Lashón Ha'Rá

Por Ioshua Ben Iaakov

Si hay algo que debemos tener presente a cada momento, son las cosas que decimos, muchas veces se dicen cosas sin medir las consecuencias y a veces lamentamos lo que decimos pero es demasiado tarde y el daño esta hecho, pero mas lamentable es cuando vemos “lideres” y “maestros”, que hablan sin medir las consecuencias y hasta mienten por intereses particulares, siendo ellos los mas idóneos para ayudar y dar ejemplo de una vida correcta y apegada a la Toráh son los que causan en muchos casos heridas incurables y dejan huellas lamentables en muchos creyentes y su conducta deja mucho que desear; he visto casos en mi país Venezuela donde miembros del liderazgo de una organización mesiánica y otras cristianas que han dañado ha muchos creyentes al retirarse de su grupo por asuntos personales o de índole doctrinal, ca! lumniándolos e inventando cada situación que nunca sucedió y se jactan de ser correctos, y peor aquellos que por ser miembros de la comunidad aceptan que les digan sus lideres cualquier cosa de otro miembro de la comunidad, pienso que deberían reflexionar y sobre todo su presidente, el cual debe tomar medidas disciplinarias sobre estos lideres de sus organizaciones, que están dañando sin importar las consecuencias dejando muy mal a su organización; esta actitud deja mucho que desear.

Pero Lashon Ha Rá no es algo nuevo, siempre ha existido la persona que habla mas de la cuenta y dice lo que no debe; muchos argumentan que son sinceros y es hipocresía quedarse callados según su criterio, que de hecho es mal fundamentado su concepto de sinceridad.

Cuenta una parábola talmúdica que un Rabí mando a su criado a la carnicería con el encargo de que le trajera el mejor trozo de carne que hallare; el criado fue y le trajo Lengua. Al día siguiente le pidió que consiguiera el trozo mas vil; el criado le trajo Lengua; ante la sorpresa del Rabí, el criado le respondió: “Señor, lo mejor que hay en el mundo es la lengua, si es buena es la mayor riqueza; pero si es mala es el peor de todos los males”.

Aunque no se menciona explícitamente a la calumnia entre los diez mandamientos; el Talmud lo considera como uno de los peores azotes de la humanidad, factor de disolución social, en primer lugar y de perversión moral, en segundo termino. A partir de los métodos rabínicos clásicos de exégesis, basados en la deducción, la inferencia, la asociación de ideas, conceptos y palabras, y en analogías, los estudiosos derivan del 9º mandamiento “no levantaras contra tu prójimo falso testimonio”; la prohibición de la calumnia, entendida como dolo, denuncia, difamación, impostura, maledicencia, hipocresía, injuriar y ridiculizar públicamente, engaño premeditado y lisonja.

Las consecuencias jurídicas del 9º mandamiento explicitas en el libro de Shemot (Éxodo); tres capítulos después dice: “no propales falso rumor” “y de toda palabra falsa te has de alejar, y no has de matar inocente ni justo”; es decir que levantar falso testimonio es una especie o tipo de asesinato, ya que la palabra en este caso, esta comparada a la espada, a la aguda saeta y al martillo. Proverbios 25:18.

Todo aquel que profiere una calumnia obra exactamente como si negara la existencia de Di-s, incurriendo en la idolatría, la deshonestidad y el derramamiento de sangre (tratado Kodashim).

Otra parábola cuenta que el Señor le dijo a la lengua: todos los miembros son verticales, solo tu estas reclinada; todos los miembros están fuera; excepto tu que estas dentro y rodeada de dos paredes; una de hueso y una de carne. De ahí la advertencia: “que tus oídos oigan lo que habla tu boca”. (tratado Zeraim).

Hay expresiones que podrían ser usadas que se acercan mucho a la calumnia y se llama en judaísmo Avak Lashón Ha Rá, el Polvo de la Calumnia, esto es, lo que seguramente desembocará en algo malo. Tiene en sus manos Avak Lashón Ha Rá quien dice por ejemplo: «¡Quién hubiera dicho que fulano llegaría a lo que ha llegado ahora!». Debemos evitar caer en Avak Lashón Ha Rá.

No debes permitir a tu mujer que practique Lashón Ha Rá. Debido a esta debilidad del varón judío, hay tanto mal en el mundo. Cuando un niño no se corrige a tiempo, al llegar a la adultez será un pecador entre los hijos de Israel y una vergüenza para su padre.

Cuando descubras que tu esposa ha caído en Lashón Ha Rá (Di-s lo prohíba) deberás reprenderla e instruirla en amor, privadamente y con mucho temor de Adonai. Cuando descubras que tu hijo o hija ha cometido Lashón Ha Rá (Di-s lo prohíba), deberás reprenderlo inmediatamente.

Si un judío ve a otro judío cometer una falta o que desarrolla un hábito contrario a la Torah, es su deber exhortarlo y traerlo de vuelta al mandamiento.

Si luego de ser amonestado no se corrige, si usted ve a un judío asociarse con él y por lo tanto corre el peligro de aprender aquella mala conducta, será su deber llamar al que se está asociando y advertirle del cuidado que debe tener, a fin de salvar a este judío de caer en aquella falta. Debemos recordar que Lashón Ha Rá se aplica incluso a palabras verdaderas si fueron dichas para dañar el testimonio del hermano, pero si la intención es de salvar a un compañero de aprender una mala conducta contraría a la Torah, está permitido y es Mitzvá advertir al judío del peligro, siempre que explique la motivación que tiene al decirlo y aclare que ya había llamado la atención a la persona de la mala conducta.

Cuando alguien viene a ti y te cuenta algún testimonio negativo de tu hermano, el primer deber tuyo es no creerle.

La obligación de no recibir Lashón Ha Rá estriba justo aquí. Lo segundo que debes hacer cuando alguien se te acerca con Lashón Ha Rá es preguntarle: «¿Has tratado esa falta con el hermano antes de decírmelo a mí, para intentar salvarlo de su error?» Si la respuesta es negativa, entonces deberás reprender al hermano y decirle que ha pecado de Lashón Ha Rá y enviarlo de vuelta a su hermano para que lo corrija y no creer en aquel testimonio recibido. Si la respuesta es positiva, entonces será la responsabilidad tuya invitar al hermano para juntos tratar de salvar al que cometió la falta. Si no los oye a los dos, deben traer el asunto al Beit Din para que allí se decida todo el asunto, pues el Beit Din tiene autoridad de Mashiaj para «atar y desatar» (M! at. 18:18). Si el hermano que cometió la falta no oye al Beit Din que representa a la Kehila, entonces deberá ser considerado como «gentil y publicano».

Es decir, uno que está a favor de los romanos, pues esto es lo que los zelotes en la época de Iehoshúa significaban con dicha expresión. «Uno que está a favor de los romanos», es un traidor de Israel y por lo tanto debe ser expulsado de la comunidad.

Encontramos en el Talmud que la lengua es un instrumento tan peligroso que debe ser guardado tras dos paredes protectoras, la boca y los dientes, para impedir su mal utilización.

El comentario mal fundado es comparado con una flecha: una vez que las palabras son soltadas, como un flecha, ya ellas no podrán ser llamadas de vuelta hasta el arco, el daño no puede ser parado, incluso, el daño no siempre puede ser pronosticado, las palabras, como las flechas, a menudo se pierden.

«Así como el sabio se reconoce por su sabiduría y sus rasgos morales con los cuales se distingue del resto de la gente, es necesario que se lo reconozca por sus actos: por su modo de comer, beber, por su modo de hablar y de conducirse …» Moshe ben Maimon Maimónides.

El daño hecho por un comentario es tan grave como el mismo robo o el hecho de haber timado a alguien financieramente, pues el daño hecho por el problema causado monetariamente es posible que se pueda enmendar, pero el que es hecho por la lengua nunca podrá ser reparado.

El que dice – pecaré y me arrepentiré- no se le dará la posibilidad de hacer penitencia. Las trasgresiones del hombre contra Adonai, el Día del Perdón las perdona. Pero los pecados contra el prójimo, el Día del Perdón no los perdona en tanto no los consienta su prójimo (quien recibió el daño). Esto lo explica Rav Eliezer ben Azarías: de todos los pecados (inferidos) contra Hashem seréis purificados, esto es, los pecados contra Elohim los expía el Día del Perdón; los pecados contra el prójimo no los perdona el Yom Kippur hasta que el prójimo perdone a la persona que peco contra el. (Moed, Yoma 9).

Los diez caminos para un habla positiva son:

1. No hables mal. Sólo di cosas positivas. Deja que las palabras de bondad estén en tu lengua.

2. No escuches nada malo. Rehúsate a escuchar chismes, difamación y otro tipo de habla negativa.

3. No racionalices el habla destructiva. Excusas como «pero es verdad» o «sólo estoy bromeando» o «le puedo decir a mi esposa/o todo» – debes dejarlas a un lado.

4. No veas cosas malas. Juzga a la gente favorablemente, de la manera en la cual quieres que te juzguen a ti.

5. Cuídate para no hablar mal, sin una mala palabra. El lenguaje corporal e inclusive el habla negativa pueden traer terrible destrucción.

6. Sé humilde; evita la arrogancia. Estas serán tus mejores armas en contra del habla destructiva.

7. Cuídate para no repetir información. Inclusive información positiva necesita permiso antes de ser repetida.

8. La honestidad es la mejor póliza – la mayoría de las veces. Ten cuidado para decir siempre la verdad, a menos que esa verdad hiera a otros, rompa tu privacidad o publique tus logros.

9. Aprende a decir «lo siento». Todos cometemos errores. Si hablaste mal de alguien «límpialo» inmediatamente.

10. Perdona. Si alguien te hizo mal, perdónalo.

Veamos las escrituras Moshé declaró en presencia de los hijos de Israel el siguiente mandamiento: «No andarás chismeando entre tu pueblo» (Lev. 19:16).

Iaakov dijo: «Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Así también la lengua es un miembro pequeño que se jacta de grandes cosas…. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno» (Iaakov 3:2,5,6).

Iehoshúa fue muy enfático en afirmar que «de toda palabra ociosa que pronuncien los hombres, de ella tendrán que dar cuenta en el día del juicio» (Mateo. 12:36).

«Pero no olvidemos al Ribi Iehoshúa cuando nos dice: «No lo que entra en la boca del hombre lo contamina, sino lo que sale de su boca» Mat. 15:11.

«Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de vuestra boca. No mintáis unos a otros. El que obre la injusticia, recibirá conforme a esa injusticia; que no hay acepción de personas.» Col 3:8-9, 25.

“La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces”. “La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es el quebrantamiento de espíritu”.

Proverbios 15:2 y 4 “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y el has el bien; Busca la paz, y síguela”.

Salmos 34:13-14 Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y su labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz y síguela.

1ª Pedro 3:10-11 Pero veamos también que dice el Shuljan Aruj al respecto del tema, libro importante para la guía de los sefarditas para vivir correctamente.

En toda circunstancia hay que guardar el silencio y solo hablar de temas relativos a la Torah y necesarios para la vida física. Se dijo de Rav. Discípulo de Rabenu HaKadosh (rabi Iehudá HaNasi) que en toda su vida nunca pronuncio palabras superfluas; lejos de esta conducta ejemplar, las conversaciones de la mayoría de la gente son superfluas; aun sobre necesidades del cuerpo no hay que extenderse en palabras. Nuestros sabios nos advirtieron al respecto: “el mucho hablar provoca pecado” Talmud Yoma 19b.

El que chismea transgrede una prohibición de la Torah, como versan las escrituras: “No vayas chismeando en tu pueblo…. Vaykra 19:16.

Es considerado como un grave pecado que causa que sea vertida mucha sangre judía, como continua el mismo versículo: “… y no permanezcas indiferente a la sangre de tu prójimo”. La Biblia nos da el ejemplo del chisme de Doeg el edomita 1ª Shemuel 21:22 que relato a Shaul que Abimelej había procurado a David provisiones y una espada.

Doeg solo había dicho la verdad y sus palabras no comportaban critica alguna hacia Abimelej, siendo que este ultimo no tenia la intención de traicionar a Shaul y no le hubiera ocultado su acción si hubiese sido interrogado. El chisme de Doeg provoco sin embargo la muerte de numerosos Cohanim, su muerte y la de Shaul.

El Rejilut (chisme) en la vida corriente: el de la persona que recoge informes y va de uno a otro contando lo que escucho de fulano y lo que dijo mengano. Aunque esas informaciones sean verídicas y no diga nada malo del prójimo, dicha persona destruye el mundo.

Lashon Ha Rá- Murmuración

La definición de lashon Ha Rá “mala lengua” es justamente el hecho de revelar una acción de su prójimo; pues si su critica es falsa se le llama calumniador.

La sanción dada por Lashon Ha Rá equivale a la de los 3 pecados combinados que son: idolatría, unión sexual prohibida y crimen.

Nuestros sabios dijeron murmurar equivale a renegar de Di-s.

Lashon Ha Rá mata al que la dice, al que recibe y al que va dirigida; por lo tanto esta prohibido aceptar como verídico Lashon Ha Rá que otra persona nos comunica hay que evitar escuchar Lashon Ha Rá.

Se debe huir de la presencia de gente que suele hablar Lashon Ha Rá, debe hacer todo lo posible por cambiar de lugar.

Aunque no se mencione claramente la persona criticada pero se deje sobreentender de quien se trata, es también Lashon Ha Rá.

Concluimos este tema con los comentarios de los sabios en el Tratado de Avot, Cap. 1; Mishna 17

Mishná 17 «Shimón, su hijo (el hijo de Rabán Gamliel) dice: Todos mis días he crecido entre los Sabios y no he encontrado para el cuerpo algo mejor que el silencio; el estudio no es lo primordial, sino la acción; todo aquel que habla en demasía provoca el pecado».

«Todos mis días he crecido entre los Sabios y no he encontrado para el cuerpo algo mejor que el silencio». Generalmente, la persona no le presta demasiada atención a la influencia que ejercen sus palabras sobre quienes lo rodean, y por eso no piensa de antemano las palabras y las frases que deberán salir de su boca. Él hablará en forma espontánea y si será necesario, arreglará lo que dijo o explicará sus palabras mediante oraciones adicionales.

Pero esto no es así cuando el hombre debe hablar con alguien importante a sus ojos, pues en ese caso sí pensará cuidadosamente cada palabra que sacará de su boca, y además es posible incluso, que él considere la forma mediante la cual se expresará.

Existe una interesante relación entre el habla y el pensamiento. Por un lado, nosotros podemos ayudar al cerebro a entender algo, si al meditar en ello expresamos mediante el habla lo que intentamos pensar, y eso es bueno. Pero realmente nosotros necesitamos hacer esto en contadas ocasiones, pues la mayoría de las veces ocurre lo opuesto, es decir, que cuando la persona habla demasiado – sin dirigir su pensamiento – el habla limita a su pensamiento, como nos lo transmite el MaHa Rál (Morenu Ha Ráv Rabí Liva de Praga, 1526 – 1609) en su comentario «Dérej Hajaim», que comentando nuestra Mishná que dice: «Todos mis días he crecido entre los Sabios y no he encontrado para el cuerpo algo mejor que el silencio», escribe:»Esto viene a enseñar que sólo cuando la persona se mantenga en silencio, su cerebro podrá funcionar correctamente, pues es imposible que estas dos cosas – el cerebro y el cuerpo – que en el hombre funcionan alternadamente, lo hagan al mismo tiempo. Por eso, si la fuerza del cuerpo – que es el habla – está en funcionamiento, no podrá funcionar el cerebro, y sin duda la persona se equivocará. Por lo tanto, es bueno que se mantenga en silencio y no ponga en funcionamiento el poder del habla, para que el cerebro funcione como corresponde».

RECUERDA QUE SOMOS DUEÑOS DE LO QUE CALLAMOS Y ESCLAVOS DE LO QUE DECIMOS.

Shalom VeJezed

Moré Ioshua Ben Iaakov
KEHILAH IVRIT
Bet B’nei Israel
Coro – Venezuela