Hasta el final

Esta porción de la Torah, se encuentra llena de puntos álgidos y difíciles para la vida de Ya’akov abinu [nuestro padre], son situaciones, que de enfrentarlas nosotros, ciertamente tendríamos muchos problemas por la manera de cómo hacerlo. La vida de nuestro patriarca es un claro ejemplo de la tenacidad, del apego a lo que sus padres le habían dicho que él tenía que heredar; y lograr su meta. Su mirada estaba en aquello que debía de alcanzar.

El pasuk [versículo] que nos da la pauta para este momento de reflexión, es una porción bastante molesta para algunos, pues el evento en que se desarrolla, se encuentra incluida una situación poco digerible mentalmente; momentos en la vida de Dinah, que claramente a cualquiera le deja un mal sabor.
Sin embargo en esta ocasión me atrevo a ver una sensación que aparece en este personaje incomodo; y que tomaremos algo de él para ponerlo en nuestra vida de forma positiva, veamos el pasuk que nos da esta oportunidad:
Bereshit / Génesis 34:3 Pero se sintió ligado a Dinah hija de Ya’akov; se enamoró de la joven y habló al corazón de ella.

La palabra que nos interesa es la siguiente: “ligado”. Para que él experimentara esto, tuvo que “vivir” un momento especial que marcará su vida, este momento lo llevó a realizar algo que quizás no está computado para que se transforme en responsabilidad.
Esta palabra “ligado”, tiene varios valores que con algunos sinónimos nos ayudará a entender los momentos, veamos algunos de ellos:
Sujetado, agarrado, sostenido, pegado, fijo, prendido, sometido, dominado y retenido, refrenado entre otros.

Quizás de un simple antojo que tuvo, se vio “ligado”, experimentando ganas de casarse, de tener una responsabilidad, al precio que fuera, asunto que al final le costó muy caro a él y a su pueblo. Recordemos:
Bereshit / Génesis 34:25 Pero sucedió que al tercer día, cuando ellos aún sentían dolor, dos de los hijos de Ya’akov, Shime’on y Leví, hermanos de Dinah, tomaron cada uno su espada, fueron contra la ciudad que estaba desprevenida y mataron a todo varón.

Me llamó mucho la atención cómo este personaje estuvo “sometido” a algo que no podía controlar.
Quiero expresarles que esta reflexión tuvo claridad en mi mente cuando vi un vídeo de Natanel Davush, un joven yehudi de 13 años, que al parecer se encuentra en su fiesta de Bar mitzvat y canta una canción: «Rey de reyes», la cual cito en su traducción al español:

«Perdóname Padre mío porque he pecado
Absuélveme por todos mis crímenes
Incluso en los días que te he olvidado, siempre estuviste
En mi vida
En todo los caminos por los que anduve de hecho
Fuiste para mí una luz a mis pies
Estuve ciego, no veía más allá
De lo que miraban mis ojos
Rey de reyes gracias por la vida
Por la alegría, el llanto, la risa
Incluso cuando es difícil, incluso entonces Elohim
Nunca estás lejos
Aun cuando me haya ido y mi camino esté obscuro
He confiado en ti Elohim mío
Por mi segunda mitad, un primogénito y una niña
Gracias también por la alegría sin fin
Gracias por las fiestas
Por el Shabat que se guarda
Que no se acabe nunca
Cada día que pasa en mi camino al paraíso
Te he puesto frente
A mis ojos»
.

Imagínense a este joven haciendo suya la letra de tal manera que sus lágrimas ruedan por sus mejillas, ¿Qué creen ustedes que lo hace llorar? ¿La letra? A mi criterio diría que es el afecto que se mueve dentro de sí hacia el Creador, el simple hecho de decirle Rey de reyes, es decir te amo, te necesito, siente que inexplicablemente está ligado a su Creador.

¿Cuáles serían los eventos que nos demostrarían que estamos ligados a algo?

1.- La convivencia: se considera que en donde se convive con más alegría, en donde se está más a menudo, no por obligación sino por elección, es un lugar que influencia a la persona, donde pones más de tu parte, digamos más amor. Veamos el siguiente pasuk:

Melajim alef / 1 Reyes 11:2 De los pueblos de los que el Eterno había dicho a los hijos de Israel: «No os unáis a ellos ni ellos se unan a vosotros, no sea que hagan desviar vuestros corazones tras sus dioses.» A estos Shlomoh se apegó con amor.

Podemos entender con este pasuk que el lugar donde tú convives es una situación bastante favorable para llegar a estar unido, apegado a esas ideas, las cuales si no son las adecuadas, pueden a llegar con el tiempo a influenciarte de manera contundente. Pero veamos en el siguiente pasuk cómo es que tenemos la capacidad de detectar elementos que son desfavorables para nuestra vida y los quitamos de delante de nosotros, evitando así que se “peguen” a nuestra forma de vida:

Tehilim / Salmos 101:3 No pondré delante de mis ojos cosa indigna; aborrezco la obra de los que se desvían. Esta no se me pegará.

2.- Estar profundamente unido: observa si con lo que estas “unido” o “pegado” se parece a ti, si no es así, lo recomendable sería que te alejaras:
Yob / Job 38:38 cuando el polvo se endurece como sólido y los terrones se pegan unos con otros?

Veamos un ejemplo más:
Yob / Job 41:15, 16, 17 Su espalda está recubierta de hileras de escamas herméticamente unidas entre sí. La una se junta con la otra, de modo que ni el aire puede pasar entre ellas. Pegadas están unas con otras; están trabadas entre sí y no se podrán separar.

Un buen apego conlleva un bien, un objetivo, nunca va en contra de ti, ni intenta destruirte.

3.- El “seguir” es considerado una condición de apego, en el siguiente caso, esta condición es para eliminar a alguien. Si quieres realizar algo le tienes que dedicar tiempo, “perseguir” el objetivo hasta alcanzarlo; veamos el siguiente pasuk:
Shmuel alef / 1 Samuel 31:2 Los filisteos siguieron de cerca a Shaúl y a sus hijos; y mataron a Yonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Shaúl.

Analiza si en tu vida tienes un “apego” a algo, con estas condiciones que he mencionado. ¿A tu trabajo? ¿A tu esposa o esposo? ¿A tu Elohim? ¿A tus amigos?
Si estas preguntas te generan un poco de confusión, te ayudaré a ver en la Torah, qué cosas merecen tener “apego”, a que debes de estar “unido”. Comencemos:
Bereshit / Génesis 2:24 Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

Esta consideración de la Torah es un claro ejemplo de cómo demostrar que tienes apego a alguien, este simple párrafo nos enseña cómo se clarifica un verdadero apego. Si tú no puedes cumplir esta condición de manera clara, entonces no estás demostrando una buena calidad de apego.

Conclusión:

Por último veremos a lo que tienes que tener apego, a quién debes de amar, a quién debes de seguir:
Debarim / Deuteronomio 11:22 «Porque si guardáis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os mando para que los cumpláis, amando al Eterno vuestro Elohim, andando en todos Sus caminos y siguiéndole a Él.

El seguirlo no es decirlo, es guardando cuidadosamente los mandamientos que te incumben, transitando sus caminos. Solo así demostrarás que Le amas, que está ligada tu vida con Él.
Si en tu vida has demostrado con testimonios que le amas, síguele, no te detengas:
Yehoshua’ / Josué 23:8 «Sólo al Eterno, vuestro Elohim, seguiréis, como habéis sido hasta el día de hoy

Nuestro apego debe de ser total, con el alma:
Tehilim / Salmos 63:8 Mi alma está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene.

En el caso de Dinah, el joven seguramente, al no tenerla al alcance, se vio “obligado” a buscarla, a seguirla, procurando verla; a realizar cualquier cosa por tenerla a su lado. Fue capaz de todo.
¿Qué tanto nosotros buscamos al Eterno con esa tonalidad? Si te preguntara ¿Qué tanto amas a HaShem? ¿Qué me contestarías?

En el siguiente pasuk veremos a una persona que ama al Eterno de manera impresionante, el cual es capaz de perder una funcionalidad física, si llegara el olvido a su vida:
Tehilim / Salmos 137:6 Mi lengua se pegue a mi paladar, si no me acuerdo de ti, si no ensalzo a Yerushaláim como principal motivo de mi alegría

¿Qué estarías dispuesto tú a perder con tal de que nunca olvidarlo, que tu amor, tu apego, esté solo dispuesto hacia el Bendito Sea Su Nombre?

Yo sé que me equivocado, cuando eso sucede siento que pierdo algo dentro de mí; es una clara amenaza a mi totalidad existencial, la cual no sólo está en este cuerpo físico, va más allá, siento que algo se fractura, y un claro frío de miedo, de fragilidad, se asoma en mis entrañas, en el alma, en aquello que es eterno. Te invito a leer Tehilim 71, léelo detenidamente, prestando atención a lo que en él se relata, imaginando que eres tú. Verás cómo tu vida pasa rápido delante de tus ojos, y entendederas que todo tu vigor proviene del Bendito Es.

Así que yo quiero estar ligado al Eterno, para sobrevivir a Su ira, por el favor de Su misericordia. Quiero mantenerme pegado a su diestra poderosa, porque sólo Él me sacaría del torbellino de la muerte. Quiero estar siguiéndole aun cuando esté depositado en la tumba. Quiero seguirle hasta el final de todo.

Shabat shalom!

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