"Sacrificio"

Por. Ruth Hernández

La perasha de esta semana se llama VAYICRA, que literalmente significa,» Y llamó…»(Lv 1:1).

Cuando Hashem le dijo a Moshé que escribiera la palabra Vayicrá,» Y El llamó…» , Moshé no quiso escribir esa ultima alef, porque sintió que esa letra le confería a el mucha importancia,. Moshé puso una alef pequeña. La alef es la letra que simboliza la voluntad, el ego. Es la primera letra de la palabra hebrea que significa «yo»: Ani. Cuando el individuo se empequeñece a si mismo, como la alef pequeña, crea un lugar para que la Presencia Divina repose en el. Moshé Rabenu fue el mas humilde de todos los hombres. Y se hizo así mismo tan pero tan pequeño que apenas si ocupaba lugar en este mundo. Como ningún otro hombre antes o después de el, Moshé percibió que en la Creación hay una sola alef, un solo numero uno: Hashem. Moshé hizo que su propia alef, su ego, fuera tan pequeña que tuvo el mérito de que la Tora fuera entregada por su intermedio.

El libro Vayicrá (Levítico), que comenzamos a leer esta semana, también se denomina Tora Kohanim (Las leyes de los sacerdotes) en su mayor parte trata de los korbanot (ofrendas) que se presentan en el Mishkan. El libro de Vayicrá habla de la función del Templo y por lo tanto de las reglas referentes a los sacrificios, que era el procedimiento universal de adoración en otros pueblos principalmente de los judíos de la época. Las leyes relacionadas con los sacrificios estaban destinadas a internalizar en el pueblo el concepto de santidad en el pensamiento y en la acción. Las leyes de pureza y santidad deben regir el alma y el cuerpo del hombre, ya que ambos están asociados. El cuerpo es el instrumento activo de las sensibilidades del alma.

«Cuando alguno de entre vosotros ofreciere ofrenda…»(1:2).

En nuestro idioma no tenemos el significado de los korbanot que se ofrecían en el Beit ha Mikdash. La palabra «sacrificio» implica una renuncia a algo de valor para beneficiar a otro. Pero obviamente Hashem no puede beneficiarse con ningún «sacrificio» pues a El nada le falta. Por otra parte, el termino «sacrifico» implica algo de valor, pero en verdad somos nosotros los que obtenemos al darlo, algo infinitamente mas valioso que lo que ofrendamos. La palabra «ofrenda» tampoco es adecuada, pues una ofrenda sirve generalmente para calmar o aplacar a alguien. Es una especie de «soborno».

Por lo tanto resulta muy difícil traducir la palabra «korban» a nuestro idioma pues los conceptos de «sacrificio» y «ofrenda» son propios de culturas diferentes. En hebreo la palabra korban proviene de la misma raíz que la palabra «karov», cercano. Y es un termino que se emplea en forma exclusiva para la comunicación o relación del hombre con su creador. Cuando en tiempos del Mishkán o del Gran Templo una persona traía un korban, significaba que deseaba acercarse a D-os, en la seguridad de que esa cercanía es el máximo bien que existe. Todos los demás bienes no son mas que meras imitaciones o falsificaciones sin ningún valor.

Entonces podemos decir que el sacrificio era un acto de culto tan importante que se le consideraba indispensable. Hoy entendemos por «sacrificio» la inmolación de un animal, es decir, el sacrificio que consiste en matarlo para ofrecerlo a D-os. Pero para los hebreos esta era tan sólo una de las formas posibles del sacrificio, ciertamente la principal, pero no la única. También se hacían ofrendas de alimentos, de bebida y de incienso. En cuanto a su objeto o motivo, el sacrificio podía ser de gratitud (o acción de gracias), de expiación o perdón de pecados, de reconciliación con D-os o de purificación. Una de las formas principales del sacrificio era el holocausto.

Vemos que en esta perasha se nos relata la existencia de cinco sacrificios principales (korbanot) que podían ser ofrendados por un individuo:

1.- Olá: Un sacrificio consumido enteramente por el fuego en el Mizbeaj (Altar).

2.- Minjá: A diferencia de los otros korbanot que consistían de animales, éste era una ofrenda de harina usualmente traída por una persona de pocos recursos económicos.

3.- Shelamim: Ofrenda de paz. Un medio de expresar agradecimiento a D-os en ocasiones alegres. Se encuentra incluido también el Korban Todá (aparece en la perasha Tzav)

4.- Jatat: Ofrenda de pecado. Expiación por ciertos pecados cometidos sin intención por un individuo, incluyendo el Kohen Gadol (Sumo Sacerdote), el Rey, o los miembros del Sanedrín (Corte Suprema) como conjunto. Incluye también algunas transgresiones cometidas con intención. Por ejemplo, comer Jametz en Pesaj o hacer trabajo en Shabbat.

4a) Korban Ole Veyored: Un tipo especial de ofrenda que variaba con la condición económica del pecador. Era requerida por transgresiones como.

a.- Jurar en falso que no se posee evidencia necesaria para testimonio.

b.- Entrar al Bet Hamikdash (Santuario) o comer alimentos sagrados estando Tumá (impuro).

c.- No cumplir una promesa.

Una vez que tomaba conciencia de la acción impropia cometida, el transgresor confesaba su error y debía traer su sacrificio.

1.- Asham: Ofrenda de culpa:. Se presenta como parte de la penitencia requerida para ciertos actos impropios; tales como.

a. usar, sin intención, propiedades religiosas.

b. retener propiedad ajena atravéz de un juramento falso.

En cada caso, el transgresor, después de confesar su culpa, debía en primer lugar devolver la propiedad a su dueño legítimo, además de agregar un quinto de su valor. Sólo después podían ofrendar su sacrificio y recibir el perdón divino.

A diferencia de otros pueblos que también solían ofrendar sacrificios de animales, el pueblo de Israel consideraba sus sacrificios no como regalos para agradar a D-os, si no como expresiones de su relación espiritual con El.

Otra característica importante de los sacrificios es que a los judíos sólo les era permitido realizar sus ofrendas en el Tabernáculo (y después en el Templo), lugar de encuentro de toda la comunidad.

Las leyes relacionadas con los sacrificios estaban destinadas a internalizar en el pueblo el concepto de santidad en el pensamiento y en la acción. Las leyes de pureza y santidad deben regir el alma y el cuerpo del hombre, ya que ambos están asociados. El cuerpo es el instrumento activo de las sensibilidades del alma.

Otra característica de un sacrificio era que debía de ser sin mácula. Cuando el individuo traía un Korban, debía ser completamente sano «tamim» sin mácula. Cuando el judío buscaba acercarse a D-os, debe hacerlo con toda su fuerza y todas sus facultades. No se debe omitir ni abreviar nada. Su servicio debe ser también sin mácula. La perfección del Kórban era la expresión física de la perfección del corazón que busca acercarse a Su Creador.

Conclusión

Cuando una persona pecaba, tenía la obligación de traer un animal como sacrificio, para que comprenda que el cuerpo solo, sin el intelecto, sentado al volante, es como el animal que esta sobre el Altar, privado de una existencia eterna. Cuando el individuo traía un sacrificio, debía visualizar su propio cuerpo quemándose en el Altar. Pero si la persona ofrenda su propio cuerpo, entonces lo único que le queda es su neshama (alma). Y…¿cómo puede existir en este mundo físico como un alma sin cuerpo?. Había un solo lugar donde la neshama (alma) podía existir sin el cuerpo. El Mishkán. Por ese motivo, el único lugar donde se podía traer un sacrificio era el Mishkán. Por que el Mishkán era un lugar de espiritualidad pura. El único lugar donde la neshama (alma) podía existir sin el cuerpo, igual que el Kohen Gadol en Yom Kipur. Cuando el individuo presenciaba la escena del animal ofrendado subiendo como humo, internalizaba el concepto de que, en realidad, era su cuerpo el que debería haberse quemado en el Altar. Y eso lo conducía a pensamientos de teshuva (Retornar) a Hashem. Y decidia ser una nueva persona. Cuando el individuo experimenta un arrepentimiento verdadero, se transforma en una creación completamente nueva. Por eso, la ofrenda del sacrificio le proveía una nueva «encarnación». Era como si se le hubiera dado un cuerpo nuevo, que ahora se encontraba bajo el control de la neshama. Y así podía reingresar al mundo físico afuera del Mishkán, como una nueva creación.

Actualmente el Templo no existe, y la idea de realizar sacrificios de animales es muy remota. Los sacrificios fueron establecidos como una herramienta transitoria, un camino hacia D-os apropiado sólo para aquellas generaciones. Pero la constante evolución del judaísmo determinó que los sacrificios de antaño fueran reemplazados por nuestra tefilot, nuestras plegarias. Así, cuando rezamos ofrecemos el «sacrificio de nuestros labios», rescatando la necesidad humana de acercarse a D-os (Korbán) y de elevarse (olá).

¡¡SHABBATH SHALOM!!