Cuidado con la Hiel y el Ajenjo

Dentro de esta perashah tenemos un verso que me parece interesante, el cual dice:
Debarim [Deu] 29:18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de HaShem nuestro Elokim, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel [rosh] y ajenjo [la’anah].

Las últimas dos palabras del verso, son las que atrapan mi atención.
¿Qué podemos aprender de la hiel y el ajenjo?

Tal como leímos, estas dos cosas aparecen en nuestra vida, cuando el deseo por apartarnos de HaShem de genera en nuestro corazón. Y nos apartamos con el propósito de servir a los dioses de las naciones.
Tal vez al escuchar o leer esto nos parezca de los más absurdo. Incluso podamos argumentar cosas tales como: “¿Por qué abandonaría al Elokim de mis padres? ¡Jamás! Eso nunca va a pasar conmigo”.
Recordemos lo que está escrito en el libro de los Salmos:
Sal 30:6 Yo dije en medio de mi tranquilidad: «No seré movido jamás».
Debemos tener cuidado jaberim, pues mientras nuestra vida sea un mar en calma, es relativamente fácil demostrar amor y fidelidad; pero cuando las cosas se ponen adversas, es ahí cuando realmente vale la pena demostrarlo
.

¿Pero por qué puede llegar esto a nuestra vida?
Consideremos que a lo largo de la Torah, HaShem nos da muchas advertencias respecto a la falta de lealtad que puede haber de nuestra parte, en la relación que tenemos con Él.
No vamos tan lejos, hace dos perashot HaShem nos recordaba la importancia de portar Tzitzit, de los cuales que fue dicho “debemos verlos para recordar los preceptos Divinos y no ir por la vida según nuestros pensamientos o nuestro corazón”.

Esto me hizo recordar las palabras de Rab Shaul en el Brit jadashah, cuando dice:
‘Ibrim [Heb] 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Elokim; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.

Una de las razones por las que podemos caer en esto, se encuentra relacionado con nuestra percepción, con lo que parece atractivo o hermoso a nuestros ojos; por lo que podemos decir, somos completamente seducidos.
Un ejemplo de ello, es el capítulo 5 del libro de Mishle / Proverbios, cuando se habla de la mujer extraña. Leamos:

Mishle [Pro] 5:1 Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído,
5:2 Para que guardes consejo, Y tus labios conserven el [da’at] ciencia / conocimiento.
5:3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;

Prestemos atención a lo que se menciona en el verso 4.

5:4 Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos.

Consideremos que una espada de dos filos, es una arma con la que se puede hacer un gran daño al oponente.
Esto realmente va a trastocar, va a lastimar nuestra vida.

Entonces, aun cuando esta “mujer extraña” nos muestre un camino en apariencia bueno, prestemos oído y evoquemos en nosotros las palabras de HaShem, ya que seguramente es un camino de muerte y destrucción; pues como leímos “su fin es amargo como el ajenjo”.

El Tanaj nos enseña que esa condición es similar a estar embriagado: Lam 3:15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjo [la’anah].
Consideremos las características de una persona en este estado. Posiblemente terquedad, inestabilidad emocional, agresividad, confusión mental, etc.
Por lo que pienso será complicado razonar con una persona que haya caído en este estado.

Si es que decidimos seguir este mal camino, consideremos que tanto la hiel y como el ajenjo serán los alimentos que estaremos consumiendo mientras permanezcamos ahí. Agua y comida respectivamente.
Pues estos dos vocablos, son juntamente mencionados en el libro del profeta Irmeiah / Jeremías, en tiempos del primer exilio que tuvimos como pueblo.
Irmiahu [Jer] 9:15 Por tanto, así ha dicho HaShem de los ejércitos, Elokim de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo [la’anah], y les daré a beber aguas de hiel [rosh].

Esto sucedió como consecuencia de haber dejado el camino de la Torah [Jer 9:13].

El ajenjo y la hiel son tan peligrosos jaberim, que incluso una autoridad de la talla de un profeta los puede consumir.
Irmiahu [Jer] 23:15 Por tanto, así ha dicho HaShem de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que Yo les hago comer ajenjo [la’anah], y les haré beber agua de hiel [rosh]; porque de los profetas de Yerushaláim salió la hipocresía sobre toda la tierra.

Si un Profeta, un varón del cual podemos decir tiene una vida espiritual más elevada que la nuestra, es capaz de caer en esta condición, de contaminarse y seguir el mal camino, ¡tengamos cuidado!
Prestemos atención a las áreas de nuestra vida que debemos cambiar, para que nuestra relación o acercamiento con HaShem sea mejor.

No juzguemos aquello que ya ha sido juzgado, no pretendamos cambiar lo bueno por malo y lo malo por bueno.
Amó 6:12 ¿Correrán los caballos por las peñas? ¿Ararán en ellas con bueyes? ¿Por qué habéis vosotros convertido el juicio en hiel [rosh], y el fruto de justicia en ajenjo [la’anaah]?

Amó 5:7 Vosotros que convertís el derecho en ajenjo y echáis por tierra la justicia.

Podemos decir que para Hiel y Ajenjo, cabe perfectamente el dicho de «Cosechas lo que siembras».
Pues si regresamos a nuestro verso inicial [Debarim 29:18], la frase final es: «Shoresh poreh rosh vela’anah».
Shoresh se refiere a algo que fue plantado y ha echado raíces. Raíces que pueden ser profundas.
Poreh se puede traducir como frutos.
Es decir, lo que plantaste en ti, o lo que permitiste que fuera plantado en ti [veámoslo como el distanciamiento de la Voluntad Divina]; lo cuidaste tanto y muy bien, que sus raíces ahora son profundas.
Pero no solo eso, ha estado en ti el tiempo suficiente para crecer y para dar frutos, lo cuales han madurado para que puedas cosecharlos y consumirlos. Estos frutos lamentablemente son amargos y duros para nuestra vida.
Lam 3:19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo [la’anah] y de la hiel [rosh].

El ajenjo es amargo (Pro 5:4) proviene de una raíz y regularmente se acompaña con la hiel (Deu 29:18) puede ser en forma de comida (Jer 9:15) o bebida que embriaga y amarga (Lam 3:15). Tanto el ajenjo como la hiel afligen y abaten el alma (Lam 3:19-20).

HaShem puede darlo a comer por dejar la Torah, por no obedecerle y por no seguir Sus caminos (Jer 9:15 y 13), esto es a personas del pueblo que se apartan de HaShem para ir a servir a dioses de las naciones (Deu 29:18).

En particular, el ajenjo puede provocar embriaguez y amargura (Lam 3:15). Y podemos llegar a pensar que esta amargura es un justo juicio (Amó 5:7).
Y se utiliza principalmente para afligir a los que no cumplen con la Torah, los desobedientes, los que no siguen el camino de HaShem.

Con lo anterior, la hiel y el ajenjo pueden ser una de las principales causas de los exilios que hemos vivido, empezando por el resultado amargo de nuestro pueblo a manos del imperio babilónico (Jer 9:15, 23:15, Lam 3:15 y 19) hasta nuestros tiempos.
Y como leímos en el capítulo 5 de Mishle, nos incita a cometer inmoralidad sexual en contra de HaShem.

“No cosechemos ni hiel ni ajenjo, cumplamos Torah obedientemente y sin torcer el camino”.

Shalom ubrajah!

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