Las puertas abiertas.

Durante estos últimos años, he sido sensible a un error recurrente en el hombre, y me refiero a no concluir correctamente ciclos.

Los ciclos a los que me refiero tienen que ver con relaciones que se establecen entre individuos o también entre individuo-organización; permíteme poner el primer ejemplo: Cuando se sufre la pérdida de uno de los padres, no es extraño que alguno de los hijos llore con desconsuelo, esto debido a que no se dio el tiempo para decirle cuanto le amaba, el otorgarle el perdón, recibir una bendición de su parte, o increparle alguna clase dedaño, etc. Cada que sea la fecha conmemorativa o algún evento relacionado con el ser que partió, será un recordatorio incomodo de una puerta que no se cerró.

Estarás de acuerdo conmigo que lo anterior es muy probable verlo, ¿verdad? Bien, pero ¿qué ocurre con situaciones vivenciales como el que pediste un libro, o lo prestaste y este no ha sido devuelto?, cada que veas el espacio del libro no devuelto en tu librero (o recuerdes el titulo o a la persona a quien se lo prestaste) será semejante como tener vívidamente a la persona contigo cada vez que lo traigas a memoria y otra puerta en tu vida seguirá abierta.

Ejemplo de una relación individuo-institución, es que después de haber tenido una relación laboral, de la noche a la mañana ya no se presenta el empleado, el que ocurra una situación así conlleva que no nada más el extrabajador siempre tendrá internamente un sentimiento de incomodidad (científicamente se sabe que ello provoca debilidad)cada vez que escuche el nombre de la empresa o algo se la recuerde y sepa que en la empresa en este caso, probablemente  habrá más de uno que tendrá sentimientos adversos hacia la persona que dejo botado el trabajo y por lo tanto una puerta más se mantendrá abierta.

Hoy es difundido que a través del Social Media o Redes Sociales, que hombres y mujeres con un simple mensaje terminan una relación que NO fue Virtual, y además de hacerlo públicamente (por la gente asociada), no tienen el valor de cerrar una puerta que comenzó a abrirse presencialmente. Estoy convencido que para el afectado(a) una situación así no será olvidada en toda su vida y por ello otra puerta quedara abierta.

¿Que tienen en común entonces el que un padre partió sin ponerse a cuentas, una relación laboral abandonada, o el que se efectúe incorrectamente el término de una relación sentimental por un medio inadecuado? Los tres casos tienen en común la falta de valor para afrontar situaciones que afectaron en su tiempo, pero que al no haberlas confrontado cara a cara demuestran en si una irresponsabilidad, la cual conlleva la evidencia de falta de principios como lo son: respeto, valor, agradecimiento, responsabilidad, etc. 

¿Cual es el problema con lo anterior? Es como ir por la vida, metafóricamente hablando, por un pasillo que tiene un sinnúmero de puertas las cuales se abren en la medida que una necesidad se presenta, pero, en su conclusión deben ser cerradas, y a falta de ello es como si al ir por el pasillo la persona de esa relación estuviera de continuo asomándose para vernos, es sentir por momentos que unos ojos nos estuvieran observando y esto provocará una incomodidad constante.

La incomodidad que provoca la mirada de la persona de esa puerta abierta conllevará a que por momentos, sentimientos se apoderen del hombre o la mujer, sentimientos como la vergüenza, la pena, la preocupación, etc. 

Con lo anterior parecieran cosas sin importancia sin embargo no lo son, ya que esto mina la salud, debilita al individuo, merma la fortaleza y todo…por no afrontar responsablemente las cosas de la vida.

Tarde o temprano estas cosas pasarán factura, y de una forma insospechada nuestra deuda puede ser cobrada muy probablemente de una forma equivalente pero en otro momento de la vida.

Te pregunto, ¿qué tan a menudo sientes incomodidad por recuerdos? ¿Cuántos momentos a lo largo del día traen memoria de personas o instituciones que estando ausentes se hacen presentes?

Mi humilde recomendación, trata en la medida de lo posible, de volver en tus caminos andados, y aunque el tiempo pasó, busca a personas de cada puerta abierta y reconoce con pocas palabras tu desvarío, regresa lo que te prestaron no importando el tiempo, toma aún el teléfono si la distancia te impide la presencia y reconoce con pocas palabras que lamentas que ello se hubiera presentado. Te aseguro que caminarás entonces por la vida, más ligero, sin recuerdos que te incomoden; pero sobre todo, con la cabeza en alto por cuanto las miradas de esas puertas ya no están presentes y tu pasado no te reclamarán más.

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2 comentarios en “Las puertas abiertas.

  1. B»SD

    Es increíble que de algo en apariencia insignificante, como lo es no devolver lo que nos prestan, se forme una cadena que tarde o temprano nos provocará angustia hasta ahogarnos.

    Es difícil tomar iniciativas como lo es tomar el teléfono y cerrar los ciclos, pero bien vale la pena.

    ¡Todá Rabá Rabí!

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