El polvo de mis pies

Una gran expectativa crea el inicio de esta parashah. El muy hablado encuentro de dos hermanos que están cautivados por la ira, quizá por la oportunidad de venganza y por último por la gran necesidad del tan esperado regreso a casa, una necesidad que pone a un hermano al enfrentamiento sin embargo, está dispuesto a pagar lo que sea necesario, un regreso que saldría caro si no interviniera el Eterno.
Un regreso tan especial que desde mi punto de vista todo judío tiene que experimentar, que se llena de historias tan parecidas a nuestro patriarca por el contexto familiar, pero que en muchas de las ocasiones no estamos dispuestos a pagar, el tan esperado regreso a casa se pospone en nuestra vida, hasta que ese gran deseo sea más fuerte que todo aquello que hemos ganado en la vida, y estemos dispuestos a pagarlo.

Cuando comencé a leer esta perashah, lo primero que vi fue una lucha polvosa entre dos hombres, aunque eso no es lo que está escrito el inicio, sin embargo eso vi, y de la imagen de pelea vi una palabra surgir, ¿cuál era? «Polvo», con esta sensación intenten volver a leer la perashah una vez más, pues sé que no comienza así.
¡Claro! Me encontré con lo narrado que todo judío sabe.
Apresuré mi búsqueda, donde estaba, o que yo logre ver y lo encontré, veamos:
Bereshit / Génesis 32:24 Y se quedó Ya’acob solo, y luchó con él un varón, hasta que el alba subía.

Dirán ustedes: ¿Dónde está el polvo?
Consultemos a nuestros sabios sobre este asunto:
“Un varón luchó” el sabio Menajem ben Saruk explica esta frase literalmente en el sentido “un hombre se empolvó”, relacionado con el verbo (luchó) utilizado a aquí con la palabra polvo.
Este verbo implica aquí “luchó” porque cuando peleaban ambos contrincantes levantaban polvo con sus pies a causa de sus movimientos.

De ese verbo que se habló, se encuentra en la fonética “vayeabeq” que se traduce como “luchó” la cual tiene su origen en la raíz hebrea “Abak” que se relaciona con el “polvo” expresión que como tal en la Torah aparece dos veces y estas se encuentran registradas en este evento.

Veamos otra opinión, claro sin perder de vista el polvo que surge de la lucha.
“Rashi de bendita memoria, explica que este verbo tiene que ver con la intención de conspirar”

Veamos otra opinión:
“Onkelos [z»l] traduce este verbo como insistir, intentar, procurar”

Veamos una postura nacida de esta opinión:
Ramba’n [z»l] interpreta a Onkelos como seducir, ya que la palabra “leabek” (luchar) está relacionada con la palabra “lejabek” (abrazar) que connota seducción, insistencia, inducción.

Con todas palabras en mente, ayudando a mis pensamientos, el cuadro que vi al comienzo del intento de leer esta perashah, queda claro y digamos sustentado.
Dos hombres sujetándose, rodando de un lugar a otro, esforzándose, el silencio solo permite las expresiones y sonidos de la lucha y ¡claro! mucho polvo suspendido como una tela casi transparente.

Detengo la imagen que probablemente duró varias horas.
Mi pregunta en el razonamiento de esta imagen es: ¿De dónde surge el polvo?
Veamos la siguiente información:

Polvo: Es un nombre genérico para las partículas sólidas con un diámetro menor a los 500 micrómetros (Arcillas< 0,0039 mm, Limos 0,0039-0,0625 mm, Arenas 0,0625-2 mm) y, en forma más general, materia fina. En la Tierra, el polvo que se encuentra en la atmósfera terrestre proviene de varias fuentes, por ejemplo: polvo del suelo levantado por el viento, erupciones volcánicas, incendios y polución. El polvo disperso en el aire es considerado un aerosol y puede tener efectos sobre las propiedades y comportamiento de la atmósfera frente a la radiación solar y efectos significativos en el clima.

En la Torah existe una raíz hebrea que hace referencia de manera más directa al polvo esta raíz es “Abak”; y tiene que ver con las cosas creadas, que por algún motivo son convertidas en polvo, en otras palabras pulverizadas, quizás de ahí viene el origen el polvo que vemos.

En realidad el polvo tiene varias dimensiones que va desde la pequeña que conocemos, que pasa por una de mediana y de gran dimensión como es una tormenta de polvo, que puede llegar a impresionar terriblemente, hasta lo que los científicos llaman polvo cósmico.

La Torah la dibuja esta idea con el siguiente pasuk:
Nahum 1:3 El Señor es tardo para la ira, y grande en poder, y no tendrá al culpado por inocente. El Señor cuyo camino es en tempestad y turbión, y las nubes son el polvo de sus pies.

Pero tratando de seguir el rastro del polvo en la Torah, me dispuse a continuar buscando porque lo que logré entender de la lucha de Ya’akov abinu fue que el polvo estaba incluido en la lucha, así que encontré otra raíz que hace referencia a otro tipo de polvo, veamos:
Bereshit / Génesis 2:7 Formó, pues, El Señor Elohim al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.

Esta expresión al español de “polvo” viene de la raíz hebrea “afar” misma expresión que se usa como alimento de la serpiente la cual fue sentenciada en la creación.

También está raíz participa en el siguiente evento:
Bereshit / Génesis 3:19 en el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado. Porque polvo eres, y al polvo serás tornado.

Este pasuk está situando a este polvo, en algo muy interesante.
Ahora con esta raíz busquemos un pasuk donde nuestro patriarca Ya’akov tenga un encuentro veamos:
Bamidbar / Números 23:10 ¿Quién contará el polvo de Ya’akov, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera mi alma de la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya.

Volvamos al cuadro de la lucha con nuestro patriarca, imaginemos al polvo, démosle el valor de este pasuk, ese polvo somos nosotros, esparcidos, volando, son todas nuestras generaciones, de todos los tiempos, en todo el planeta o más bien dicho de toda la tierra.

Pero el valor de ese polvo no queda ahí, veamos unos pasukim más:
Yob / Job 28:2 El hierro es tomado del polvo, y de la piedra es fundido el metal.

Yob / Job 28:6 Lugar que sus piedras serán zafiro, y tendrá polvos de oro.

Ahora observemos esta constante que el polvo tiene:
Kohelet / Eclesiastés 3:20 Todo va a un lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.

Volvamos a leerla con el sonido el pensamiento, con concentración profunda.

Ahora veamos el siguiente pasuk:
Bereshit / Génesis 28:14 Y será tu simiente como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, y al oriente, y al aquilón, y al mediodía; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

Volvamos a la lucha de Ya’akov con el hombre aquel, veamos el polvo, judíos extendiéndose a todos los rincones de la tierra.
Veamos la gran promesa que el Eterno nos entregó aunque estemos lejos muy lejos de nuestra tierra:
Bereshit / Génesis 28:15 Y he aquí, yo soy contigo, y te guardaré por donde quiera que fueres, y te volveré a esta tierra; porque no te dejaré hasta tanto que haya hecho lo que te he dicho.

Conclusión

¿Cuál es mi intención con toda esta explicación?
Es con su permiso mostrarle una mashal y con esto concluir esta perashah:

Cuando el tiempo se agotó en la tierra, el padre de familia está con su poderío parado recibiendo a muchos, todos ellos hijos.
Los matices de piel y economía eran muy variada.
Uno por uno llegaba.
Llegaba el exitoso contento.
Llegaba el sabio como una luz amable.
Llegaba el que luchó para mantenerse de pie.
Todos eran recibidos con un abrazo único, especial.
Muy al final uno observaba y la preocupación empezaba a llenar su corazón.
Sus ropas no eran tan finas.
Ni el éxito lo vio de frente.
Vio sus manos, nada tenía.
Vio sus pies, descalzos, llenos de polvo.
Una tristeza ya estaba envolviendo su corazón.
La final avanzaba.
Cada vez estaba más cerca del padre de familia.
Su belleza era sorprendente a sus ojos.
La tristeza se convertía en vergüenza.
Pero algo llamado certeza lo consolaba:
¡Si estoy aquí es porque de aquí soy!
El momento de estar frente a frente se aproximaba.
La preocupación, sus temores dudas desaparecían suavemente.
Una alegría de haber regresado inundaba su ser.
Este era el regreso más esperado de su vida de su existencia.
Aquel que había confundido con la búsqueda de la vida y sus comodidades.
De repente sus ojos enfocaron a los ojos del padre de familia.
Su existencia obtiene toda explicación, satisface todos los sentidos.
Aquel hombre hablo:
Padre mis manos están vacías.
Mis pies llenos de polvo.
La riqueza no me acompaña.
El padre de familia sonrió.
Y dijo: sí hijo, tú eres aquel que peleó, que luchó cada instante, por no perder su identidad judía, tú estuviste en cada uno de aquellos que entraron, tú eres el que dio valor, inspiración,
Tú eres la representación que todo judío debía de ser regado como polvo por todo el planeta, tú eres el regreso más esperado y deseado de cada uno de ellos debía de tener.
Tú con tus pies llenos de polvo son el testimonio que cumpliste, ven, entra y descansa
.

Shabat shalom!

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