Respeto a la autoridad

Nombres

23 de Tevet de 5764
17 de Enero 2004
Shemot / Exodo 1:1-6:1

Por. Mijael Avila
Rabino Mesiánico

Introducción

Exodo 1:1 Estos son los nombres de los hijos de Yisrael que entraron en Egipto con Yaacov cada uno entró con su familia.

Shemot 1:1 Ve’eleh shemot beney Yisra’el haba’im Mitsraymah et Ya’akov ish uveyto ba’u.

Este es el segundo libro escrito por Moshé – Moisés- y es conocido en el hebreo como Shemot, y aunque su traducción literal al español es Nombres, al español se le conoce como Exodo, debido a que precisamente narra la salida de nuestro pueblo de la tierra de Egipto.

En el capítulo 3 de éste libro nos encontramos con el encuentro de Moshé y el Eterno, el cual una vez que oyó los clamores de nuestro pueblo, le manda a Moshé que sea el encargado de pedirle a Faraón que deje libre al pueblo, y a partir de éste acto Moshé asumiría el liderazgo de nuestro pueblo, no sin antes presentar sus inconvenientes a Hashem con el objeto de que lo relevara de tal cargo.

Es importante notar que Moshé no solo se dirigiría a Faraón, sino que además se presentaría como un enviado de Hashem ante el pueblo, sin embargo su carta de presentación sería primeramente antes que a todo el pueblo, con los ancianos de Israel.

Exodo 3:16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Hashem, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; Lej ve asafta et zikney Yisrael, -Ve y reúne a los ancianos de Israel- con esta frase el Eterno le esta dando la importancia que merecían estos hombres considerados como líderes de nuestro pueblo, y esto precisamente nos dará motivo para abordar a ésta importante figura de autoridad en nuestro pueblo: Los ancianos.

Temas de la Perasha

Primera Alía (1:1 – 1:17): Se hace un recuento de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Yaacov. Los descendientes de Yaacov estaban ahora en Egipto, donde se multiplicaron. El nuevo faraón, temiendo que los israelitas se unieran a las fuerzas enemigas para derrocarlo, inició una política de opresión, reduciéndolos a la condición de esclavos. Supervisados por crueles capataces, fueron forzados a construir las fortalezas y ciudades de almacenamiento de Pitom y Raamses, en la frontera de Egipto. Sin embargo, los intentos del faraón por reducir numéricamente la población judía resultaron ineficaces, pues su tasa de natalidad aumentaba decididamente. Tomando una drástica medida, el soberano egipcio ordenó a las parteras hebreas que mataran a los niños varones en el momento de nacer. Pero las comadres desobedecieron por temor de Hashem

Segunda Alía (1:18 – 2:10): El faraón ordenó entonces que todo varón recién nacido fuera ahogado en el Nilo. Abraham y Iojéved miembros de la tribu de Leví, eran padres de dos niños, Miriam y Aarón. Poco después del decreto del faraón, Iojéved dio a luz a un segundo varón. Cuando ya no pudo mantener en secreto el nacimiento de su hijo, colocó a éste en una arquilla de juncos que dejó entre las plantas de la orilla del Nilo (bajo supervisión de Miriam). La hija del faraón fue a bañarse en el Nilo, vio la arquilla y envió a una de sus servidoras a traerla. Se dio cuenta de que había en ella un niño hebreo y sintiendo piedad por él, decidió adoptarlo. Miriam se adelantó y con el permiso que le diera la princesa para buscar un ama de cría, regresó con Iojeved, bajo cuyo cuidado el niño recibió más tarde enseñanzas sobre las tradiciones de sus antepasados. El niño fue llevado al palacio real y se lo llamó Moshé, que significa: «extraído de las aguas».

Tercera Alía (2:11 – 2:25) : Después de haber madurado, Moshé fue a encontrarse con sus hermanos israelitas y observó sus sufrimientos. Vio que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a uno de los hebreos. No había nadie a su alrededor y Moshé, airado, mató al cruel egipcio y lo enterró en la arena. Al día siguiente Moisés intervino en una disputa entre dos israelitas. Uno de ellos le preguntó en tono insultante qué derecho tenía de juzgar a los demás, y si intentaba matarlo como lo había hecho con el egipcio. Moshé comprendió, entonces, que su acción había ganado estado público y que su vida corría peligro. En consecuencia, antes de que el soberano egipcio pudiera hacerlo capturar huyó a Madian, en la región sudeste de la península de Sinaí. Llegó a un pozo, donde tuvo oportunidad de proteger a las siete hijas de Yetro (el conductor espiritual de Madián) de unos pastores agresivos. Fue bien recibido por Yetro y trabajó como pastor de ovejas. Pronto se casó con una de sus hijas, Séfora, que dio a luz a dos niños, Guershom y Eliezer. Durante la estadía de Moshé en Madián el faraón había fallecido. Su sucesor continuó oprimiendo a los judíos aún con mayor severidad, y éstos clamaron por ayuda a Hashem.

Cuarta Alía (3:1 – 3:15) : Mientras cuidaba las ovejas de Yetró en Jorev, Moshé tuvo una visión extraordinaria: una zarza que ardía sin consumirse. en tanto Moshé observaba esa maravilla, Hashem se dirigió a él por primera vez y le ordenó que se quitara los zapatos, pues de hallaba en suelo sagrado. Luego le informó que sería el mensajero del Señor para sacar a los israelitas de Egipto y llevarlos a la Tierra Prometida. Moshé respondió que él era indigno de una tarea tan magna, pero recibió la promesa de la ayuda Divina. Moshé preguntó entonces qué respuesta debería dar cuando los israelitas le preguntaran por el nombre de D-s. El Señor respondió que El podría ser revelado con la expresión «YO SOY EL QUE SOY»

Quinta Alía ( 3:16- 4:17) : Después le dijo a Moshé que informara a los ancianos de Israel sobre la aparición de Hashem, y que ellos deberían demandar al faraón que permitiera a los israelitas ofrecer sacrificios al Señor en el desierto. El soberano se rehusaría, pero después que hubiera sido azotado por las plagas de D-s se vería forzado a ceder y los israelitas abandonarían Egipto cargados de riquezas.

Moshé arguyó que el pueblo no le creería, razón por la cual le fue otorgado el poder de obras tres milagros. Su bastón se transformaba en una serpiente cuando era arrojado al suelo. Esta, al ser tomada por la cola, volvía a su forma original. Luego Moshé recibió orden de poner la mano sobre el pecho. Cuando la retiró tenía rastros de lepra, pero al repetir el movimiento, la mano apareció nuevamente sana. Finalmente, si los israelitas no estuvieran convencidos, aún, Moshé debía verter agua del Nilo sobre tierra seca y el líquido elemento se convertiría en sangre. Moshé continuó titubeando y adujo que carecía de la necesaria capacidad oratoria. Hashem, por consiguiente, le informó que su hermano Aarón le serviría de vocero.

Sexta Alía (4:18-4:31): Moshé vuelve a Egipto. Hashem ordena a Moshé hacer todas las maravillas ante Faraón. Séfora corta el prepucio de su hijo. Hashem le ordena a Aarón ir a recibir en el desierto a Moshé. Aarón habla a todo el pueblo de las cosas dichas por Hashem a Moshé :

Séptima Alía (5:1 – 5:21) :  Moshé y Aarón se presentaron ante el faraón y le pidieron que permitiera a los israelitas salir a ofrecer sacrificios al Señor en el desierto, pero el soberano no sólo no accedió a esta demanda, sino que impuso decretos aún más rigurosos contra los judíos. En adelante estos deberían producir la misma cantidad de ladrillos que hasta entonces, pero no se les proveería de la paja que facilitaba su elaboración. Los capataces judíos fueron castigados porque sus cuadrillas no podían cumplir con esa tarea imposible. Sus ruegos al faraón para que se apiadara de ellos fueron rechazados y acusaron a Moshé y Aarón de empeorar la situación.

Enseñanza

A lo largo de las Sagradas Escrituras nos encontramos con una figura de autoridad llamada «Anciano«, en el hebreo la palabra para Anciano es el adjetivo Tzaken (Tsade, Kof y Nun), que es la que se usa a lo largo del TaNaJ -conocido como A.T.-, y en el griego Koiné del Brit Jadasha -Pacto Renovado- su correspondiente vocablo es Presbuteros.

Esta palabra Anciano denota en la mayoría de los casos alguien con autoridad, sin embargo también se usa en referencia a alguien de edad avanzada, como lo podemos ver en el caso de Abraham y Sara: Génesis 18:11 Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres.

Ellos son llamados Tzekenim -plural de anciano-, y como habrás notado se aclara que eran de edad avanzada.

Abraham tenía como encargado de todas sus cosas a un siervo suyo que tenía la característica de ser Tzaken: Génesis 24:2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo

Obviamente el adjetivo de Tzaken, era de resaltar por cuanto implicaba una experiencia y madurez en determinada área, sin duda eran hombres y mujeres reverenciados por su sabiduría y desde luego por su comportamiento, y por lo mismo, tanto en las decisiones importantes como en los eventos trascendentales, ellos debían estar, tal y cual lo vemos en la muerte de Yaacov.

Génesis 50:7 Entonces José subió para sepultar a su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto, Si notaste, no nada más los ancianos de la casa de Yoséf -José- estaban presentes, sino también los ancianos de Egipto.

Por ello al encontrarnos con ésta perasha, vemos que Hashem le mandó Moshé que considerara a los ancianos de Israel: Exodo 3:16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Hashem, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto.

Estos ancianos de acuerdo a la tradición de nuestro pueblo eran 70 específicamente, los cuales posteriormente vendrían a componer el Gran Sanedrín, y de los cuales encontramos su mención posteriormente: Exodo 24:1 Dijo Hashem a Moisés: Sube ante Hashem, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.

Exodo 24:9 Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; VeShibiym mi Tzikney Yisrael, Y setenta ancianos de Israel, tal y como se lee en éstos pasukim, el Eterno designo a setenta ancianos para que liderearan a nuestro pueblo, ¿Por qué Setenta? Pues obviamente la palabra setenta es un derivado del número siete, y como ya conocerás el significado del siete, podrás deducir el por qué de esto.

TAREAS DE LOS TZEKENIM

-La principal tarea de estos ancianos era ayudar a llevar la cargo del liderazgo, en este caso puesto en Moshé y en segundo lugar sobre Aarón.

Números 11:16 Entonces Hashem dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. 17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

-Cuando la congregación pecaba por yerro, los que pondrían sus manos sobre el animal a ser sacrificado serían los tzekenim.

Levítico 4:15 Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Hashem, y en presencia de Hashem degollarán aquel becerro.

Es muy importante que aprendamos que estos líderes cargaban con las responsabilidad de nuestro pueblo, y en caso de cometer una falta del pueblo, ellos correrían con la reivindicación delante de Hashem.

En México a un joven de 16 años le pueden otorgar un permiso para manejar, aun cuando no ha cumplido la mayoría de edad que son los 18 años, pero si le llega a ocurrir un accidente, el responsable es el padre ¿Por qué? Es debido a que mientras no ejerza plenamente sus derechos y obligaciones como ciudadano, y esto se lo da la mayoría de edad, debe un adulto asegurar el cumplimiento de sus responsabilidades por él, así que el padre es el adecuado. En el caso de los ancianos o tzekenim por su liderazgo, corrían ellos con la responsabilidad del pueblo, pero regresemos al caso del padre, una de las principales áreas en las que una familia sufre, es en la educación de los niños varones, dado que muchas de las madres educan a sus hijos bajo un machismo, dado que preferencían a los varones sobre las mujeres, y a pesar de que ese comportamiento ellas en su momento lo aborrecieron, cuando tienen sus hijos los siguen propagando, y ¿A quien echarle la culpa de que hoy en día exista mucha desobligación de parte de los jóvenes que forman una nueva familia? ¿O de su comportamiento egoísta y machista? Pues lo natural es que sea culpa de la madre, por cuanto ella fue la que lo educo, sin embargo y a pesar de que ella realizó esa tarea, la responsabilidad y mas allá, la culpa es del padre, dado que el es el principal responsable de la familia, y lo quiera aceptar o no, y haya o no ejercido la educación del hijo, a final de cuentas son los primeros responsables delante del Eterno.

-Estos ancianos o Tzekenim estarían atestiguando la ascensión de Moshé al monte, con el objeto de recibir las tablas.

Exodo 24:14 Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.

-Cuando existía una problemática con el liderazgo los tzekenim eran llamados como testigos, tal y cual lo vemos en la rebelión de Coraj -Coré-: Números 16:25 Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él.

-Cuando existían las ciudades de refugio para las personas que mataban sin premeditación, los ancianos tenían dentro de sus funciones vigilar que los que fueran a estas ciudades, verdaderamente lo habían cometido sin premeditarlo, y en caso de que no fuera así, ellos mandaban por el asesino y lo sacaban para ejecutar la sentencia sobre éste y que muriera.

Deuteronomio 19:12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.

-En fin, los ancianos como compartirían las cargas con el liderazgo principal, muchas de las sentencias o bien de las atestiguaciones corrían por cuenta de ellos, como lo son:

El caso de un hijo rebelde: Deuteronomio 21:20 y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.

Cuando se trataba de repudiar a la novia: Deuteronomio 22:15 entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta;

Deuteronomio 22:17 y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad.

Deuteronomio 22:18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán.

LA TRASCENDENCIA DE SU OBRA

Un ejemplo que nos encontramos en la Biblia, es con Yehoshua conocido como Josué, el cual sirvió al Eterno junto a los ancianos que le acompañaron, y mientras fué así, el pueblo se mantuvo firme, dado que ellos habían testimoniado el poder de Hashem, y la trascendencia de su obra, fue que por su causa el pueblo se mantuvo fiel al Eterno.

Josué 24:31 Y sirvió Israel a Hashem todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Hashem había hecho por Israel.

Jueces 2:7 Y el pueblo había servido a Hashem todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Hashem, que él había hecho por Israel.

Desgraciadamente esta firmeza de nuestro pueblo solo terminó ahí, cuando Yehoshua y los ancianos poco a poco murieron, y entonces una generación de hombres llegó sin un temor a Hashem.

¿Qué pasó cuando dejaron de escuchar a los ancianos? Nuestro pueblo vino a decadencia, y para muestra el caso del hijo de Shlomo – Salomón – llamado Roboam, que en lugar de oir a los tzekenim, escucho a sus amigos: 2 Crónicas 10:6 Entonces el rey Roboam tomó consejo con los viejos, que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y díjoles: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo.?

2 Crónicas 10:8 Mas él, dejando el consejo que le dieron los viejos, tomó consejo con los mancebos que se habían criado con él, y que delante de él asistían; Los ancianos eran hombres que por su experiencia, rectitud, conocimientos y sabiduría se destacaban de las demás personas de edad avanzada, dándoles el reconocimiento la gente debido a su comportamiento y sensatez, y en el caso de Roboam, era él el que tomaba las decisiones, pero era su obligación era hacerse llegar de hombres sábios, en este caso con esa denominación de Tzekenim, que le dieran en muchas áreas lo que él no tenía, y con esa confianza debió de haber actuado, sin embargo oyó a los que carecían de experiencia y eso lo llevo a dividir el reino.

Conclusión

Mucho nos resta por estudiar con respecto a lo relacionado con los tzekenim, sobre todo por cuanto el Brit Jadasha también habla mucho de ellos, sin embargo será tema para otra ocasión, pero no quiero terminar esta semana sin esta reflexión. Cuando yo era niño, recuerdo que durante un tiempo viví algunos debates en cuestión de la palabra «madurez«, y en mi óptica de niño, supuse durante años que en definitiva ésta se alcanzaba con la edad, sin embargo cuando tuve oportunidad de desarrollarme profesionalmente, me di cuenta que en muchos casos la gente adulta no correspondía con mi percepción de ser maduros, y aún más me percate que muchos de ellos tal y como habían sido de jóvenes ahora se comportaban igual, pero con una facha de adultos. De ahí que tuve la bendición no obstante de mi edad, de que mucha gente mayor se acercara por consejería, apoyo, etc. Y la explicación la encontré en las Escrituras.

Salmos 119:100 Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos; Si alguno de nosotros queremos tener garantía de madurar, la forma para garantizarlo será estudiar la Biblia, y desde luego practicarla, tal y como lo escribe el salmista en el más grande pereq -capítulo- de las Sagradas Escrituras, que es Tehilim – Salmos- 119, así que si hay alguien que se queja de no tener hijos maduros, bueno sería destinarles tiempo con el objeto de hacerlos madurar, estudiando con ellos la Torah -Lit. Instrucción, conocida com Ley-.

En nuestro pueblo la honra para un anciano, así como para alguien que tiene una autoridad como un rabino, more, etc. es muy especial, dado que la ponen como una mitzva -mandamiento-, leámosla: Levítico 19:32 Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Hashem.

Y es por ello que ese respeto que nuestro pueblo guarda debemos ejercitarlo, ya que no nada más es deducido sino Escritural, si nosotros aprendemos a dar honra y poner a la gente en el lugar que se merece, nosotros en su momento la recibiremos. Cuando hablo con un pastor o rabino a solas, y no obstante que nos hablemos de tu, yo siempre cuando estamos en público le doy su lugar nombrándolo por su título, tal y como nuestro pueblo lo hace, y me he percatado que al hacerlo así, detrás de ello engrandezco el nombre de Hashem, por cuanto al hombre que veo le doy su honra, y detrás, al que no veo que es Hashem, automáticamente la recibe ¿Lo crees? Y si no, reflexiona, ¿Quién puso a ese hombre o mujer ahí?

¡Shabbath Shalom!

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