Elevado

Concluyen los aspectos civiles que todo judío debe ejecutar. Esta narrativa encierra un enlace con los gustos particulares del Eterno. Sería sano empoderarte de ellos, si te aplican.
Devarim / Deuteronomio 28:2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, cuando escuchares la voz del Eterno tu Elokim.

El beneficio es obvio. Parece que basta comprender este mecanismo. Al escuchar la voz, la conoces, la temes, y lo demuestras en la acción.

Años atrás platicaba con una pareja y mencioné la frase: “Escuché su voz”. Al terminar me dijeron: “Eso es impresionante”. Me sorprendí al escuchar la forma cotidiana de decirlo. Medité en ello pero a la postre lo olvidé.
Hoy reflexiono: ¿Desde cuándo he “hablado con el Eterno”? Y más importante: ¿He ejecutado “esas pláticas”? Recordé entonces un verso de la Torah:
Devarim / Deuteronomio 28:1 Y será que, si escuchares diligente la voz del Señor tu Elokim, para guardar, para poner por obra todos Sus mandamientos que yo te mando hoy, también el Señor tu Elokim te pondrá alto sobre todos los gentiles de la tierra.

¿Qué obtienes al guardar Sus mandamientos? “Él te pondrá en alto”.
Regresa a la plática que tuviste con el Creador. Cuando te dirigiste al lugar más profundo de tu emunah / fe. De ti salió algo corto, tierno y genuino: ¡Padre!
Tehilim / Salmos 89:26-27 Él me llamará: Mi Padre eres Tú, Mi Elokim, y la roca de mi salud. Yo también le pondré por primogénito, alto sobre los reyes de la tierra.

“Ponernos en alto” tiene un principio. No son necesarias las cuestiones materiales.
Tehilim / Salmos 91:1 El que habita en el escondedero del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.

No importa dónde estuviste. Ahora todo tiene valor. Nunca el que esperabas.
Aun sin conocerle siempre estuviste protegido. “Tus pláticas” con el Eterno te llevaron a un refugio. Te elevó, te apartó y te dirige. Te transforma en lo que Él quiere.

Recuerdo mi niñez cerca de los 6 años. Momentos se tornan claros. Brincan entre episodios. Entiendo el pasado y la protección que obtuve. Vivo tan cercano ese momento. Todo lo que me rodea parece situado ahí. Mi corazón se detiene y observa. Un fuerte de agradecimiento viene a mi mente. Veo a mis padres esplendidos. Disfruté por completo mi libertad. Gocé lo que mi corazón quiso. Caminé entre mis sueños y la poesía de mis cálculos mentales.

De complexión delgada. Desprendía acciones que convencían a muchos. La gracia me acompañó. Y a veces sentía perderlo todo.
Pase momentos de debilidad. Ahí experimenté protección y ventaja sobre otros. Tuve una deficiencia en el habla y nadie me ofendió. Tuve el aprecio de muchos. Alguien Poderoso me cuidaba. Sin importar lo que viviera, solo caminé y avancé.

Ante problemas o insatisfacción me detengo. Platico con el Eterno para escuchar Su voz. Siento consuelo y fortaleza hasta el último de mis huesos.
HaShem me favoreció. Me “elevó”, me cuidó. Hoy lo hace. Lo necesito totalmente. Más ahora cuando la edad desnuda la debilidad y la fragilidad de mi cuerpo.

No quiero ser ejemplo para nadie. Identifica el sentimiento que te envuelve, protege y llena, sin importar el contexto.
Pregúntate: ¿Qué sería de mí si el Eterno no me elevara? ¿Dónde tendría mi mente y mis deseos? ¿En qué me convertiría? ¿En alguien solo?
Los sentimientos de soledad son engañosos. En mi opinión te arrancan la sensación ser diferente. Te quieren “tumbar”.
Tehilim / Salmos 82:6 Yo dije: Ustedes son dioses. E hijos todos ustedes del Altísimo.

Nada más hermoso que escuchar la voz del Eterno. Te dice lo que debes hacer. No abandones tus “pláticas” con Él. Compórtate como hijo. Mantente a la “altura”.

Conclusión

Ser elevado te hace pertenecer a algo. No solo de palabra.
Devarim / Deuteronomio 26:18 Y El Eterno te ha ensalzado hoy para que le seas su peculiar pueblo, como Él te lo he dicho, y para que guardes todos Sus mandamientos.

Sigue esa voz, ¡compréndela! Realiza lo que la Torah dicta. Se de primer nivel.
Devarim / Deuteronomio 26:19 Y para ponerte alto sobre todas las gentes que hizo, para loor, y fama, y gloria; y para que seas pueblo santo al Eterno tu Elokim, como Él ha dicho.

Al triunfar y ser elevado, nunca pierdas esa comunicación con HaShem. Escucha Su Voz. Tenle temor. Reconoce Su poder absoluto. Recuerda lo que sucedió con aquel que no lo hizo:
Yesha’yah / Isaías 14:12 al 15 ¡Cómo caíste del cielo, oh Helel ben Shajar! Cortado fuiste por tierra, el que echabas suerte sobre los gentiles. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Elokim ensalzaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, y en los lados del aquilón; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres en el sepulcro, a los lados del abismo.

Shabat shalom

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