta no han sido aprovechados al máximo; es decir, darle la oportunidad a cada miembro de la kehilá a desenvolverse en lo que le corresponde. Esto, mayoritariamente es un error originado en el liderazgo, los pastores, rabinos o líderes, porque muchas veces no contamos con los elementos para llevar a la práctica el desenvolvimiento y crecimiento individual de los miembros, las Escrituras están para eso: para enseñarnos y que aprendamos cómo hacerlo, este ejemplo nos brinda la oportunidad de retomar las enseñanzas de un liderazgo que no fue perfecto; sin embargo a través de sus aciertos y errores es posible aprender de él, me refiero al liderazgo de Moshé.
En primer lugar, al encomendar Moshé la tarea, fue muy explícito, les dijo exactamente qué debían hacer, debemos aprender de ello; es decir, si como cabeza vas a encomendar una tarea a alguien de la congregación, o incluso como padre a un hijo, ¿cómo debe ser la tarea?, muy explícita, como lo veremos a continuación:
Moshé en los versículos 17 al 20 de Bamidbar 13, concretamente les pide resultados en las siguientes áreas:

Números 13:17 Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte y observad la tierra cómo es:
1)El pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso.

2)Cómo es la tierra habitada, si es buena o mala.

3)Cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas.

4)Cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no.
Lo segundo que podemos aprender de este episodio con el liderazgo con Moshé, fue el error de permitir que los que vendrían a dar aviso de los cuatro puntos antes mencionados, se excedieran en su tarea y terminaran influenciando a los demás para mal. La decisión estaba tomada: Israel tomaría para sí la tierra prometida; esta incursión sólo serviría para plantear una estrategia, el error de Moshé fue no ponerlos en su lugar de inmediato, error que ocasionó que nuestro pueblo vagara por el desierto por cuarenta años. Te pregunto: ¿Qué hubiera sucedido si Moshé les decía a los 10 enviados: «Gracias por su reporte pero la decisión está tomada, atacaremos»?, y él no les hubiera dado juego para que influenciaran a los demás. Esto va de la mano con la discreción que se debió guardar con el asunto; es decir, el reporte debieron dárselo a Moshé y Aarón y de ninguna manera a la congregación, esto ocasionó que nuestro pueblo cometiera uno de los más grandes errores.
Estar a la cabeza de algo, ya sea en el hogar, dentro de una empresa, o bien dentro de una sinagoga, no es una tarea fácil, sino por el contrario, conlleva un sinnúmero de responsabilidades que obligan a la toma de decisiones constantes, ello exigirá estar siempre alerta a la voluntad de Hashem, debemos siempre estar reforzando al liderazgo con la oración que es tarea de todos:

Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. 18 ¨Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.
Sólo una aclaración: a pesar de que la traducción de la Reina Valera 1960 utiliza el término: «pastores» que en el griego es: poimen, aquí en el griego se usa el vocablo: Hegeomai, que significa: líder alguien con autoridad. Así que ahora sigamos la recomendación que encontramos aquí:«Sujétense y obedezcan a su líder».

¡Shabath Shalom!
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