Contando estrellas

En una sección de esta perashah el Eterno llama a Abraham Abinu [nuestro padre], y lo invita a salir y observar el cielo. Los comentaristas dicen que la expresión que usó el Eterno para decir “observa” (Habet), es una expresión sagrada, la cual significa “ver” desde arriba hacia abajo, con lo cual se puede entender que no solo lo invito a salir del lugar en donde estaba, si no que lo sacó de esta atmósfera para poder observar las estrellas desde arriba.
Comentan que nuestro patriarca “leyó” en la posición de las estrellas, que él no tendría hijos. También comentan que al invitarlo a “salir”, se refería a que “saliera de sus ideas sobre astrología” poniendo a nuestro patriarca en ese momento por encima de todas esas ideas. De este comentario se aprende lo siguiente: “Israel lemala min hamazal” significando que “Israel esta por encima de la suerte y los zodiacos” esta postura es de Rashi, de bendita memoria.

Otro comentario sobre este aspecto es el de Rabenu Bajaye [z’l], el cual nos dice: “Como pueblo, Israel está encima de las estrellas, pero cada individuo de Israel, está sujeto a las estrellas”, ya que nuestros sabios no niegan la ciencia de astrología. En ese caso, Abraham representa a todo el pueblo futuro”.

Sobre este comentario podría decir que cuando dice que todo ser humano esta “sujeto” es el efecto que estos elementos otorgan. Recordemos el siguiente pasuk [versículo]:
Bereshit / Génesis 1:14 Entonces dijo Elohim: «Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años.

Todo ser vivo vive sujeto al paso del tiempo, de la temperatura global, ningún ser esta fuera de esto.

Para hablar de las estrellas es obligatorio hacer referencia a la creación (Bereshit) y precisando aún más, observaremos el 4 día, y ahí encontramos que fueron creados tres objetos astrológicos: la lumbrera mayor (Hamaor hagadol), la lumbrera menor (Hamaor hakaton) y las estrellas (hakojabim).

No sé si recuerden que en los tiempos escolares nos enseñaron que el sol, que es la lumbrera mayor, era considerado como una estrella “cercana”, pero aquí podemos entender que el sol no es una estrella, es una lumbrera especial para el planeta.

La ciencia clasifica a las estrellas, entre ellas el sol, a partir de su luminosidad. (Yerkes “según Harvard”). Dan a conocer una clasificación la cual empieza con las denominadas hipergigantes, supergigantes luminosas, supergigantes, gigantes luminosas, gigantes, subgigantes, enanas (entre ellas el sol), subenanas y enanas blancas. Como podemos observar el sol no goza de la clasificación de hagadol/grande, probablemente porque esa referencia sea solo para nuestro entorno espacial.

Pero prosigamos y observemos el siguiente pasuk:
Bereshit / Génesis 1:17 dice: Y las colocó a ellas el Todopoderoso en el firmamento de los cielos, para iluminar sobre la tierra.

Este “paquete” impresionante (Hamaor hagadol, Hamaor hakaton y Hakojabim) el mismo Eterno lo acomodó en el firmamento. Su poder logró “colgar” de la nada, esas maquinarias de vida, las “suspendió”.
A ese poder, en ocasiones, en el griego le llaman milagros (dunamis). Un poder que sustenta todo el orden del universo.

Pero ubiquémonos en el pasuk que esta porción nos da para estudiar:
Bereshit / Génesis 15:5 Entonces lo llevó fuera y le dijo: Mira, por favor, al cielo y cuenta las estrellas, si acaso las puedes contar. Y añadió: Así será tu descendencia.

Quiero generar unas preguntas a partir de este pasuk:
1.- ¿Tenía nuestro patriarca el poder para contar las estrellas?
2.- ¿Solo si lograra contarlas, se cumpliría la promesa?

En mi opinión, pienso que algún día nuestro patriarca se enterara, hoy creo que es imposible.
La ciencia más o menos tiene una referencia del censo de las estrellas y complementando la clasificación de Harvard y la de tipos espectrales (clasificación de acuerdo a su espectro luminoso y temperatura superficial), se logra una clasificación de porcentajes de existencia, con esta consideración y su “color” por temperatura, se obtiene la siguiente clasificación:

“W, O, B, A, F, G, K, M, L y T yendo de mayor a menor temperatura.
Las estrellas de tipo O, B y A son muy calientes, y el tipo M es considerablemente más frío. Los tipos W, L y T se introdujeron recientemente. La temperatura superficial, que determina la clase espectral, también determina el color de la estrella. De esta manera, las estrellas O son azules, mientras que estrellas de menor temperatura superficial (clases K o M) son rojizas (como Betelgeuse o Antares), partiendo de esto y la anterior clasificación de Harvard, aproximadamente un 10 % de todas las estrellas son enanas blancas, un 70 % son estrellas de tipo M, un 10 % son estrellas de tipo K y un 4 % son estrellas tipo G como el Sol. Tan sólo un 1 % de las estrellas son de mayor masa y tipos A y F. Las enanas marrones, proyectos de estrellas que se quedaron a medias a causa de su pequeña masa, podrían ser muy abundantes, pero su débil luminosidad impide realizar un censo apropiado.

Así que como vemos nuestra “estrella” el sol, mejor dicho con base en la Torah, nuestra Maor hagadol [lumbrera mayor], no goza de gran luminosidad, pero esa intensidad que goza, es la adecuada; la suficiente para generar vida.

Según Rashi, de bendita memoria, las dos lumbreras al comienzo fueron hechas de igual tamaño basándose en el siguiente pasuk:
Bereshit / Génesis 1:14 Entonces dijo Elohim: «Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años.

Al decir lumbreras según el comentario, se estaba refiriendo a dos del mismo tamaño, pero que la luna protestó y dijo: “Es imposible que dos reyes iguales utilicen una misma corona”. La expresión “corona”, según nuestros sabios (julin 60b), se refiere a la acción que estos astros ejercen sobre el mundo, por este motivo la luna perdió “tamaño” al ser reducida. El Eterno multiplicó su séquito, lo cual corresponde a las estrellas, punto que quiero analizar.

En el griego se usa la expresión “aster” para referirse a las estrellas, que sugiere de manera ligera, al acto de estar esparcido, regadas por toda la bóveda celeste. Quizás por eso se le llame astro a cualquier cuerpo celeste definido en el cielo. Esta característica de estar esparcido por toda la bóveda celeste es también una característica de nuestro pueblo. En toda nación siempre ha estado presente un judío con su increíble legado histórico; la ciencia, la arquitectura, la música, la literatura, en cualquier rubro ahí esta, quizás sin un total reconocimiento al Eterno, pero ahí ha estado, dando su riqueza.
Según la ciencia, las estrellas son grandes hornos, donde por ejemplo, los componentes del acero se cocieron en alguna estrella a temperaturas de varios miles de millones de grados, que con la explosión de una supernova fueron lanzados al espacio para finalmente llegar hasta nuestro planeta azul. Gracias a ello tenemos el vital oxígeno, el oro y los diamantes. El propio ser humano está compuesto por materiales sintetizados previamente en las estrellas; en fin, somos una bendición. Recordemos un pasuk:
Bereshit / Génesis 22:17 de cierto te bendeciré y en gran manera multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está en la orilla del mar. Tu descendencia poseerá las ciudades de sus enemigos.

Nuestros sabios comentan que al estar esparcidos y con nuestras costumbres “raras” para las naciones en donde estamos, somos como pequeños puntos insignificantes, así como las estrellas, pero que al acercarse a nuestro entorno, logran ver la belleza y riqueza que gozamos.

Somos como las estrellas muy bien conocidas por el Eterno:
Tehilim / Salmos 147:4 Cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.

Él tiene todo el poder para contar y saber a cuánto asciende Su heredad, al pueblo de Israel esta prohibido que lo cuenten porque ninguno de ellos es el dueño. Es mas, si se cuenta tendría que tener referencia del pasado, del hoy y del mañana, para saber cuántos somos en realidad, solo Él tiene esa facultad:
Tehilim / Salmos 147:5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Su entendimiento es infinito.

Conclusión

Toda esa hermosura de los cielos esta ahí, dando a expresar un poder, una influencia, sin embargo, algún día veremos que toda esa grandeza es pequeña ante la majestad del Eterno. La ciencia enseña que si un asteroide cayera sobre la tierra, ese día sería terrible. Pero un día no solo caerá un asteroide, caerán parte de las estrellas, del sol y de la luna y el Eterno de los ejércitos permitirá que el ojo humano vea lo que nunca había visto o imaginado. Lo calculado por el humano de los efectos de destrucción, serán sujetados por el poder inmenso del Creador:
Yesha’yahu / Isaías 13:13 Por eso haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar, a causa de la indignación de Eterno de los Ejércitos en el día de Su ardiente ira.

Comentan que ese día las estrellas caerán tantas como cuando se sacude la higuera con frutos maduros, gran parte de los ejércitos celestiales caerán:
Daniel 8:10 Se engrandeció hasta el ejército del cielo; y echó por tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó.

En aquel día verán quien es nuestro protector, nuestro dueño, temblará la tierra, una estrella vendrá a hacer justicia:

Bamidbar / Números 24:17 «Yo lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no de cerca: Una estrella saldrá de Ya’akob, se levantará un cetro de Israel. Aplastará las sienes de Moab y los cráneos de todos los hijos de Set.

Una estrella que por amor a la Torah, tendríamos que parecernos a ella.

Shabat shalom!

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